24 de marzo de 2016
El papa emérito Benedicto XVI "se está apagando lenta y serenamente
como una vela", reconoció su secretario privado, monseñor Georg Ganswein,
en una entrevista publicada este jueves.
El primer pontífice de la era
moderna que renunció, de 88 años, es una persona "muy
anciana, pero muy lúcida", contó Ganswein a la revista católica
italiana Benessere.
El papa alemán tiene
dificultades para caminar y "usa un andador"
para movilizarse, precisó el religioso.
Benedicto XVI, que celebrará
en abril sus 89 años de edad, "se está
apagando gradualmente, como ocurre a muchas personas", explicó el
religioso, quien fue su secretario durante los ocho años de pontificado, hasta
febrero de 2013, cuando renunció inesperadamente jalonado por los escándalos y
las presiones.
"Está
sereno, en paz con Dios, consigo mismo y con el mundo. Se interesa por todo y
mantiene su fino y sutil sentido del humor", recalcó.
El portavoz del Vaticano,
padre Federico Lombardi, contactado por AFP, aseguró que la salud de Benedicto
XVI "no suscita particular preocupación" y
que el papa emérito "no corre riesgos
especiales, ni tiene enfermedades particulares", precisó.
"Cada día
está más frágil, tiene que usar bastón, es evidente que está débil", reconoció Lombardi.
Ganswein, actualmente prefecto
de la Casa Pontificia, una suerte de jefe de protocolo, reside con Benedicto
XVI en el antiguo monasterio Mater Ecclesiae dentro del Vaticano, y organiza la
agenda pública del argentino Francisco, una situación inusual al trabajar con
dos pontífices.
- DOS PAPAS MUY
DIFERENTES -
"Son dos
personas muy diferentes tanto en la forma de comunicarse como de
relacionarse", reconoció el prelado
alemán.
"Para mí,
vivir con el papa Francisco ha sido estimulante, porque es una persona que
busca el contacto directo, inclusive físico, acaricia y se deja acariciar,
superando de esa manera las distancias personales", contó.
El arzobispo alemán, más
cercano al estilo "reservado" de su
compatriota, siente que Benedicto XVI "acaricia
con las palabras más que con los abrazos", dijo.
"Son dos
personalidades diferentes, lo importante es que ambos son personas auténticas,
que no tratan de copiarse uno a otro", explicó.
Ganswein reveló que si bien
había sido informado con anticipación por el mismo Benedicto XVI de su decisión
de renunciar, le fue "difícil digerirla y
mantener el secreto".
"Traté de
'remar en contra', hice propuestas para facilitarle la tarea. Pero desistí
cuando entendí que el papa me había confiado una decisión y no una idea, una
hipótesis", relató.
Benedicto XVI, cuyo nombre es
Joseph Ratzinger, un teólogo prestigioso que se opuso firmemente a la teología
de la liberación, el primero que renunció en siete siglos, se dedica ahora a la
lectura, a la oración, toca piano y recibe algunas visitas.
Igualmente mantiene buenas
relaciones con su sucesor, que lo considera como "un
abuelo sabio que vive en casa", por lo que suele consultarlo.
En una entrevista concedida al
jesuita Jacques Servais, otorgada en octubre pasado, pero publicada en marzo,
Ratzinger elogió la idea de Francisco de dedicar su papado a la "misericordia", al perdón y a la
reconciliación entre personas heridas, una manifestación pública de apoyo por
parte de un papa conservador y riguroso.
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