SU PRIMER DISCURSO EN EL PAÍS FUE CONTUNDENTE, PERO MOTIVADO «POR EL AFECTO Y LA PREOCUPACIÓN»
Minutos antes de las 17:00 horas,
el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit, recibió oficialmente al
Papa Francisco en el Palacio Presidencial de Juba, en un encuentro marcado por
el conflicto, la violencia y los problemas endémicos
que asolan al país especialmente desde 2013, dos años después de que Sudán
del Sur obtuviese su independencia.
En este sentido, Mayardit celebró el "hito histórico" que supone la
primera visita de un Papa al país, al que se mostró "profundamente
agradecido" por haber cumplido la promesa de viajar a Sudán
realizada en 2020.
Tras asegurar que la visita "dejará un impacto positivo en la conciencia
nacional y en la paz del país", su presidente afirmó "el deber de reflexionar" sobre la historia reciente de Sudán del Sur,
así como en la "noble tarea de consolidar la
paz y la reconciliación entre los pueblos".
"UN
RARO GESTO DE HUMILDAD" QUE "NO FUE EN VANO"
A continuación, recordó el "raro gesto de humildad" mostrado por el
Papa Francisco en 2019 durante el retiro de abril de 2019 promovido por la
comunidad de Sant Egidio. "Nos besó
los pies y nos pidió que permaneciéramos en paz. También nos dijo
de corazón que siguiéramos adelante. No fue en vano", aseguró Mayardit.
En este sentido, avanzó al Papa
Francisco el estado actual de las conversaciones y el proceso de paz,
admitiendo que si bien el ritmo "no satisface
a todo el mundo", las partes están "trabajando
con espíritu de diálogo para superar los desafíos". "Seguiremos comprometidos
hasta que la paz se consolide firmemente en Sudán del
Sur", prometió.
Antes de concluir su discurso de
bienvenida, desarrolló algunos de los avances en el proceso de paz como la
elaboración de la Hoja de Ruta 2022 "exclusivamente
por las partes del acuerdo" y diseñada para "acelerar" la paz definitiva.
"Me
gustaría dar las gracias a Su Santidad el Papa por bendecir a nuestro país con esta
peregrinación", concluyó.
"HA
LLEGADO LA HORA DE DECIR BASTA"
"Vengo como
peregrino de reconciliación, con el sueño de acompañarles en su camino de paz, un camino tortuoso, pero que ya no puede ser postergado", comenzó Francisco tras expresar su alegría y agradecimiento al
presidente su bienvenida.
A lo largo de su primer discurso
en Sudán del Sur, Francisco hizo referencia a "la
violencia, inseguridad, pobreza y desastres naturales que atormentan"
al país y se dirigió a las autoridades como responsables de
"regenerar la vida social como fuentes de paz y prosperidad".
"Esto es lo
que necesitan los hijos de Sudán del Sur: padres, no patrones; pasos decididos
hacia el desarrollo, no continuas caídas. Que los años sucesivos al nacimiento
del país, marcados por una infancia herida, dejen paso a un crecimiento
pacífico", exclamó.
Posteriormente, Francisco se
dirigió personalmente a las autoridades "en
nombre del Dios manos y humilde de corazón" ante quien rezaron
conjuntamente en Roma para expresar un rotundo mensaje:
"Ha
llegado la hora de decir basta, sin condiciones y sin “peros”. Basta ya de sangre derramada, basta de conflictos,
basta de agresiones y acusaciones recíprocas sobre quien haya sido culpable,
basta de dejar al pueblo sediento de paz. Basta de destrucción, es la hora de
la construcción. Hay que dejar atrás el tiempo de la guerra y propiciar un
tiempo de paz".
A continuación, recordó a las
autoridades presentes que su propósito es el de
"servir a la comunidad" y
les advirtió de la "tentación que está siempre
al acecho", el de "servirse de
ella para alcanzar los propios intereses".
MEDIDAS
CONCRETAS CONTRA LA CORRUPCIÓN Y LAS ARMAS
Para ello, Francisco demandó la
aplicación de medidas concretas como "que los
abundantes recursos no se reserven a unos pocos" o que "los planes de reactivación económica" se
dirigan a "una igual distribución de las
riquezas".
Asimismo, subrayó que "para la vida de la República es fundamental el
desarrollo democrático". Algo que se materializa en que "quien administra la justicia pueda ejercitarla sin
condicionamientos por parte de quien gobierna", o en "el respeto de los derechos humanos y la
libertad de expresar las propias ideas".
Francisco también hizo referencia
a la necesidad de favorecer "el decisivo papel
que pueden y quieren realizar los jóvenes", "las mujeres"
y especialmente "las madres" en el
proceso de paz.
Dirigió unas palabras
especialmente dedicadas a los misioneros y sus cooperantes, a quienes quiso
agradecer "la hermosa obra que realizan",
recordando especialmente a los que "encuentran
la muerte mientras siembran la vida. No los olvidemos y no dejemos
de garantizarles a ellos y a los cooperantes la necesaria seguridad; ni de
respaldar sus obras de bien con los apoyos necesarios", demandó.
Otros aspectos que modelaron su
discurso fue la importancia de la lucha
contra la corrupción "que impide
que los recursos necesarios lleguen donde es más necesario para combatir la
pobreza". También contra el tráfico de armas "que a pesar de las prohibiciones, continúan
llegando a muchos países de la zona y también a Sudán del Sur".
Demandó por último el desarrollo
de políticas sanitarias, infraestructuras vitales y,
especialmente de la alfabetización y de la
instrucción, a la que se refirió como el "único
camino para que los hijos de esta tierra tomen las riendas de su futuro".
UN
NUEVO IMPULSO DE PAZ
Antes de concluir, expresó su
deseo de que su viaje de paz "represente un
cambio de marcha" y sea "la
ocasión para que Sudán del Sur reanude el diálogo sin falsedades y oportunismos",
de que suponga "una ocasión para relanzar la
esperanza" y comprender que "no es
tiempo de dejarse llevar por las aguas malsanas del odio, del tribalismo, del
regionalismo y de las diferencias étnicas".
"Es tiempo de
navegar juntos hacia el futuro; de pasar de las palabras a los hechos; de pasar
página; es tiempo de compromiso en favor de una transformación que es urgente y
necesaria. El proceso de paz y de reconciliación requiere un nuevo impulso", añadió.
Antes de concluir y consciente de
sus palabras "francas y directas",
Francisco destacó que "nacen solo del afecto y
la preocupación" con la que sigue las vicisitudes del país que le
recibe. "El Señor del cielo, que ama esta
tierra, le conceda un nuevo tiempo de paz y de prosperidad. Que
Dios bendiga la República de Sudán del Sur", concluyó.
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