Hoy he estado leyendo algunos
relatos de mártires de la Guerra Civil. Detrás de lo que parece pura política,
en 1936, se desató el Poder de las Tinieblas de un modo que parece increíble.
Se nos presenta todo aquello como política. Pero, en realidad, lo que hicieron
algunas personas fue desencadenar a Satanás sobre la tierra.
En este blog he hablado no pocas
veces de la iniquidad de las dictaduras de derechas que violaron los derechos
humanos. Tiranías militares como la argentina o la chilena que tanto
sufrimiento causaron.
Pero todo eso, aun siendo tan
grande, aun siendo tanto el sufrimiento y tan terrible, palidece ante lo que
ocurrió en el territorio rojo entre 1939 y 1936. Verdaderamente, aquello fue el
infierno a plena luz del día. Hay hechos tan increíbles, que no los daríamos
por seguros si no hubieran sucedido en las calles a la vista de todos: una
cristiana descuartizada atándola a dos camiones, una monja arrastrada viva por
un automóvil hasta morir, sacerdotes quemados vivos, y un largo etcétera que
casi es mejor no repetir porque el sadismo fue más propio de bestias que de
seres humanos.
Lo terrible es que los hermanos
en la fe de dos generaciones después no saben nada de ellos. O si saben algo,
los consideran casi culpables. Algo habrían hecho. La Iglesia merecía mucho
de todo eso. Hoy día hasta la mayor parte de los españoles que son
católicos, piensan que del lado de la República sólo militó el amor a la
libertad y la democracia. Qué tremenda situación. Una iglesia que da la espalda
a sus propios mártires. Unos católicos que exaltan a los verdugos y los torturadores.
Por supuesto que en el ejército republicano
lucharon muchos inocentes completamente obligados. Pero en esa época, los
católicos tenían las cosas muy claras. Mucha gente no sabía nada o casi nada de
los generales sublevados. Pero tenían muy claro que de un lado estaba el Bien y
del otro lado estaba el Mal.
Sólo hay que ver los noticiarios
de las manifestaciones, homenajes y desfiles rojos. Poca gente, caras largas y
con poco entusiasmo. Y, por el contrario, los noticiarios de las ciudades, como
Madrid y Barcelona, cuando son liberadas: una explosión de júbilo sin igual,
las calles abarrotadas de gente llorando de alegría.
Lejos de mí hablar de política,
lejos de mí tomar partido por cuestiones humanas. Pero la sangre de los
mártires reclama que recordemos la verdadera naturaleza de la lucha que tuvo
lugar sobre este país. No podemos leer en misa las gestas de los Macabeos y
avergonzarnos de nuestros propios hermanos que dieron la vida por la fe. Y, no
lo olvidemos, un lado defendió la Fe, la Religión, la Ley de Dios, y el otro
lado justo lo contrario.
Los enemigos de la religión me
dirán que me estoy metiendo en política. Muy bien, pues que os zurzan.
En este link nos podemos asomar a
ese momento histórico:
P.
FORTEA
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