miércoles, 23 de marzo de 2016

VENDER A JESÚS


"Uno de los doce discípulos, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les preguntó:
– ¿Cuánto me daréis, si os entrego a Jesús?
Ellos señalaron el precio: treinta monedas de plata. A partir de entonces, Judas empezó a buscar una ocasión oportuna para entregarles a Jesús.
El primer día de la fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
Él les contestó:
– Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: ‘El Maestro dice: Mi hora está cerca, y voy a tu casa a celebrar la Pascua con mis discípulos.’
Los discípulos hicieron como Jesús les había mandado y prepararon la cena de Pascua.
Al llegar la noche, Jesús se había sentado a la mesa con los doce discípulos; y mientras cenaban les dijo:
– Os aseguro que uno de vosotros me va a traicionar.
Ellos, llenos de tristeza, comenzaron a preguntarle uno tras otro:
– Señor, ¿acaso soy yo?
Jesús les contestó:
– Uno que moja el pan en el mismo plato que yo, va a traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel que le traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido!
Entonces Judas, el que le estaba traicionando, le preguntó:
– Maestro, ¿acaso soy yo?
–Tú lo has dicho – contestó Jesús.
 
Judas vende a Jesús por treinta monedas. Jesús anuncia la traición. Todos preguntan: ¿soy yo? Esta pregunta debemos hacerla todos, porque todos, en un momento u otro, podemos vender a Jesús. El dinero, el poder, los privilegios, pueden hacer que lo traicionemos.
Pero hay otra forma de vender a Jesús: abandonar al pobre. Europa, la "cristiana" Europa, acaba de vender a Jesús rechazando a los exiliados de Siria, Afganistán...Todas las palabras y deseos de acogida que se anunciaron, han quedado en dar dinero a Turquía para que no pasen a Europa. Aunque esto vaya en contra de todos los tratados internacionales. Jesús es rechazado, vendido, abandonado en la persona de los refugiados. Y habrá quien justificará el cierre de fronteras apelando a los atentados de París o de Bruselas. Olvidamos que sus ciudades son bombardeadas cada día. Que en sus ciudades hay atentados cada día. A nosotros sólo nos interesa nuestro bienestar, nuestra seguridad...Pagamos treinta monedas, vendemos a Jesús, para quedarnos tranquilos.

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