EL ESTUDIO ANALIZA LOS TIEMPOS DE LAS «TRANSICIONES EVOLUTIVAS»
La célebre escena del primate que descubre que
puede utilizar un hueso como arma, en '2001: Una odisea del espacio' (1968) de
Stanley Kubrick.
[El pasado miércoles 26 de julio, el
mayor David Grusch, ex alto
cargo de inteligencia del Ejército del Aire estadounidense, declaró ante un
comité del Congreso que el gobierno guarda restos biológicos no-humanos procedentes de objetos extraterrestres no identificados.
Un programa secreto protegería del conocimiento común estos hallazgos.
Con objeto de aportar alguna luz
a estas informaciones, recordamos algunos artículos científicos de los últimos
tres años sobre la hipótesis de vida extraterrestre.
Puedes leer también en ReL: No hay extraterrestres: qué
aporta el dogma católico a los ovnis y las señales interestelares]
Se calcula que hay 2 billones de galaxias y
que cada galaxia contiene entre cien mil millones y un billón
de estrellas, lo que supone que el número
de estrellas en el Universo es un 2 seguido de 23 o 24
ceros. La formación de sistemas planetarios en torno a una estrella es la
norma, y no la excepción, por lo que cabe esperar un número de
planetas en el mismo orden de magnitud.
CONDICIONES
DE HABITABILIDAD
¿Cuántos de ellos
pueden albergar vida? Como explica Ignasi Ribas, doctor en Física e investigador del Instituto de Ciencias del Espacio
dependiente del CSIC [Consejo Superior de Investigaciones Científicas], la
habitabilidad de un planeta exige "una fuente
de energía (una estrella o su propio calor interno), una cierta abundancia de
átomos esenciales para la vida (carbono, nitrógeno, oxígeno, fósforo, etc.) y
que exista agua en forma líquida", de forma que tenga un "clima estable".
Esto implica restricciones sobre la masa del planeta, que "no puede ser demasiado ligero porque su gravedad no
será capaz de retener los elementos volátiles que componen su atmósfera y,
por tanto, su agua", y no puede ser demasiado pesado porque debe
tener "una superficie y una atmósfera
diferenciadas (donde se situará el agua líquida y, por tanto, una posible
biosfera)". El rango comúnmente aceptado es entre media masa de la Tierra y diez veces la masa terrestre.
Las técnicas y cálculos para
estas estimaciones de masa mejoran constantemente, unidas a
las que permiten estimar otros conjuntos de condiciones, como el tipo
de estrella (nuestro Sol es una poco frecuente enana amarilla,
un tipo al que responden solo un 0,05% de las estrellas de
nuestra galaxia, la Vía Láctea), la distancia del
planeta a esa fuente de calor, la velocidad de
rotación y de traslación en la órbita, etc.
La conjunción de todos estos
factores va reduciendo la posibilidad de existencia de un planeta similar a la
Tierra. Pero por pequeña que sea su proporción, en un mar estelar tan inmenso
su número en términos absolutos será siempre enorme. Ribas sugiere, por
ejemplo, que "puede haber más de diez
exoplanetas habitables a menos de 15 años luz del
nuestro". Dado que la galaxia más lejana está a 13.400 millones de
años luz, son muchos exoplanetas y muy 'cerca'.
Viajar entre planetas habitados
por seres inteligentes diversos: un sugerente ejercicio de imaginación con nulo
anclaje en la realidad conocida. En la imagen, la nave Enterprise de la mítica
serie 'Star Trek'.
Ahora bien, una cosa es conocer
las condiciones necesarias para la vida, misterio casi desvelado, y otra
saber cuándo y por qué la vida surge, misterio
que, con parámetros de la ciencia experimental, permanece.
POSIBILIDADES
DE COMUNICACIÓN ENTRE CIVILIZACIONES
Tanto más la vida inteligente,
cuya búsqueda sigue alimentando tanto la imaginación como la
investigación humanas. Con un hándicap hoy por hoy
insalvable: sean cuantas sean las civilizaciones extraterrestres que podamos
hipotetizar, la posibilidad de comunicación con ellas es nula.
Un artículo de Tom Westby y Christopher Conselice en The
Astrophysical Journal ha
intentado cuantificar esa posibilidad sobre la base de las que denominan
Condiciones Astrobiológicas Copernicanas fuerte y débil.
Esas condiciones parten de la
única experiencia de vida inteligente y comunicativa que conocemos, la nuestra,
formada en un entorno rico en metales y en la hipótesis de una aparición de
vida inteligente tras una evolución de 5000 millones de
años de duración, de los
cuales solo en los 100 últimos
años se
habría desarrollado una posibilidad de comunicaciones de radio. Su conclusión
es que en nuestra galaxia podría haber hasta 36 civilizaciones con esas características.
"La mala
noticia", comenta Conselice (profesor de Astronomía Extragaláctica en la Universidad de
Manchester), es que la más cercana de esas civilizaciones estaría "a
17.000 años luz de distancia, haciendo la comunicación y su detección imposibles", y
en todo caso con una probabilidad "casi
cero" de estar albergadas por una estrella como nuestro sol.
Si pudiésemos encontrar alguna
civilización para estudiarla, podríamos comparar para conocer mejor nuestra
propia línea del tiempo, pero "si no
encontramos nada", añade, tal vez es que "la vida es realmente
'única' y no un proceso" y seríamos "la única civilización activa actualmente
en nuestra galaxia".
