La lógica no trata de estados psicológicos, sino de la corrección formal del pensamiento. Se puede digerir bien sin necesidad de conocer las leyes de la digestión, pero es bueno conocerlas para no ingerir sustancias indigestas y así evitar indigestiones..
Por: Jorge Balvey | Fuente: arvo
En su obra Los cuatro amores, C. S. Lewis advierte un tipo frecuente de
pintoresco argumento que valora la mismísima falta de prueba como una
evidencia: "la falta de humo es la prueba de que el fuego ha sido
cuidadosamente ocultado". Sí, supuesto que exista; pero primero hay que
probar que existe. De otro modo estaríamos argumentando como uno que dijera: "Si en esa silla hubiese un gato invisible,
parecería vacía; como la silla parece vacía, luego en ella hay un gato
invisible". La creencia en gatos invisibles quizá no se pueda refutar de
un modo lógico, pero dice mucho acerca de quienes sostienen esa creencia".
“Aquí no se ve nada. Luego, aquí hay gato
encerrado”.
“La gente es sinvergüenza. Tú eres gente. Luego, tú
eres un sinvergüenza"
“Tú dices que no tienes secretos. Algunos dicen que los tienes. Luego si no nos
dices tus secretos es que los tienes”
Hay un refrán que, como todos, tendrá excepciones, pero, se supone que acierta:
«cree el ladrón que todos son de su condición». Quien
crea que todos son ladrones, debe pensar una de dos: que
está enfermo o que el ladrón es él. No hay nada que pruebe que "todos los hombres son ladrones". Por lo
mismo, nada hay que pruebe que "todos tiene
algo que ocultar", o que "todos se
mueven por motivos políticos, o por motivos económicos o por motivos
egoístas". Si alguien piensa que esto es cierto, más le valdría
pensar que él es el egoísta, y que le conviene mucho cambiar de actitud. Las
actitudes interiores, las disposiciones éticas personales, influyen en gran
medida en nuestros juicios sobre las personas y las cosas.
ASOMBROSA FACULTAD
Una de las maravillas del ser humano es su capacidad para desvelar verdades que
no se ven a simple vista. ¿Cómo no pasmarse ante el
descubrimiento de la suma de los ángulos del triángulo siempre igual a dos
rectos, cualquiera que sea su forma y tamaño? Nadie lo diría, pero,
trazando una paralela por un vértice al lado opuesto, la claridad es meridiana.
Somos capaces de obtener a partir de dos verdades manifiestas, una verdad
oculta. Las palabras expresan el pensamiento, ese paso mágico de la mente a
lomos de la verdad. Llamamos «lógica» a la ciencia que estudia las reglas que
rigen el pensamiento correcto. Si las observamos, obtenemos conclusiones
verdaderas; y si no, no.
Si conocemos que A igual B y B igual a C, y atendemos a su enlace, ante nuestra
mirada intelectual hace acto de presencia una verdad quizá insospechada pero
deslumbrante: ¡A es igual a C!. ¡Impresionante!. La
lógica ha hecho posible la Ciencia y permite también hacer ciencia de verdades
que parecen escurridizas, inaferrables, como las tocantes a la ética. No todo
conocimiento ha de obtenerse mediante un razonamiento lógico, pero es cierto
que sin lógica no es posible salir de robinsones. En cambio, con la lógica
racional se puede llegar a demostrar la existencia de Dios, la diferencia entre
el bien y el mal y elaborar una ética también racional, apta para ser
compartida por todos los seres racionales, por todas las gentes dispuestas a
pensar conforme a las reglas del argumento lógico.
LÓGICA VIENE DEL GRIEGO LOGOS
QUE SIGNIFICA:
a) en sentido estricto: aserto, tratado. De ahí psicología, geología,
etc.
b) en sentido amplio: razón. De ahí que se
designe con el nombre de lógica el tratado o ciencia que versa sobre el propio
pensamiento, sobre sus formas y leyes. Más exactamente aún: sobre el acto mismo
de razonar, o sea, el razonamiento o deducción.
