En general, reencarnación es la
creencia según la cual el alma, después de la muerte, se separa del cuerpo y
toma otro cuerpo para continuar otra vida mortal. Según esta creencia, las
almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones. Un ser humano, por
ejemplo, podría volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo personaje.
Una creencia reencarnacionista llamada “metempsicosis”, enseña que los grandes
pecadores pueden reencarnarse en un animal o una planta.
Posiblemente la creencia en la
reencarnación comenzó al querer aplicar al ser humano el ciclo que observaban
en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Igualmente las
estaciones del año, el follaje, las flores y tantas otras cosas en la naturaleza
tienen un ciclo. Así pensaron que el ser humano moría pero regresaba otra vez
en otro cuerpo.
La reencarnación es también fruto
del deseo humano de darle explicación a las diferencias de inteligencia, salud,
talentos, fortuna, etc. que existen entre seres humanos. Según la doctrina de
la reencarnación estas diferencias serían culpa o mérito por el comportamiento
en vidas anteriores. Por lo tanto se le culpa a los pobres, los enfermos y los
desdichados por su condición desdichada y no se hace nada por ellos porque
están pagando su culpa. El Evangelio, por el contrario nos revela que Dios se
hizo hombre en pobreza En los pobres encontramos al mismo Cristo. Para
reflexionar sobre el misterio del sufrimiento>>.
El hombre no debe inventarse
"respuestas" para lo que no puede entender. "San Antonio el
Grande, el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿Por qué algunos
mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez?
¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se enriquecen
y los justos pasan necesidad? Entonces oyó una voz que le respondía:
"Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de
Dios y a ti nada te aprovecha saberlo".(Testimonios y Enseñanzas de los
Padres del Desierto, C. Tescaroli). Publicado en la revista: Tierra Santa.
Mayo-Junio 2002. Jerusalén. Número 756.
La reencarnación está vinculada
al concepto del "Karma", según el cual cada uno paga por su buen o
mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de quien tenga un
buen karma "transmigrará" encarnándose en un ser superior, quién
tenga un mal karma encarnará como un ser inferior, ya sea, por ejemplo una vaca
o una cucaracha. En las sucesivas reencarnaciones el alma podría evolucionar
hacia la perfección hasta convertirse en espíritu puro que no necesita más
reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre
en la eternidad.
Los proponentes de la
reencarnación creen que el alma es eterna pero no la persona. El alma habita en
un cuerpo y cuando este se gasta se consigue otro. El alma no es individual
sino que forma parte de "Dios" o "Brama". El objetivo en
los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y purificar
el alma del mal hasta llegar a la "iluminación", lo cual le hace
posible quedar absorta en el "todo", el "alma mundial".
Conocerse como parte de ese "todo" es señal de iluminación.
¿Dónde se origina?
La creencia en la reencarnación
comienza en la India en el siglo VII a.C. Eso significa que no es tan antigua
como la fe de los judíos o de los sumerios, egipcios, persas y chinos. Ninguno
de estos creía en la reencarnación y por eso edificaron magníficas tumbas.
El Budismo apareció en la India,
en el siglo V a.C. y adoptó la creencia en la reencarnación. Mas tarde pasó a
Grecia y Roma. Algunas religiones también adoptaron esta explicación humana a
los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos
griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las
sociedades teosóficas, los gurús indios, los psíquicos y el movimiento de la
nueva era por el cual se han importado muchas creencias orientales.
Diferencias principales entre la doctrina cristiana y la reencarnación
Es alarmante que según algunas
encuestas (AD 2004), el 34% de los católicos dicen creer en la reencarnación.
Estos no se han enterado que hay diferencias fundamentales entre la revelación
cristiana y la reencarnación.
