Este chico es mi empleado, llegué y lo encontré comiendo y se puso como apenado porque lo que vi.
Mis
palabras fueron provecho mijo y le di una coca, yo cuando fui empleado mi
patrón me vio comiendo y me cobró la comida, ahí aprendí a darle valor a lo que
es el trabajo humano.
Nosotros,
sin los empleados, no la movemos, necesitamos de ellos, al decirle provecho me
miró y dijo gracias y cayeron mis lágrimas, no tenía por qué agradecer, puesto
que lo gana.
Se los
comparto porque soy afortunado que ellos me apoyan para salir adelante
valoremos el trabajo.
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