LA LÓGICA TIENE UN FUNDADOR:
ARISTÓTELES. LA ESCOLÁSTICA LA DESARROLLA:
a) como arte (ciencia práctica)
b) como teoría: como
ciencia teórica de los principios de la razón, que nos permite progresar con
orden, fácilmente y sin error en el acto mismo de la razón.
Entiéndase bien: se
trata de descubrir las leyes del razonamiento correcto, o sea, de la corrección
del pensamiento como acto de conocer. No se refiere a las leyes del
funcionamiento del cerebro, a semejanza de otras leyes de funcionamiento de un
órgano como puede ser el estómago en relación a la digestión.
La lógica no trata de estados psicológicos, sino de la corrección formal del
pensamiento. Se puede digerir bien sin necesidad de conocer las leyes de la
digestión, pero es bueno conocerlas para no ingerir sustancias indigestas y así
evitar indigestiones. Se puede pensar bien o mal con dolor de cabeza, pero el
dolor de cabeza no sirve para medir la corrección de un pensamiento. El
pensamiento es correcto o incorrecto según las leyes internas de la lógica del
discurso mismo: el justo orden de los conceptos y
juicios que permiten intuir nuevos lazos entre los diversos objetos del
conocimiento. De tal manera que cada paso del razonamiento sea claro y
esté justificado.
El logos del intelecto expresa lo que el intelecto intus
legit, lo que ve en el interior de una verdad. Hay tantas verdades en el
interior de una pequeña verdad que no es de maravillar que el intelecto, en
ocasiones, descubra como una cascada de verdades. En una pequeña gota de rocío
se puede ver el reflejo de todo el firmamento. En el ente más pequeño hay un “reflejo”, aunque minúsculo, del Ser por Esencia.
Es realmente inteligente el que sabe «leer dentro» de
cada verdad su relación con la verdad primera y con muchas (al menos, algunas)
otras. Razonar es en buena medida descubrir relaciones (conexiones). Cuando
comparamos mentalmente dos conceptos no siempre vemos la relación entre ambos
(por ejemplo, su conveniencia o su disconveniencia). Entonces se toma un tercer
concepto con el cual se comparan los otros dos y se descubre el nexo que unía
los dos primeros.
Hay una pluralidad de lógicas según el orden de los conceptos que se
relacionen. No es lo mismo relacionar peras que números. No es lo mismo sumar
manzanas que sumar números cincos. Cinco manzanas suman cinco manzanas, pero
cinco cincos suman veinticinco.
Por eso no es lo mismo la lógica filosófica que la lógica matemática. Hay una
lógica espontánea común, que ordinariamente sirve para manejarse en la vida
cotidiana. Y la lógica de las diversas ciencias. Hay lógica deductiva y lógica
inductiva. Hay lógica natural y lógica sobrenatural. Hay lógica de la creación
y lógica de la salvación. Hay lógica de la justicia y lógica de la
misericordia. Hay lógica de la paz y lógica de la guerra.
SE DISTINGUE LA LÓGICA
TRADICIONAL (ARISTÓTELES) DE LÓGICA SIMBÓLICA (RUSSELL, WITHEHEAD)
La tradicional simboliza los sujetos y los predicados de las proposiciones (si
A es B y B es C, entonces, A es C. Todo hombre es mortal; Juan es hombre; luego
Juan es mortal).
La lógica simbólica no se opone, continúa la lógica aristotélica, simbolizando
no sólo sujetos y predicados, sino también cópulas. Se ocupa más de las
proposiciones que de los términos. Resalta lo puramente formal y presenta en un
solo golpe de vista grupos enteros de frases.
Lo importante es pensar con lógica y que ésta sea la adecuada a la naturaleza
de las cosas sobre las que pensamos.
Lo que no debe
suceder es que las diversas lógicas entren en colisión, es decir, en
contradicción. Lo que no puede hacerse con una lógica es negar los principios
universales del pensamiento.
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