§ La Resurrección. La fe cristiana se fundamenta en la resurrección de Jesucristo. Nuestros
cuerpos no serán ni reciclados ni aniquilados. El alma no pierde su identidad
absorbiéndose en el cosmos. El destino final del hombre es la resurrección para
el gozo de la vida con Dios para siempre en el cielo o la pena eterna de la
separación de Dios en el infierno. La
resurrección es muy superior a la reencarnación. Es cierto que algunas
religiones narran sobre dioses que mueren y resucitan pero solo el cristianismo
habla de un cuerpo gloriosamente resucitado y del poder para compartir esta
nueva vida con otros. Los judíos no esperaban un Mesías que muriera y
resucitara. Algunos tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos
gloriosos sino en una resurrección análoga a la de Lázaro (Cf. Is. 26:19; Ez. 37:10;
Dn 12:2). Algunas filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en
la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. Pero la fe en la resurrección
solo se encuentra entre los cristianos. (Más sobre la resurrección).
La naturaleza de Dios. El Dios de la revelación judeo-cristiana es personal, mientras que en la reencarnación se le percibe como algo impersonal, el Todo Cósmico de las religiones orientales.
§ El amor. Un Dios impersonal no ama, no es Padre, entonces los hombres no somos
hermanos. Según los proponentes de la reencarnación los pobres son culpables de
su miseria por males que hicieron en otras vidas. Como están pagando el karma,
no se les debe ayudar. Son una casta baja. Jesucristo no solo nos enseña el
amor a los pobres sino que el mismo se hizo pobre para darnos ejemplo.
La victoria sobre el mal.
El mal no es vencido por cada individuo expiando
sus pecados por medio de transmigraciones a otras formas de vida. Los
cristianos creemos que Jesucristo pagó por nuestros pecados en la cruz y solo
en El tenemos salvación. Nosotros cooperamos con nuestros sacrificios pero la
salvación es un don.
§ La iluminación. Lo que constituye "iluminación" para los cristianos es muy
diferente al concepto reencarnacionista: Esta se consigue al conocer a
Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y recibiendo el Espíritu Santo,
Espíritu de la Verdad enviado por el Padre y Jesucristo.
El Tiempo. El concepto judeo-cristiano del tiempo y de la relación de Dios con el
tiempo es totalmente diferente. El tiempo para el cristiano no es un ciclo sin
fin. Es lineal, teniendo un principio y un fin. Dios es el creador y Señor del
tiempo. Jesús es el "Alfa y Omega", principio y fin del tiempo. El
hombre tiene un propósito que cumplir en el tiempo que tiene, según la voluntad
de Dios. El Génesis nos habla del principio del tiempo. El Apocalipsis, del fin
del tiempo: la segunda venida del Señor. Después ya no habrá tiempo sino la
eternidad, vivida en el cielo o en el infierno.
§ La Eternidad. Los cristianos no creemos que los hombres sean diluidos en el cosmos
impersonal. Todo lo bueno se unirá en Cristo y será presentado al Padre
"Que Dios sea todo en todos" (I Cor 15:28) pero nuestra
individualidad, nuestra persona no se perderá jamás. Podríamos imaginarnos a
los santos en el cielo como un precioso campo de flores. Al mismo tiempo cada
flor es individual y preciosa en si misma. Los redimidos por Cristo encontrarán
su identidad plenamente en el cielo. Serán sanados y elevados a la plenitud de
su ser. Los santos están unidos por el amor y al mismo tiempo cada uno es
precioso.
El evangelio del amor y del perdón sobrepasa en grande la enseñanza cruel de la reencarnación con sus ciclos y karmas. Dios tanto amó al mundo que envió a Su único Hijo para que el que crea en El tenga vida eterna.
El evangelio del amor y del perdón sobrepasa en grande la enseñanza cruel de la reencarnación con sus ciclos y karmas. Dios tanto amó al mundo que envió a Su único Hijo para que el que crea en El tenga vida eterna.
El Antiguo Testamento desconoce la reencarnación
Algunos
malinterpretan la Biblia y dicen que apoya la reencarnación.
La religión judía por mucho
tiempo no tuvo una clara doctrina sobre lo que ocurre después de la muerte pero
ciertamente no enseñaba la reencarnación ya que esa creencia surge mucho mas
tarde y es incompatible con la revelación que los judíos habían recibido de
Dios.
El Salmo 39, 14: “Señor, no me
mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya no exista
más” (v.14).
