Busca en tu vida lo que debes agradecerle a Dios, seguro que encontraras muchas cosas, que a lo mejor, te pasaron desapercibidas.
Por: Salvador Casadevall | Fuente: Catholic.net
* Por todo lo que tengo que limpiar después de la
fiesta, porque significa que estoy rodeado de familiares y amigos.
* Por los impuestos que pago, porque quiere decir
que tengo empleo.
* Por la ropa que me aprieta un poco, porque
significa que como todos los días
* Por la sombra que me vigila trabajando, porque
significa que tengo luz del sol.
* Por el patio que tengo que limpiar y arreglar,
por esa terraza que quedó llena de cosas de fiesta, por las ventanas que tengo
que limpiar y las goteras que tengo que reparar, porque significa que tengo un
hogar.
* Por todas las quejas que escucho acerca de mi
gobierno, pues significa que tenemos libertad de palabra. Libertad para
decirlo.
Es frecuente que uno no agradezca lo que tiene, lo
que goza.
Como ya lo tiene parecería que no le presta atención y al no prestarle
atención, de lo que menos se acuerda es de agradecer.
¡Cuán poco agradecemos que un día Dios decidiera
enviarnos a su hijo para conocer al mejor educador que el mundo haya conocido!
No todos han tenido esa suerte.
Un día el príncipe de los filósofos paganos se puso este grave
problema: ¿Si la divinidad se dignase alguna vez
descender sobre la Tierra, bajo que figura le convendría mostrarse?
Platón se pasea largo tiempo, silencioso, meditativo, pasando en revista
una a una todas las figuras de la humanidad
Platón juzga que, si la humanidad llegase a producir alguna vez
una figura semejante, habría cumplido su supremo esfuerzo; que la Tierra no
tendría más bello espectáculo que envidiar al Cielo.
Y Platón, con el entusiasmo y la solemnidad de un sabio enunciando una
de sus grandes verdades que jamás oído humano haya escuchado, exclama: Si la
Divinidad se dignase alguna vez tornarse visible a los hombres, no tendría más
que una figura digna de ella, aquella del justo sufriente.
(Extraído de “Fin du monde présent et mystére de la vie future” NEUVIÈME
CONFÉRENCE par l”Abbé Arminjon (1881).)
Platón había nacido demasiado pronto. Si hubiera tardado algunos años
más en llegar a este mundo, hubiera conocido el rostro de la Divinidad
paseándose por Galilea.
Para vivir agradeciendo a veces es necesario que alguien nos lo haga
recordar. Es lo que hace Primo Levi en su libro: Si esto es un hombre nos
relata una página de lo vivido en el campo de concentración.
Nos dice: “Ustedes que viven en la quietud,
bien abrigados en el calor de sus casas, ustedes que al volver a la noche
encuentran la mesa puesta y rostros amigos, consideren si es un hombre aquel
que pena dentro del barro, aquel que no conoce el reposo, aquel que pelea por
un mendrugo de pan, aquel que muere por un sí o por un no.
Consideren si es una mujer aquella que ha perdido
su nombre y sus cabellos y hasta la fuerza de recordar, los ojos vacíos y el
pecho frío como una rana en el invierno. No olviden que eso fue. No lo olviden.
Graben sus palabras en sus corazones. Piensen en ello en sus casas y en la
calle; al acostarse y al levantarse.
Repítanselo a sus hijos. O que de lo contrario,
vuestra casa se derrumbe, que la enfermedad los agobie y que sus hijos les den la
espalda.”
El mandamiento es contundente, así lo describe Primo Levi en su libro “Si esto es un hombre” cuando hace referencia a
las bondades de la vida diaria, que uno como ya las tiene no las aprecia, no
las agradece.
Debería ser el mandamiento de la memoria.
Debería ser el mandamiento del agradecimiento.
Me viene a la memoria un hecho de vida que una vez
leí:
--¿Está contento o enojado?
--¿Con quién?
--Con Dios, con la vida........ustedes esperaban un bebé y llegaron cinco.
--Estoy agradecido a Dios porque si bien somos nosotros los que tenemos
la primera palabra, Dios siempre tiene la última. Quisimos ser padres y
quiso que lo fuéramos. Y también estoy agradecido a la vida, porque soy un
hombre al que le acaban de ensamblar todas las cuentas.
--¿Qué quiere decir?
--El día que nací, murió mi madre. Mi padre se fue y pasé internado doce años
en un colegio. Después, casi no nos vimos. Hoy vive con nosotros y somos una
sola familia. La vida no me debe nada. Yo le debo a ella.
--¿Le tiene miedo al futuro?
--Rocío, mi mujer, dice que no podemos tener miedo. Que no tenemos tiempo para
tener miedo.
(Relato de
Rocío y Claudio Riganti, padres de los quintillizos Riganti)
Busca en tu vida lo que debes agradecerle a Dios, seguro que encontraras
muchas cosas, que a lo mejor, te pasaron desapercibidas.
Cuando las encuentres y las agradezcas, la vida te parecerá de otro
color.
Salvador
Casadevall
salvadorcasadevall@yahoo.com.ar
REFLEXIONES DESDE LA FAMILIA.... para acompañar a vivir.
Galardonado con la Gaviota de Oro-Mar del Plata
2007 Programa “Día Internacional de la Mujer”
Galardonado con la Rosa de Plata-Buenos Aires 2007 Programa “Navidad”
Galardonado con la Gaviota de Oro-Mar del Plata 2006 Programa “Día del
Niño”
Mención especial Premio Magnificat-Buenos Aires 2005
Programa “Adultos Mayores”
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