REGIS NICOLL, INGENIERO NUCLEAR, PLANTEA SI LA CIENCIA HA LLEGADO A SU LÍMITE
Según definió el Concilio
Vaticano I, "Dios,
principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza a
partir de las cosas creadas con la luz natural de la razón humana".
Son las célebres cinco vías de Santo
Tomás de Aquino en la Suma
Teológica.
Que la existencia de Dios pueda
ser demostrada mediante la razón (la filosofía) no quiere decir que pueda ser
demostrada mediante la ciencia. La Iglesia nunca ha enseñado eso porque las
ciencias experimentales operan exclusivamente sobre
cantidades mensurables y formulan sus teorías solo sobre
ellas. Dios queda ajeno a su campo de conocimiento. Por el mismo motivo, las
ciencias experimentales tampoco pueden demostrar la inexistencia de Dios.
Sin embargo, la ideología
materialista se ha adueñado de la especulación científica hasta el punto de
formular algunas hipótesis sin sustancia solamente
para sortear el hecho de que Dios "asome"
en los hechos conocidos y "encaje"
a la perfección con las teorías más probables. Lo cual no constituye una
demostración de su existencia ni pretende serlo, pero sí delata el desagrado
intelectual con el que muchos investigadores enfocan los resultados incómodos de
sus trabajos.
Es la problemática que
afronta Regis Nicoll, ingeniero nuclear y autor, entre otros, del
libro Por qué existe Dios y por qué
eso importa, en un artículo publicado en Crisis
Magazine que reproducimos por su interés:
Regis Nicoll, ingeniero
nuclear, es colaborador del Colson Center, 'think tank'
que sostiene una cosmovisión cristiana del mundo resultado de la integración de
la ciencia y la cultura.
¿HA
COMPLETADO LA CIENCIA SU CAMINO?
Un año después de que los
científicos pusieran en marcha el Gran Colisionador de Hadrones (LHC,
por sus siglas en inglés), el físico Lawrence Krauss expresó una inquietud: “Me pregunto si no hemos alcanzado los límites
de la ciencia empírica”.
Su preocupación no carecía de
fundamento: en los últimos once años, y con un
coste superior a los 13.000 millones de dólares, el único logro del LHC ha sido
la confirmación del bosón de Higgs, la escurridiza
partícula que se considera posibilita la propiedad de la masa en
el universo.
Sin duda es un descubrimiento
importante, pero que abre un pozo sin fondo de interrogantes sobre el origen
del bosón de Higgs y por qué tiene las propiedades que tiene, junto con
otros misterios no resueltos que mantienen a los investigadores
rascándose la cabeza hasta las primeras horas de la mañana:
1.
¿QUÉ SON LA ENERGÍA OSCURA Y LA MATERIA OSCURA?
En 1929, Edwin Hubble descubrió
un corrimiento hacia el rojo en las emisiones de luz procedentes de las
estrellas, lo cual sugería que el universo no era estático, sino que está en
expansión. Casi setenta años después, las medidas del espectro de luz de las
supernovas indicaron que el universo no solo se está expandiendo, ¡sino que su expansión es acelerada! Perplejos
ante esta fuente desconocida de poder cósmico, los físicos la denominaron “energía oscura”. Medidas posteriores revelaron
que la energía oscura supone el 70% de todo cuando
existe en el universo.
Y lo que es más, las anomalías
gravitacionales observadas en los objetos estelares indicaban una fuente
considerable de materia invisible (“oscura”) que
afectaba a su movimiento. Si sumamos la “materia
oscura” a la energía oscura, resulta que la sustancia
oscura supone el 95% del cosmos.
Pero nadie sabe qué es y la respuesta se sigue escabullendo. Por esa razón, un
cierto número de físicos de primera fila, como Krauss, lo consideran el mayor
misterio de la física.
2.
¿CUÁL ES LA NATURALEZA DEL VACÍO?
