Es a través de estos Ciclos que muchos conocen gran parte de las Sagradas Escrituras.
Por: Pater Fausto Osuna | Fuente: PadreSam.com
Nuestra madre la Iglesia ha querido que nosotros sus hijos nos nutramos de la
palabra de Dios, de modo que no nos falte el sustento necesario para nuestra
vida. Muchos han leído la Biblia por su propia cuenta, y eso es muy bueno y
provechoso, pero recordemos que el lugar privilegiado para escuchar la palabra
de Dios son los sacramentos, en especial la Eucaristía. Recordemos que la
palabra de Dios al igual que la Eucaristía es alimento; por eso en la liturgia
conocemos que en la celebración de la santa
Misa se asiste a dos mesas, la mesa de la Palabra y la mesa de la eucaristía.
En el
leccionario, en los “principios generales para la
celebración litúrgica de la palabra de Dios” en el número 66 se nos dice
que el hecho de que para los domingos y fiestas se proponga un ciclo de tres
años es a causa de una lectura más variada y abundante de la Sagrada Escritura,
ya que los mismos textos no volverán a leerse hasta después de tres años. Por
eso la Iglesia ha clasificado las lecturas bíblicas en
tres ciclos: A, B, y C. para los Domingos. Y para todos los días en año par e
impar. Por lo tanto, si una
persona participa atentamente en la misa dominical durante tres años habrá
escuchado en su mayor parte la Sagrada Escritura.
Hay otro
modo de escuchar la palabra de Dios que es el de asistir a misa todos los días,
durante estos días feriales, las lecturas se dividen en dos grupos que se van
alternando según sea el año: año par o año
impar, que sea uno u otro depende del año civil, si es por ejemplo 2016 es año
par o, por ejemplo 2017 es año impar, el año par e impar afecta sólo a las
lecturas y al salmo no al evangelio, el evangelio siempre es el mismo sea año
par o impar. Quien asiste a misa todos los días también tiene la
oportunidad de escuchar incluso más textos que en los Domingos, esto de ningún
modo nos exenta de la misa dominical.
En cuanto
al evangelio dominical el orden de los ciclos A, B, C,
coincide con los tres primeros evangelios del Nuevo Testamento, los evangelios
sinópticos; es decir durante el ciclo A se leerá
cada domingo el evangelio según san Mateo, durante el
ciclo B se leerá cada domingo el evangelio según san Marcos y san Juan,
durante el ciclo C se leerá cada domingo el
evangelio según san Lucas.
Cada ciclo empieza con el inicio de cada año litúrgico, es decir con el primer domingo de Adviento.
El Evangelio de San Juan se va intercalando durante el año en cualquiera de los ciclos, pero tiene un uso especial en Cuaresma, especialmente en el ciclo A donde leemos los textos de la mujer samaritana, el ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro y Pascua donde encontramos los relatos de las apariciones del Señor resucitado, las lecturas del buen pastor, y en el quinto, sexto y séptimo domino de pascua los pasajes del discurso y la oración del Señor después de la última cena.
Tenemos
la oportunidad de profundizar en la palabra de Dios, y poder escuchar su
explicación y aplicación en la homilía. Gracias a Dios, va aumentado el número
de sacerdotes que como Padre Sam, nos explican a diario el evangelio. Esto nos
ayuda a vivir mejor el misterio. Y vivir el encuentro con el Señor en su
palabra.
Este artículo fue publicado originalmente por nuestro aliado y amigo Padre Sam
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