21 JUN 2014 MADRE DE LA SALVACIÓN: PARA SERVIR A MI HIJO VERDADERAMENTE,
DEBÉIS AMARLO PRIMERO. PARA AMAR A MI HIJO DEBÉIS CONOCERLO PRIMERO
28.06.2014 22:38
Sábado 21 de junio de 2014 a
las15:40 hrs.
Mi querida hija, mi propia vida en la Tierra fue vivirla a través de mi
Hijo, Jesucristo. Mi alma fue creada en el Cielo por mi Padre, Dios el Altísimo,
y mi nacimiento fue un regalo extraordinario para la humanidad. Fui enviada por
Dios con el único propósito de entregarle al mundo el Mesías tan esperado. El
nacimiento de mi Hijo fue Milagroso y desde el momento que Él efectuó/realizó
Su primer Respiro, mi único deseo era servirlo en cada necesidad.
Adoraba a mi Hijo y lo reconocí con gran reverencia. Su hermosa actitud
divinamente piadosa fue rápidamente evidente dentro de los tres meses desde su
nacimiento. Su sonrisa era radiante aún tan pequeño como era; Sus penetrantes
Ojos azules tenían una profundidad y madurez extraordinaria. Yo sabía que
estaba allí para servirle en todo sentido, pero Él me mostró un gran amor a una
edad muy temprana. Este Amor no era solamente el amor que un niño tendría para
su madre - era mucho más que eso. Él me tranquilizaba; acariciaba mi rostro
cuando me preocupaba acerca de los peligros, que nosotros, y mi esposo, San
José, tendríamos que enfrentar.
Después del éxodo a Egipto, me pareció difícil relajarme y permanecí alerta
a toda amenaza o peligro potencial, lo que significaba que dormía pocas horas
por noche. Incluso antes de que mi Hijo se diera a conocer, eran muy claros
para mí los peligros que Él tendría que enfrentar en el futuro. Sus Manos,
siempre tendidas hacia la gente en amor y amistad. Como niño, él atraía a
muchos, aunque ellos no tenían idea de quién era Él. Él también señalaba las
críticas injustificadas de los amigos y de la gente que conocía. Él fue burlado
y se reían de Él, y yo también fui rechazada por muchos. La Presencia de Dios
señalaba a los que eran buenos, así como a aquellos con almas oscuras hacia
nuestra pequeña familia desde el día que nació mi Hijo. Mi amor por Él era muy
poderoso. Lo amaba por Quien Él era, pero yo también lo amaba como una Madre, y
ese amor continúa hasta estos días.
Yo era un poco sobreprotectora de mi Hijo y, cuando lo perdí en el viaje
de regreso de Jerusalén, estaba aterrorizada. Mi sensación de pérdida fue
padecida en cada parte de mí y yo no pude descansar hasta que lo encontré. Ese
día, cuando lo encontré hablándole y predicándole a los ancianos en el Templo,
me di cuenta a partir de ese momento, que solo tenía que servirle y ser
obediente a todos Sus Deseos.
Para servir a mi Hijo verdaderamente, debéis amarlo primero. Para amar a
mi Hijo, debéis conocerlo primero. Conocer a mi Hijo significa estudiar Su
Palabra para entender lo que les dijo a Sus discípulos durante Su tiempo en la
Tierra. Es solo a través de Su Palabra que vosotros podéis llegar a conocer a
Jesucristo. Si aceptáis Su Santa Palabra, entonces podéis servirle. Vosotros no
le podéis servir si no honráis Su palabra, o si no hacéis todo lo que Él os ha
enseñado. La obediencia a la Palabra de Dios es esencial si deseáis vivir como
verdaderos Cristianos. Si vosotros predicáis Su Palabra, entonces debéis
practicar lo que mi Hijo predicó – amaros los unos a los otros; no hacer a los
demás lo que no os gustaría que se os haga a vosotros; honrar a Dios, a través
de los Santos Sacramentos, como Él os enseñó.
Nunca debéis dictarle a Dios vuestro deseo de cambiar Su Palabra, porque
vosotros no tenéis este derecho. La subordinación a mi Hijo solo se puede
lograr si permanecéis obedientes a Sus Enseñanzas. Id en paz para amar y servir
al Señor.
Vuestra amada Madre, Madre de la Salvación.
23 JUN 2014 COMPARADME CON UNA MADRE QUE TIENE QUE SEPARARSE DE SU HIJO
AL NACER
28.06.2014 22:40
Lunes 23 de junio de 2014 a las 1:45 hrs.
Mi muy querida bienamada hija, te traigo a ti y a todos Mis amados
seguidores, grandes Bendiciones hoy. Mi Corazón estalla de amor por todos
vosotros. Me doy cuenta de que vuestra
jornada para servirme puede ser muy difícil a veces, pero Yo deseo haceros
saber que Yo os estoy guiando a cada segundo. No hay una sola prueba que
debáis enfrentar que no pueda ser superada. Por lo tanto, si os sentís
impotentes y temerosos, no debéis daros por vencidos y si confiáis en Mí todo
parecerá más fácil.
Comparadme con una madre que tiene que separarse de su hijo desde el
nacimiento y que nunca puede ver a este niño otra vez durante su vida. La madre
nunca olvidará a ese niño y pasará todos los días suspirando por su carne y su
sangre, con la esperanza de que ella se reunirá con su bebé en algún momento.
Cada día ese niño está en sus pensamientos; reza por su bienestar y siente un
dolor permanente, en lo profundo de su corazón, por su pérdida. Nada volverá a
satisfacerla, hasta que ella abrace a ese niño una vez más en sus brazos. Ella
tiene una gran paciencia, gran esperanza y un profundo anhelo de estar cara a cara
con el hijo que salió de su seno materno y no le importan los años intermedios.
Todo lo que importa para ella es que ella y su hijo llegarán a estar completos
otra vez- uno entrelazado con el otro.
Yo Soy como cualquier padre
que tiene que soportar tal angustia. Para Mí, la espera es angustiante. Pero el
dolor de la pérdida, como el niño desde hace mucho tiempo perdido que se niega
a volver a su padre, es el mayor de todos. El dolor que siento, cuando Soy
rechazado por los hijos de Dios, es un tormento constante para Mí. Haré todo para atraer esas
almas a Mi pecho. Voy a utilizar a otras almas - sus hermanos y hermanas, que
quieran consolarme - en Mi búsqueda para despertar sus almas dormidas. Necesito, Mis queridos seguidores, a los
hermanos de estos hijos perdidos de Dios, para esparcirse por el mundo y traer
junta a Mi familia.
Debemos unirnos en contra del
espíritu de las tinieblas, que hará que sea casi imposible para estas almas
descifrar la Verdad de su nacimiento. Estas personas deben ser informadas de su derecho de nacimiento; su
herencia y su Eterna Salvación. Porque el tiempo está cerca cuando toda la
Verdad será revelada. Con vuestra
ayuda, Mis amados seguidores, ellos vendrán a Mí, de vuelta dentro de Mi
familia, donde todos nos vamos a unir, finalmente, como una sola. De la
manera en que debería ser.
Os amo a todos con una profunda ternura y me regocijo cuando respondéis
con amor en vuestro corazón a Mi Llamada.
Vuestro Jesús.
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