El “vacío”
-esto es, el vacío cuántico (o
“campo” o “potencial”,
como también es denominado)- es una gasa de realidad comprimida, no de materia ni de
energía, sino de “potencialidad”. Como
escribió una vez Werner Heisenberg,
pionero de la teoría cuántica, es un ámbito “de
potencialidades o posibilidades, más que de cosas y hechos”. Y, sin
embargo, esta esencia misteriosamente luminosa es un manantial de poder
ilimitado en virtud del cual se materializa el universo entero.
En cuanto a cómo sucede esto, el relato científico dominante suena
parecido a esto:
“Antes del tiempo y del espacio, solo existía el
vacío cuántico. Entonces, hace aproximadamente 13.000 millones de años,
tuvo lugar una serie de sucesos extraordinarios.
»En el exterior de la nada inefable,
una cantidad colosal de energía apareció de repente en un
espacio mucho más pequeño que el de un átomo. Instantáneamente, ese
grano subatómico explotó, expeliendo toda la materia y la energía del que sería
pronto nuestro universo.
»Pero antes de que el recién nacido cósmico fuese
derrotado por un colapso gravitacional, sucedió
otro hecho extraño: la inflación.
»Inexplicablemente, algo parecido a una anti-gravedad se
activó para dotar a esa expansión cósmica de un hiper-impulso. La
expansión fue tan rápida que si el pequeño grano hubiese sido un grano de
arena, habría crecido hasta el tamaño del universo conocido en una billonésima
de segundo.
»Al mismo tiempo, la velocidad y la fuerza de la
inflación estaban en tan perfecta consonancia que se evitó que el Big Bang [Gran
Explosión] se convirtiese o en un Big Crunch [Gran Implosión o Gran Colapso] o
en una explosión descontrolada. Gracias a este excepcional proceso, el universo
se situó delicadamente en el filo de la navaja entre la aniquilación inmediata
y la expansión interminable, permitiendo que se convirtiese en el
centro donde surgiesen quarks, electrones y muones, semillas de lo que se
convertirían en estrellas, planetas y galaxias”.
En resumen: el universo fue creado por algo que consistía en nada… e
instantáneamente. Piensa en un conejo sacado de la chistera, pero sin chistera
ni mago, y te harás una idea. No es difícil imaginar que los científicos se
sientan un poco incómodos con este “Creador”, omnipresente
y omnipotente, y sin embargo inmaterial y no físico, excepto por
definición. De estos hechos se infiere algo o Alguien que está
descalificado en su disciplina, estricta y asumidamente
materialista.
3.
¿POR QUÉ EL UNIVERSO GUARDA UN EQUILIBRIO TAN EXQUISITO QUE LA VIDA PUEDE
EXISTIR?
En los círculos científicos suele
reconocerse, aunque con incomodidad, que nuestro universo es un lugar muy
especial (en realidad, un lugar “contra todo
pronóstico”), cuya existencia depende de una
multitud de parámetros. La constante de gravitación universal de
Newton, la masa y la carga del electrón y la fuerza de las interacciones
nucleares débil y fuerte son solo algunos de esos factores, que, si variasen solo mínimamente, convertirían nuestro hogar cósmico en algo
totalmente distinto, en el que
quizá las manzanas cayesen hacia arriba.
La hipótesis del
multiverso no propugna la existencia de infinitos universos como el nuestro, sino de infinitos universos
conformados bajo parámetros físicos distintos
a los nuestros.
Nerviosos ante esta aparente
construcción ordenada, los científicos se han estado devanando los sesos buscando algo -cualquier cosa- que explique nuestro cosmos como el
producto inexorable de procesos naturales no inteligentes. Hoy, el
constructo preferido es el “multiverso”: una vasta colección de universos donde toda
combinación imaginable (¡e inimaginable!) de
parámetros se realiza en algún lugar. A pesar de su creciente popularidad, el
multiverso depende de proposiciones que van mucho más allá de lo que ha sido o
pueda ser demostrado.
