El Papa Francisco visitó en la mañana del viernes el Centro Parroquial de Serafina, un lugar de ayuda social católica, junto con responsables de instituciones caritativas católicas y algunas autoridades civiles, incluyendo el Presidente de la República, Marcello Rebello de Sousa.
El Papa tuvo dificultades con sus
gafas que le impidieron leer el texto que tenía preparado, en el que
quería presentar a los jóvenes figuras como la de San Juan
de Dios (1495-1550),
portugués fundador de la Orden Hospitalaria, que empezó a mendigar por las
calles clamando "Háganse el bien,
hermanos".
Pero dejó el texto e improvisó a
partir del tema central que había previsto, animando a los cristianos a amar "en concreto", lo que implica
"ensuciarse las manos" y
no asustarse de tratar la pobreza desde cerca.
"¿Me da asco
la pobreza, la pobreza de los demás?", preguntó,
en una parte improvisada de su discurso.
En el tercer día de su visita a
Portugal, que se extenderá hasta el domingo, el Papa escuchó el testimonio de
los responsables del Centro Social y Parroquial de San Vicente de Paul, la
Asociación “Acreditar” y la asociación
provida Ajuda de Berço.
LA
IGLESIA NO ES UN MUSEO, SU AYUDA ES CONCRETA
La Iglesia, dijo, “no es un museo de arqueología” y su ayuda debe ser muy
concreta. "No hay amor
abstracto, no existe, el amor platónico está en órbita, no está en la realidad. ¡Amor
concreto, que ensucia las manos!”,
exigió. "Cuando le doy la mano a un
necesitado, a un enfermo, a un marginado, después de haberlo tomado de la mano,
¿hago esto (gesto de lavarme las manos en las vestiduras papales)?"
El Papa criticó las vidas "destiladas", refiriéndose a los que
evitan toda confrontación y también toda huella. "Cuántas vidas
destiladas, inútiles, que pasan por la vida sin dejar marcas, porque su vida no
tiene peso", exclamó.
Por el contrario, las buenas
obras de caridad perduran y dejan huella y dan frutos durante años.
Instituciones así son una "inspiración" que
"genera continuamente nueva vida".
"No podría haber una Jornada Mundial de la Juventud sin tener en cuenta
esta realidad", añadió. A los que sirven en estos apostolados les
dijo: "seguid adelante, no
os desaniméis. Y si os desanimáis, bebed un vaso de agua y seguid adelante".
Tras el discurso, el Papa se
dirigió a la iglesia anexa al centro, donde saludó a un grupo de fieles.
DONDE
LA POLICÍA SE ASUSTA, SERVICIO A LOS NECESITADOS
Se suele decir en Lisboa que los policías no se atreven a entrar en este barrio de
la Carretera de Serafina: el centro de la parroquia
de San Vicente de Paúl es un enclave de esperanza en un espacio de tristeza y
miseria. El centro social lo dirige el canónigo Francisco Crespo, quien destaca
"la mirada triste y vacía de los ancianos sentados en las calles" que
vio cuando empezó a trabajar en la zona.
El centro parroquial lleva 40 años sirviendo en el lugar, atiende a unas 800
personas cada día y distribuye unas 1.200 comidas diarias. Ha
logrado mejorar muchas cosas. Incluye una guardería, un jardín de infancia,
actividades de tiempo libre para niños y jóvenes, residencia de ancianos,
centro de día para ancianos y discapacitados y apoyo domiciliario.
Los responsables de la Asociación Ajuda de Berço (de tipo provida, de apoyo a bebés,
creada en 1988) explicaron al Papa su trabajo con niños abandonados y en
riesgo, y le dieron gracias por defender la vida. "Hasta
la fecha hemos acogido a 452 niños", explicaron. Muchos encontraron luego
familias, trabajo, un proyecto vital. También
hablaron de la Asociación de Padres y Amigos de Niños con Cáncer, que busca que
el cáncer "no defina" a los niños
y jóvenes, y que mejore su calidad de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario