"El primer día de la semana,
María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y
vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Corrió entonces a donde estaban
Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les
dijo:
– ¡Se han llevado del sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron
y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más
que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las
vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el
sepulcro. Él también vio allí las vendas, y vio además que la tela que había
servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino
enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que
había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó. Y es
que todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que
resucitar."
María
Magdalena se dirige al sepulcro, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro.
Oscuridad en el cielo y oscuridad en su corazón. Por eso, al ver la tumba
abierta y la ausencia del cuerpo, cree que se lo han llevado. Pedro y Juan
salen corriendo. Juan deja pasar a Pedro y luego entra él. Ve y cree.
¿Qué es lo que creyó? Creyó en la Vida, en que Jesús es la Vida. Creyó, que seguir a Jesús es llevar la Vida donde reina la muerte. Creyó, que a Dios lo podemos ver en todas las cosas, en todas las personas, en todos los momentos. Creyó, que el mal que nos rodea puede ser vencido por la Vida de Jesús. Creyó, que no estamos solos porque tenemos siempre a Jesús a nuestro lado. Creyó, que Dios es el Dios de los sencillos, de los pobres, de los ignorados, porque Jesús murió para darles Vida. Creyó, que cuando estamos reunidos en su nombre, Él está en medio nuestro. Creyó, que ser sus discípulos, es luchar por la justicia, hacer que reine la Luz, la Verdad y la Vida en nuestro mundo. Creyó, que el puede curar nuestras heridas. Creyó, que todo lo que hacemos por los demás, que todas las horas que dedicamos en darnos, en compartir, en entregarnos, son Vida y Resurrección. Nosotros también podemos creer en todo esto si, como hizo Juan, "entramos" en el interior de las cosas, viviendo siempre en su Presencia, viviendo unidos a Jesús. Sólo entonces, podremos creer en la Resurrección. |
Enviat perJoan Josep Tamburini
No hay comentarios:
Publicar un comentario