PREGUNTAS Y RESPUESTAS EN EL ENCUENTRO TRANSFORMA, CON CRISTY SALCEDO, DE NUNC COEPI
¿A qué
llamamos "comunidad" en entornos católicos? ¿Cómo está cambiando el concepto y qué
importancia tiene para evangelizar?
Ese fue el marco de un taller que
impartió en el Encuentro Transforma de Alicante el 1 de julio Cristina Salcedo
(Cristy) de la iniciativa de renovación pastoral de evangelización Nunc Coepi.
Cristy Salcedo, originaria de
República Dominicana, se formó en la fe en la comunidad Siervos de Cristo Vivo,
fundada por el padre Emiliano Tardiff, que incluye a sacerdotes pero sobre todo
a laicos. En España se casó con Tote Barrera y recorrieron todo el país trabajando
para Cursos Alpha, animando a
estos encuentros de evangelización y formando evangelizadores. Ahora, desde Nunc Coepi, con el curso Pastores
Gregis, ayudan a los sacerdotes a emprender la "conversión
pastoral" que transforma las parroquias.
En el Encuentro Transforma, en un
taller con unos 60 evangelizadores, planteó el tema de "la
comunidad".
Durante años, cuando los católicos han hablado de
"comunidad", se han referido a la Iglesia en general (todos formamos la comunidad que es la
Iglesia) o a su parroquia.
Pero cada vez se usa para más
entornos y se menciona más en relación a la evangelización. En el Documento de Aparecida de 2007 de los obispos del CELAM (América
Latina y Caribe), que Benedicto XVI aprobó como una hoja de ruta de
evangelización, aparece "comunidad" 233
veces en 300 páginas.
La
"comunidad" no es un invento de pastoralistas modernos. Cuando Jesús quiso evangelizar y
formar evangelizadores lo hizo creando una comunidad, 12 hombres que vivían con
Él, a los que entrenaba, que le veían actuar y aprendían sus enseñanzas. Así,
Marcos 3,14 dice: "Y designó a doce, para
que estuvieran con El y para enviarlos a predicar". Se
dan ahí las dos cosas: estar juntos con Él, y también salir a evangelizar.
UNA
DEFINICIÓN Y VARIOS NIVELES
Cristy Salcedo da una definición
de comunidad: "Grupo de personas con una misma visión,
misión y pasión, un mismo corazón
y espíritu, que muestran su amor en la convivencia".
Esto puede aplicarse a distintos
niveles y con distinta intensidad. Ella misma señala varios niveles de
comunidad cristiana:
1. La
Iglesia: todos los creyentes, que se supone que se aman y tienen un mismo
corazón, con Cristo.
2. La parroquia: viven en una misma zona, bastantes de entre
ellos se conocen, se supone que se aman.
3. La comunidad de servicio: es el grupo de catequistas, el de voluntarios de
Cáritas, las señoras que limpian... se conocen y realizan tareas juntos; se
supone que se aman.
4. Una comunidad de vida: pueden tener votos y compromisos, o carecer de
ellos, pero son un grupo pequeño, se conocen entre sí, no
comparten sólo tareas sino sus inquietudes profundas, a menudo viven juntos, o pasan tiempo juntos con amistad,
cercanía, intimidad...
EL MISMO JESÚS VIVIÓ
ESTOS 4 CÍRCULOS:
1. Una multitud enorme que le seguía y a la que atendía;
2. 72 discípulos a los que formó y envió a
predicar;
3. 12 discípulos con los que vivió durante 3
años, preparó de cerca;
4. Un grupo de 3 íntimos: Pedro, Juan y
Santiago, a los que llevaba a encuentros especiales.
4
CARACTERÍSTICAS PARA UNA COMUNIDAD FUERTE
En esa última categoría, la
comunidad de íntimos, la que puede vivir una célula, grupo pequeño
evangelizador, un convento o monasterio, etc... debe haber: unidad, amistad, complementariedad, crecimiento y pertenencia.
1. Unidad: en su visión
y misión y carisma, unidos en Cristo (recordando su enseñanza: "Yo soy la vid y vosotros los sarmientos");
2. Amistad: la Biblia alaba la amistad;
por sociología y psicología, parece que entre los jóvenes
es más fácil de conseguir esta
comunidad basada en amistad; entre los adultos mayores cuesta más. Son amigos
verdaderos, sinceros, que se juntan por su amistad pero también por el Señor.
Un cristiano puede mostrarse vulnerable, hablar con sinceridad, con estos
amigos.
3. Complementariedad: "Somos como un solo cuerpo pero con muchos miembros", explica San Pablo a los Corintios, y cada
miembro cumple unas funciones (mano, pie) y no puede decir que no necesita del
otro. En una
comunidad se busca entender los dones, capacidades y servicios de cada uno, y
valorarlos, y hacer que se complementen.
4.
