¿En dónde se debe buscar la auténtica felicidad?
Por: Sebastían Rodríguez, L.C. | Fuente: Virtudes y
Valores
Hubo una vez un gran millonario que ofreció la mitad de su fortuna al que le
dijera de corazón que no quería ser feliz. Esperó varios meses y nadie se le
acercó. Está claro que todo hombre quiere y busca ser feliz, pues es algo que
tenemos por naturaleza. A veces encontramos personas que dicen que son
absolutamente felices; algunas de ellas tendrán mucho dinero y otras no tendrán
nada. Así nos podemos preguntar ¿qué es la
felicidad?, ¿cómo podemos ser felices? y ¿cómo podemos ayudar a otros a ser
felices?
Muchas veces hemos escuchado que la verdadera felicidad se puede encontrar sólo
en Dios, pero a veces no sabemos el porqué. Sin ser muy filosófico se puede
explicar sencillamente lo que Sto. Tomás de Aquino dijo en su Suma de
Teología(I-II q.2) sobre ¿qué es lo que hace al
hombre ser feliz? Es importante entender la felicidad como aquello que
satisface plenamente al hombre; y “plenamente” es
una palabra clave. Cada día veremos a muchas personas que buscan la felicidad
en las riquezas, pues teniendo dinero podrán comprar todo. Esto último es lo
que hace imposible a las riquezas el dar la felicidad, pues si se tiene dinero
es para conseguir algo más, y por lo tanto, el dinero en sí no nos satisface
plenamente.
Otros dirán que la felicidad está en el honor y la gloria. Sabemos que se honra
a alguien cuando posee alguna excelencia (por ejemplo, un premio académico).
Pero como somos imperfectos, nunca podremos tener una excelencia completa y por
lo mismo siempre estaremos buscando cosas para conseguir más y más honor, lo
que nos llevará a la insatisfacción. En relación a la gloria, se da al que sabe
algo, pero al igual que el honor, el hombre siempre buscará y podrá saber más y
más, pues al ser creaturas imperfectas, tenemos una participación en la
inteligencia de Dios y por lo mismo, inventamos o descubrimos cosas que en la
mente divina ya habían sido creadas.
Por otro lado, hay personas que buscarán la felicidad en el poder, pero sabemos
que por mucho poder que tenga, nunca se librará de los peligros o dificultades
en su vida. Esto le llevará a preocuparse por ello, y no se satisfarán
plenamente sus necesidades. Otros pensarán que la felicidad está en los bienes
del cuerpo (la salud, por ejemplo). El hombre está compuesto de alma y cuerpo;
y este último necesita el alma para vivir. Entonces, si los bienes del cuerpo
satisfarían plenamente nuestra felicidad, no necesitaríamos nuestra alma; lo
que es simplemente absurdo. Lo mismo se podría decir de los placeres, pues
ellos son bienes del cuerpo, y como tales, necesitan de algo más para
satisfacerse (el alma).
Finalmente tenemos otras dos posibilidades: algún bien del alma o algún bien
creado. Lo primero no puede ser, pues el alma está en acto sólo cuando tiene al
cuerpo (para darle vida), y por lo tanto, lo que en sí mismo es potencia, no
puede dar la plenitud de felicidad, pues la potencia busca algo más, que es la
actualización. Y si el bien del alma no puede ser, menos será un bien creado,
pues por ser creado, quiere decir que depende de otro y por lo mismo es imperfecto.
Todo esto nos lleva a pensar que el único camino de felicidad es lo que es
absolutamente perfecto, eterno, lo que es actualidad pura y es lo que llamamos
Dios. Por lo tanto, podemos definir felicidad como la acción de estar con Dios,
que es lo que alcanzaremos en el cielo. Por eso es muy importante conocer, amar
y saber transmitir a Dios en esta vida, pues mientras más cercanos estemos de
Él, más felices seremos. Ahora lo único que nos falta es preguntarnos ¿qué haré concretamente para ser feliz?
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