EL PADRE VINCENT LAMPERT LLEVA CASI 20 AÑOS EN ESTE MINISTERIO Y CIENTOS DE CASOS A SUS ESPALDAS
El padre Vincent Lampert es uno de los exorcistas
más veteranos de EEUU / The Criterion
Mucho ha cambiado la percepción
de la gravedad de los ataques del demonio en las
personas y del ministerio del exorcista durante las últimas dos décadas. Hace
20 años apenas existían sacerdotes designados por los pastores para enfrentarse
al demonio a través de los exorcismos. La mayoría de las diócesis no tenían
ninguno. Pero ahora la situación es muy diferente, los efectos son más
palpables y son muchos más los exorcistas repartidos
por el mundo.
El padre Vincent Lampert ha experimentado este proceso de
concienciación y posterior actuación de los obispos. En estos momentos es uno
de los exorcistas más veteranos de Estados Unidos. Cuando en 2005 fue nombrado por el arzobispo de Indianápolis apenas había
12 exorcistas para las casi 200 diócesis. En 2021, hay 125.
Dada su experiencia, el padre
Lampert ha viajado por todo el mundo para formar sacerdotes, ayudar a los
recién nombrados o enfrentarse a casos muy complejos. El también párroco en el
condado de Franklin ha ido desde
Sudáfrica a una zona remota en Alaska, puesto que el demonio está
presente en todas las naciones.
Este sacerdote ha relatado
algunas de sus experiencias en el libro Exorcism: The Battle Against Satan
and His Demons. Uno de ellas es la que vivió en 2019
en un viaje que tuvo que realizar a Alaska para ayudar a un exorcista recién
nombrado en un caso bastante especial. “Estábamos
en una aldea esquimal a unas 300 millas (482 kilómetros) al oeste de Anchorage,
un pequeño pueblecito. Y allí
estábamos en la iglesia haciendo un exorcismo", explica
a The Criterion.
De hecho, admite que “no había nadie a quien pudiera
recurrir” ya que “el conocimiento de monseñor Ryan había muerto con él.
Así, mientras se encontraba en Roma poco después de ser nombrado exorcista
fue asesorado por un sacerdote franciscano que había sido formado como
exorcista por el padre pasionista Cándido Amantini,
exorcista principal de la diócesis de Roma durante décadas.
“La Iglesia dice que la mejor manera de convertirse en exorcista es el
modelo de aprendizaje”, dijo el padre Lampert. Sin embargo, observar a su mentor realizar
exorcismos fue en ocasiones muy impactante para él, pues veía que el exorcista
ni se inmutaba, incluso cuando la persona empezaba a levitar.
De aquel momento, el padre
Lampert recuerda que “cuando el demonio se reía
histéricamente y la persona comenzó a levitar, el sacerdote puso su mano sobre
la cabeza de la persona y empujaba al demonio que se manifestaba mientras
rezaba la oración de exorcismo sin detenerse. Debo decir que en ese momento
pensé: '¿En qué me ha metido mi
obispo?'".
"NO
ME INTERESA LA TEATRALIDAD DEL DIABLO"
Sin embargo, años más tarde y
tras una gran experiencia en su haber este exorcista no se sorprende por la
manifestación de los demonios. “No me interesa ver la teatralidad del diablo”, señala el sacerdote, que insiste en que “la atención debe centrarse en el poder de Dios y en lo
que Dios está haciendo en la vida de las personas afligidas".
El padre Lampert explica que el
enfoque de la iglesia hacia la actividad demoníaca se basa en un término medio entre dos puntos de vista
extremos. “Hay personas que no creen en la
realidad de un mal personificado. Dirían que el mal no es más que el trato
inhumano de la humanidad entre sí... Luego está la otra cara de la moneda en la
que hay personas que ven al diablo detrás de todo y que todos somos pobres
víctimas de lo que el diablo está tratando de hacer”, aclara.
Pero este exorcista existe y
conoce la realidad del diablo y de los demonios que afligen a las personas, está "entrenado
para ser escéptico". De hecho, señala que él debe ser “el último en creer que alguien está poseído. Debo agotar
todas las explicaciones razonables de lo que está sucediendo en la persona. Por
lo tanto, siempre se consulta a expertos en las ciencias médicas y
psiquiátricas”.
Sólo cuando estas explicaciones
se agotan se utilizan los medios espirituales que le proporciona la Iglesia. A
veces, se necesita mucho tiempo para que el ministerio de un exorcista tenga el
efecto deseado. En su libro, describe cómo estuvo realizando sesiones de exorcismos durante más de un año a una
mujer poseída por siete demonios.
Al no verse atrapado en la “teatralidad del diablo”, cuando finalmente se
liberó de los demonios, el padre Lampert se lo tomó simplemente como “un día más en la oficina” y lo celebró con un
batido de chocolate en un establecimiento cercano.
"El lugar
estaba lleno de gente y mientras esperaba en la fila para pedirlo pensé para mí
mismo que si esas personas
supieran de dónde venía, sería como Moisés separando el Mar Rojo”, afirma bromeando el padre Lampert.
Por otro lado, el exorcista
estadounidense se muestra feliz por ver el crecimiento de este ministerio en su país, y lo atribuye en
parte a la atención que los últimos Papas han dado al exorcismo.
En su opinión, "si la iglesia no está preparada para ayudar a las
personas que se dirigen a ella y que creen que están lidiando con la influencia
demoníaca, entonces buscarán en
otra parte. Y ese lugar no necesariamente les brinda la ayuda que
necesitan. De hecho, puede fracturarlos y romperlos aún más".
Artículo publicado
originariamente en ReL en marzo de 2021.
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