Job le dice a Dios: “Apártate de
mí. Así podré sonreír un poco, antes de que me vaya para no volver, a la región
de las tinieblas y de las sombras” (Job 10,21-22).
Sabiduría16,14: “El hombre, en su
maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu
que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte’’
2 Samuel 14,14. “Todos tenemos
que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse”
2 Samuel 12,22-23. “Mientras el
niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para qué voy a
ayunar? ¿Acaso podré hacerlo volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia
mí”
Aproximadamente
200 años a. C. se introdujo en el judaísmo la fe en la resurrección, doctrina
incompatible con la reencarnación.
La doctrina de la resurrección
enseña que después de la muerte la persona vive pero no en la tierra sino con
Dios en la eternidad. Aparece por primera vez en Daniel 12,2: “La multitud de
los que duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros
para la vergüenza y el horror eterno”
Aparece por segunda vez en 2 Mac
7,9. El rey Antíoco IV de Siria quiere obligar a siete hermanos fieles a la ley
judía, por medio de tortura, a abandonar su fe. Al morir el segundo dijo al
rey: “Tú nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos
resucitará a una vida eterna” . El séptimo al morir dijo: “Mis hermanos,
después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna” (2
Mac 7,36).
El Nuevo Testamento
La doctrina del N.T. es
incompatible con la reencarnación. El N.T. Enseña que después de la muerte NO
se regresa a otra vida en la tierra sino que pasamos enseguida al purgatorio
que es un estado temporal pero no en esta tierra, o pasamos a nuestro destino
definitivo que es el cielo o el infierno. Nuestro cuerpo volverá al polvo hasta
el día de la resurrección cuando nuestro único cuerpo cobrará vida pero será
glorificado.
La
parábola del rico Epulón (Lc 16,19.31): Lázaro
después de la muerte va inmediatamente al cielo. El rico muere y va
inmediatamente al infierno. El versículo 25 revela que el rico pagará por su
mala conducta, no reencarnándose, sino en el infierno para siempre, del cual no
puede pasar al otro lado ni volver a la tierra.
El buen ladrón desde la cruz
pidió a Jesús: “acuérdate de mí cuando vayas a tu reino”. Jesús le responde:
“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43). El buen ladrón
no regresó a la tierra para pagar su "karma" por ser ladrón. Fue
directo al cielo "hoy mismo" por el perdón recibido de Jesús.
Filipenses 1,23-24: “Me siento
apremiado por los dos lados. Por una parte, quisiera morir para estar ya con
Cristo. Pero por otra, es más necesario para ustedes que yo me quede aún en
este mundo” Obviamente Pablo sabía que al morir no regresaría con otra vida al
mundo sino que estaría definitivamente "con Cristo".
1 Cor 15,42.44. “En la
resurrección de los muertos, se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno
incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se
entierra un cuerpo débil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material
y resucita uno espiritual"
Hebreos
9,27 sintetiza la enseñanza de las Escrituras al respecto: "está
establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio"
Uno de los pasajes bíblicos en
que pretenden encontrar la reencarnación es Mateo 11,14: "Y, si queréis admitirlo, él (Juan Bautista) es Elías,
el que iba a venir." Jesús habla aquí de que el espíritu profético de Elías (no su
cuerpo ni su alma) continúa en San Juan Bautista. Que se refiere al espíritu profético
y no al cuerpo físico de Elías se deduce de Lucas 1,17 "e irá delante de
él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los
padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para
preparar al Señor un pueblo bien dispuesto."
Además, el mismo San Juan
Bautista negó explícitamente ser Elías:
"Y
le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» - «¿Eres tú
el profeta?» Respondió: «No.»" -Jn 1,21
Para
entender el sentido bíblico pongo un ejemplo: Si nosotros decimos de una niña:
"tiene los ojos de su madre", todos entienden que no se trata de un
trasplante de ojos. No se trata de la reencarnación de los ojos de la madre en
la niña. Solo estamos diciendo que los ojos de madre e hija se parecen mucho.
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