TRANSICIONES
EVOLUTIVAS Y EDADES PLANETARIAS
A todos estos cálculos, de índole
astronómica, se une una contribución reciente desde el ámbito de la biología.
Se trata de un trabajo del Instituto para el Futuro de la Humanidad y
del Grupo de Investigación en Ecología Matemática de la Universidad de Oxford,
llevada a cabo por Andrew E. Snyder-Beattie, biomatemático y
zoólogo; Anders Sandberg, doctor
en neurociencia computacional; K.
Eric Drexler, ingeniero especializado en nanotecnología molecular
y Michael B. Bonsall, profesor de biología
matemática.
Las conclusiones de su artículo
se resumen en el título: La duración de las transiciones evolutivas sugiere que la
vida inteligente es infrecuente.
Los autores parten de la hipótesis evolutiva para el origen de las diferentes especies.
Según esto, la existencia de vida inteligente en la Tierra exigió una serie de transiciones evolutivas previas: la abiogénesis (aparición de la
vida a partir de materia inorgánica), la eucariogénesis (aparición
de las primeras células con núcleo diferenciado, que dan lugar a formas
complejas de vida), la evolución de la reproducción sexual, la
pluricelularidad, la propia aparición de la inteligencia, etc.
Su estudio de distribución de probabilidad tiene
en cuenta los datos conocidos para el principio de la habitabilidad de la
Tierra (formación de los océanos) y su final (incremento de la luminosidad del
Sol), así como los tiempos exigidos para cuatro transiciones de las
mencionadas.
En la misma Tierra, afirman, "algunas de estas transiciones podrían haber
sido extraordinariamente improbables, incluso en entornos propicios
para ellas". La autorreferencial perspectiva evolucionista apunta a
que el hecho de que en la Tierra exista vida inteligente prueba que esas
transiciones sucedieron, pero ¿es exportable el
modelo terrestre?
Los autores consideran haber
demostrado que "los periodos estimados para
las transiciones evolutivas exceden probablemente el tiempo de vida de
la Tierra quizá en muchos órdenes de magnitud".
EL
PRINCIPIO ANTRÓPICO
Estos resultados, dicen, "corroboran el argumento original propuesto por Brandon
Carter de que la vida inteligente en el Universo es
excepcionalmente rara, partiendo de la base de que la vida inteligente en otros
lugares requiera transiciones evolutivas análogas".
Brandon Carter es un físico
teórico australiano autor en los años 80 de una de las formulaciones más
extendidas del principio antrópico.
Según este principio, la vida humana solo ha podido tener lugar porque las
leyes y constantes físicas que rigen el Universo son exactamente las que son, y
no podría existir en un Universo donde fuesen solo levemente distintas a como
son.
Tal como afirmó Richard Smalley, Premio
Nobel de Química en 1996, "el universo fue puesto a punto exquisitamente para permitir la vida humana".
El principio
antrópico, explicado por el padre Manuel Carreira, jesuita y astrofísico (1931-2020).
Una aplicación del principio
antrópico al ámbito de las comunicaciones fue explicada en ReL por Ignacio del Villar, profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica
y Electrónica de la Universidad Pública de Navarra. La comunicación
radioeléctrica "solo es posible en
planetas cuyo diámetro no sea mayor que el diámetro de la Tierra", afirma,
porque "la velocidad de propagación de las
ondas electromagnéticas es exactamente la adecuada para poder
conversar" en
tiempo real entre dos puntos del planeta a distancia máxima. Con otro diámetro
u otra velocidad, aparecerían distorsiones temporales en el intercambio verbal.
POSIBLEMENTE
"ESTAMOS SOLOS"
Pero los cuatro científicos de
Oxford citados ni siquiera mencionan el principio antrópico, que no es su
objeto. Lo que sí dejan claro es que los tiempos de las transiciones evolutivas
que permitirían la aparición de vida inteligente son varios órdenes de
magnitud superiores a como han sucedido en la Tierra, donde habrían necesitado 4500 millones de años
en un planeta que 'solo' sobrevivirá 1000
millones de años más, cuando sea devorado por el crecimiento del Sol. Es decir,
esas transiciones han ocupado prácticamente todo el periodo de existencia del
planeta.
Parten de la premisa de que las
transiciones evolutivas en otros puntos del universo serían similares a las
terráqueas. Es una buena premisa porque "hay
buenas razones para creer que muchas transiciones evolutivas tienen
propiedades universales".
Dicho de otro modo, lo que
sabemos a raíz de lo que ha pasado en la Tierra nos dice que la aparición
evolutiva de vida inteligente en otro planeta requeriría periodos de tiempo superiores a los de habitabilidad de dicho planeta.
Aquí, sin embargo, no fue así, con una coincidencia temporal casi perfecta.
En conclusión, sostienen, "la vida inteligente es excepcionalmente rara
y posiblemente somos la única civilización inteligente en el universo
observable". Y "aunque
es difícil demostrar más allá de toda duda la ausencia de inteligencia
extraterrestre, hasta ahora todos nuestros datos astronómicos son consistentes
en que estamos solos".
Publicado en ReL el
14 de diciembre de 2020.
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