Al salir de Misa, me
preguntó un amigo con una cierta sonrisa enigmática:
–¿Conoces el rezo de la
coronilla?
Extrañado, contesté:
–Pues no, la verdad. ¿De qué se
trata?
–Yo tampoco lo conocía hasta que
leí las revelaciones que tuvo santa Faustina Kowalska, ya sabes, la santa de la
Misericordia.
–¿Y?
–Pues se trata del rosario de la
misericordia, que viene muy al hilo de este Año Santo.
–Tampoco sabía que hay un rosario
especialmente dedicado a la misericordia de Dios…
–Pues lo hay. Y yo me he enterado
porque unos amigos nuestros han tenido la feliz idea de comprar un montón de
ejemplares de una edición reducida de esas revelaciones y repartirlos en la
puerta de la parroquia. Mira, aquí llevo uno… Se titula Mensaje de la
Misericordia de Jesucristo al mundo actual. Y fíjate en la portada, qué
bella imagen de Jesús, representado tal y como pudo verlo la santa polaca, con
esos rayos que salen de su corazón para mostrar su amor eterno a todos los
seres humanos, tú y yo, por ejemplo. Ya ves, una joya. ¡Y solo cuesta un euro!
Lo ha editado la Congregación de Marianos de la Inmaculada Concepción, en
Estados Unidos, y ya va por la quinta edición.
–¿Y eso de la coronilla?
–Verás, prefiero no decirte nada:
hay que leer las revelaciones que tuvo la santa, canonizada por cierto por Juan
Pablo II, en abril del año 2000. El querido Papa tenía muy clara la necesidad
de transmitir al mundo el mensaje de la Divina Misericordia para que se conozca
mejor el verdadero rostro de Jesús.
–Entonces, ¿me voy a quedar,
mientras tanto, sin conocer la coronilla?
–Anda, lee: quedarás fascinado.
Te doy mi ejemplar, porque tengo muchos más para regalar…
–Esto sí que es un regalo de
Pascua… ¡Gracias, amigo!
(NOTA: Esta
conversación ocurrió a mediados de la Cuaresma. Y, por supuesto, ya lo he
leído. Más bien, lo he devorado. Y he disfrutado como nunca. ¿Se lo resumo como
anticipo de la celebración del Jueves Santo? Dios nos ama infinitamente por muy
malvados que seamos. Y para obtener su misericordia basta con acudir al
sacramento de la Reconciliación, de la Penitencia, del Perdón… El misterio más
grande que jamás haya podido imaginar la mente humana).
Manuel Cruz
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