Por ejemplo, según el escenario
de los “múltiples mundos”, ya sugerido en
los años 50, a nivel cuántico todo plano del cosmos se divide en cada instante temporal para formar un universo paralelo. Esta soporífera
producción de mundos, producto de una interpretación discutida de la mecánica
cuántica, ha
impulsado a muchos investigadores a buscar en otra parte buscando respuestas a
nuestra existencia de Ricitos de Oro: en
particular, los agujeros negros y la “inflación”.
En la teoría de los agujeros negros, los universos nacen de los contenidos
digeridos por los agujeros negros: esos objetos
masivos e invisibles que engullen todo lo que cae en su telaraña gravitacional,
incluida la luz.
Sin embargo, los cálculos sobre la conservación
de la masa y la energía indican que todo cuanto entra en el tubo digestivo del
agujero negro permanece en este universo, en vez de convertirse en semilla de uno nuevo.
Según la teoría de la inflación, el Big Bang se
convirtió en un Big Fizz [Gran Burbujeo], creando un estallido inicial de
energía que rápidamente infló una constelación de burbujas -de forma muy
parecida a las que se crean cuando destapas una botella de agua con gas tras
haberla agitado-, convirtiéndose cada burbuja inflada en un universo nuevo y
único. Es una historia de proporciones cósmicas, que se sostiene en un puñado de abstracciones matemáticas y en la voluntad de creérsela.
Estas tres teorías [el multiverso, los agujeros negros y el inflado]
comparten un par de dificultades fundamentales:
1) Si realmente existiese otro mundo con su propio y único conjunto de
parámetros físicos, sería indetectable con
instrumentos limitados por los parámetros característicos de nuestro universo;
y 2) más que explicaciones, son afirmaciones de que nuestro mundo debe
existir porque, en un infinito número de universos, todas las configuraciones
son posibles ¡y nosotros estamos aquí, lo cual lo
demuestra! Es comprensible que ese razonamiento artificial deje fríos a
algunos investigadores, pues una teoría en la que todo es
posible, es una teoría que no explica nada.
4.
¿CUÁL SERÁ EL DESTINO DE NUESTRO UNIVERSO?
Una teoría es que la expansión cósmica
continuará hasta que las galaxias estallen en pedazos, convirtiendo todo en
oscuridad y congelación. La otra es que finalmente la gravitación vencerá a la
expansión y el universo implotará en un Big Crunch. Sea como sea, esa
catástrofe cósmica sucederá en un futuro dentro de miles de millones de años.
Al igual que su cuestión hermana
sobre el origen del universo, el destino del cosmos es un asunto más para
metafísicos que para físicos, porque son cuestiones no reconducibles
a la ciencia empírica. Aunque
pueden aventurarse teorías, las teorías sobre el destino del universo no pueden
ser experimentadas, contradichas ni replicadas.
Lo mismo vale para su origen. La
cuestión de si el universo es resultado de la Nada del budismo, del Vacío del
cientificismo o del Dios del teísmo no puede establecerse por la
ciencia, sino por principio. De
hecho, no son realmente preguntas: son presupuestos sobre los que se basa
nuestra búsqueda de finalidad y de sentido.
Lawrence Krauss tenía razón al
imaginar que la ciencia ya ha hecho su camino, porque cada una de esa
cuestiones superiores depende de la cuestión última: ¿qué es la
Realidad Última, esa cosa que existe por
sí misma y no es contingente, y que precede a todo lo que existe? ¿Es materia,
es energía, es el vacío o es Dios?
La Realidad Última es la fuente
de la que brota todo conocimiento, y sin embargo definirla es algo que va más
allá de los “límites de la ciencia empírica”, ya
sea estudiando el espectro de luz capturado por el Hubble, las partículas
exóticas detectadas por el Gran Colisionador de Hadrones o las estructuras
celulares desentrañadas por el microscopio electrónico. Es algo o Alguien que
debe ser descubierto y que, en realidad, ya ha sido descubierto: “En el principio era el Logos”.
Publicado
originalmente en ReL el 16 de julio de 2019 y actualizado.
Traducción de
Carmelo López-Arias.
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