sábado, 15 de julio de 2023

SE BAUTIZA A LOS 104 AÑOS Y SIENTE EL CUERPO MÁS LIGERO Y DUERME MEJOR: «ANTES SOÑABA COSAS MALAS»

 Un brasileño de 104 años, José Lourenço da Silva, recibió el bautismo el pasado 17 de junio en la capilla de San Judas Tadeo en Alto Piquiri (estado de Paraná), tras lo cual pudo comulgar, como era su gran deseo, y fue también confirmado.

La historia la ha dado a conocer esta semana el sacerdote Antônio Murilo Macedo da Luz, de la diócesis de Umuarama, vicario del santuario de San José en Alto Piquiri, que fue quien le administró los sacramentos, a través de un vídeo en el que se destaca que José Lorenzo los acogió "lúcido y con firme decisión", que consta por sus propias palabras.

"Fue algo genial, muy bueno", explica el anciano, y cuenta cómo ha sido transformado, no solo en el alma, sino también en el cuerpo: "Yo sentía el cuerpo muy pesado y ahora está muy ligero. Me acostaba en la cama y soñaba con porquerías, soñaba cosas malas. Después de bautizarme, ya no sueño. Mejoré mucho".

El encuentro de José Lorenzo con la Iglesia se produjo a través de la pastoral de ancianos de la diócesis. Sidônia dos Santos, que acabaría siendo su madrina de bautismo, le visitaba porque el hombre vive en condiciones de pobreza, y acabó preguntándole si estaba bautizado. Él contestó, que sí, pero en su casa, y que querría hacerlo en la iglesia porque desearía "tomar la Hostia".

Durante un mes, personas de la parroquia contactaron con él y le explicaron las verdades de la fe, "una catequesis intensiva", explica el sacerdote: "Él estaba anhelante de la Eucaristía y del sacramento del bautismo". Pidió permiso al obispo para un bautismo sub conditione [bajo condición], pues les fue imposible determinar con certeza si realmente el hombre había sido bautizado o no.

Para quienes vivieron con José Lorenzo todo este proceso, el suyo es "un ejemplo de fe, esperanza y caridad". Y concluye don Antônio: "Las personas que estuvieron con él quedaron emocionadas al percibir en él, y experimentar gracias a él ellos mismos, un deseo de verdad, de vivir el sacramento del bautismo y también de la eucaristía como fuente adonde debemos acudir, porque es Jesucristo".

G. de A.

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