Mientras intentaban refrescarse al anochecer en el
balcón de la casa, ante la sorpresa del joven seguidor, el Anacoreta dijo:
- El mundo está llenos de idólatras.
El joven seguidor añadió
- Sí, en África y Oceanía, pero cada vez hay menos.
Sonrió el anciano y repuso:
- No. Yo me refiero a Europa y a América. Más
concretamente, entre los cristianos.
Guardó unos instantes de silencio ante un joven que
no sabía que decir y continuó:
- Muchos cristianos creen adorar a Dios y adoran a
un ídolo, un dios que se han fabricado a su medida. Y los que se creen ateos,
también son idólatras. Una idolatría que está al servicio del poder, de la
dominación y de la opresión.
Como el joven seguidor no reaccionaba, sonriendo,
añadió:
- Hay muchas formas de idolatría: el placer, el yo
individual, la autoridad, el consumo, la tecnociencia, la fuerza, la
construcción de la identidad, el dinero, la religión...
Cuando el joven seguidor oyó la palabra religión
saltó como un resorte:
- ¿La religión? A veces no te entiendo.
Rió a carcajadas el Anacoreta y se explicó:
- No te asustes. Cuando la religión, en vez de ser
un camino de espiritualidad que nos acerca a Dios encontrándolo en los hombres,
la utilizamos para dominar, para acallar nuestra conciencia, para olvidarnos de
la injusticia en el mundo, es una simple idolatría. Cuando nos fabricamos un
dios a nuestra medida, que nos permite vivir contentos en nuestro egoísmo, ciegos
a los problemas de los demás, no somos más que unos idólatras. Desgraciadamente
hay muchos que se llaman cristianos y no son más que idólatras...
Enviat per Joan Josep Tamburini
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