CRECIMIENTO: la comunidad existe para que el cristiano aprenda y madure. El documento
de Aparecida, en su punto 277, dice: "el discípulo es alguien
apasionado por Cristo, a quien reconoce como Maestro". Un discípulo es alguien que
crece a los pies de su Maestro... y, a medida que madura, trae a otros y los
forma como discípulos. El discípulo busca madurar, y
no quedarse eternamente inmaduro.
Cristy denuncia algo que ve que
sucede a menudo con cristianos que disfrutan de cosas de Dios, pero no maduran.
"Muchos cristianos van a bonitas experiencias
de Dios, de tal retiro a tal peregrinación, pero son experiencias pasajeras. No
se comprometen con una
comunidad, van de un sitio a otro... ¡pero es en la comunidad donde se puede
crecer!"
El documento de Aparecida se
subtitula "Discípulos
y misioneros de Jesucristo" y
usa cientos de veces la palabra "discípulos".
Se supone que un cristiano
debe madurar para ser discípulo.
¿Cómo se define
"discípulo"? "Discípulo es el que ha tenido un encuentro
firme con Jesús, está desarrollando su conversión, crece en el discipulado, se compromete en la comunidad y
sirve en la misión", enumera Cristy.
La comunidad,
además, aporta una "pertenencia". Da identidad, "sabemos que somos de tal grupo, carisma o
tradición. Hoy muchos jóvenes sufren por falta de identidad. Pertenecer
a una identidad les da capacidad de compromiso. Hoy a la gente le cuesta mucho
priorizar cosas importantes para el cristiano, como la fe, la evangelización y
la Iglesia. La comunidad ayuda a poder hacerlo", detalla Cristy.
Un encuentro en 2022 de la
comunidad Familias Invencibles (abierto a amigos y otras familias); en la
comunidad, los hermanos se conocen, se apoyan y pueden sincerarse. También
crecen juntos en el seguimiento a Jesús.
INTEGRAR
COMUNIDADES DENTRO DE LAS PARROQUIAS
Antiguamente, en el mundo rural,
cuando una parroquia cubría todo un pueblo, con 200 o 600 o 800 habitantes,
cuando todos se conocían y eran parientes entre sí, la parroquia era
prácticamente una comunidad en sí, de forma natural.
En ciudades más grandes, además,
solían crearse cofradías ligadas a un oficio, un patrón o una devoción, para el
auxilio mutuo y la amistad más cercana. Las terceras órdenes de las
congregaciones religiosas podían funcionar también como comunidades.
Hoy las parroquias cubren
territorios con decenas de miles de personas, de las que sólo unos pocos
cientos acuden a los oficios, y que a menudo no se conocen entre ellas. En
España y otros lugares hay mucho individualismo: un
feligrés casi no sabe sobre los que se sientan a su lado en misa.
Con la Nueva Evangelización, en
las últimas décadas, dentro de una misma parroquia
pueden surgir distintas comunidades ligadas a movimientos, espiritualidades,
sensibilidades, incluso a la edad
(adolescentes, matrimonios con niños pequeños...).
Un párroco ha de poder alimentar
esas comunidades, para "que se entrelacen entre
sí, con pertenencia y corresponsabilidad", pide Cristy.
LAS
DIFICULTADES
Tanto Cristy como los asistentes
al taller, conocedores de parroquias en plena conversión pastoral que prueban
nuevas formas de discipular a los feligreses, señalaron retos y dificultades que ya se han constatado:
1) Cuando cambian al párroco, y el nuevo párroco arrincona o desmantela las
comunidades que encuentra;
2) Cuando el párroco no consigue dar una visión
conjunta a las diversas comunidades (compartimentos estancos);
3) Cuando cada grupo
considera que no necesita nada del otro, ni integrarse (contra lo de 1 Co 12: "el ojo no puede decir a la mano: 'no te necesito',
ni tampoco la cabeza a los pies").
Otro reto es, simplemente, que
los feligreses sean individualistas,
no quieran ir más allá de su casa y su familia, y
piensen en la parroquia como un lugar que es "expendedor
de servicios". Esa mentalidad debilita mucho a la Iglesia.
"En el
ADN del cristianismo está el evangelizar, el discipular y el crear comunidad,
eso no puede cambiar", insiste Cristy. Las formas
concretas pueden ser distintas según la época, lugar y personas. "Lo más importante es plantearse como católicos, tú,
yo, cada uno, si deseas tener hermanos verdaderos, cercanos, para misionar
juntos y crecer juntos".
"Cada
parroquia, con su pastor a la cabeza, debe discernir el espacio que da a la
vida comunitaria. Y en encuentro de evangelización, como este, vale la pena
explorar lo que hacen en otros lugares, lo que funciona y no funciona, pero
siempre sabiendo que ser evangelizadores, discipuladores y comunitarios es
parte esencial de la Iglesia", explicó a
modo de conclusión.
Los párrocos y pastores pueden
profundizar más sobre renovación pastoral, discipulado y encaje con comunidades
a través de Nunc
Coepi y su curso Pastores Gregis.
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