domingo, 9 de octubre de 2022

HAY QUE AGRADECER A DIOS...

Busca en tu vida lo que debes agradecerle a Dios, seguro que encontraras muchas cosas, que a lo mejor, te pasaron desapercibidas.

Por: Salvador Casadevall | Fuente: Catholic.net

* Por todo lo que tengo que limpiar después de la fiesta, porque significa que estoy rodeado de familiares y amigos.

* Por los impuestos que pago, porque quiere decir que tengo empleo.

* Por la ropa que me aprieta un poco, porque significa que como todos los días

* Por la sombra que me vigila trabajando, porque significa que tengo luz del sol.

* Por el patio que tengo que limpiar y arreglar, por esa terraza que quedó llena de cosas de fiesta, por las ventanas que tengo que limpiar y las goteras que tengo que reparar, porque significa que tengo un hogar.

* Por todas las quejas que escucho acerca de mi gobierno, pues significa que tenemos libertad de palabra. Libertad para decirlo.

Es frecuente que uno no agradezca lo que tiene, lo que goza.

Como ya lo tiene parecería que no le presta atención y al no prestarle atención, de lo que menos se acuerda es de agradecer.
¡Cuán poco agradecemos que un día Dios decidiera enviarnos a su hijo para conocer al mejor educador que el mundo haya conocido!

No todos han tenido esa suerte.

Un día  el príncipe de los filósofos paganos se puso este grave problema: ¿Si la divinidad se dignase alguna vez descender sobre la Tierra, bajo que figura le convendría mostrarse?

Platón se pasea largo tiempo, silencioso, meditativo, pasando en revista una  a una todas las figuras de la humanidad

Platón  juzga que, si la humanidad llegase a producir alguna vez una figura semejante, habría cumplido su supremo esfuerzo; que la Tierra no tendría más bello espectáculo que envidiar al Cielo.

Y Platón, con el entusiasmo y la solemnidad de un sabio enunciando una de sus grandes verdades que jamás oído humano haya escuchado, exclama: Si la Divinidad se dignase alguna vez tornarse visible a los hombres, no tendría más que una figura digna de ella, aquella del justo sufriente.
(Extraído de “Fin du monde présent et mystére de la vie future”  NEUVIÈME CONFÉRENCE par  l”Abbé Arminjon (1881).)

Platón había nacido demasiado pronto. Si hubiera tardado algunos años más en llegar a este mundo, hubiera conocido el rostro de la Divinidad paseándose por Galilea.

Para vivir agradeciendo a veces es necesario que alguien nos lo haga recordar. Es lo que hace Primo Levi en su libro: Si esto es un hombre nos relata una página de lo vivido en el campo de concentración.

Nos dice: “Ustedes que viven en la quietud, bien abrigados en el calor de sus casas, ustedes que al volver a la noche encuentran la mesa puesta y rostros amigos, consideren si es un hombre aquel que pena dentro del barro, aquel que no conoce el reposo, aquel que pelea por un mendrugo de pan, aquel que muere por un sí o por un no.

Consideren si es una mujer aquella que ha perdido su nombre y sus cabellos y hasta la fuerza de recordar, los ojos vacíos y el pecho frío como una rana en el invierno. No olviden que eso fue. No lo olviden. Graben sus palabras en sus corazones. Piensen en ello en sus casas y en la calle; al acostarse y al levantarse.

Repítanselo a sus hijos. O que de lo contrario, vuestra casa se derrumbe, que la enfermedad los agobie y que sus hijos les den la espalda.”

El mandamiento es contundente, así lo describe Primo Levi en su libro “Si esto es un hombre” cuando hace referencia a las bondades de la vida diaria, que uno como ya las tiene no las aprecia, no las agradece.

Debería ser el mandamiento de la memoria.

Debería ser el mandamiento del agradecimiento.

Me viene a la memoria un hecho de vida que una vez leí:

--¿Está contento o enojado?
--¿Con quién?
--Con Dios, con la vida........ustedes esperaban un bebé y llegaron cinco.
--Estoy agradecido a Dios porque si bien somos nosotros los que tenemos la  primera palabra, Dios siempre tiene la última. Quisimos ser padres y quiso que lo fuéramos. Y también estoy agradecido a la vida, porque soy un hombre al que le acaban de ensamblar todas las cuentas.
--¿Qué quiere decir?
--El día que nací, murió mi madre. Mi padre se fue y pasé internado doce años en un colegio. Después, casi no nos vimos. Hoy vive con nosotros y somos una sola familia. La vida no me debe nada. Yo le debo a ella.
--¿Le tiene miedo al futuro?
--Rocío, mi mujer, dice que no podemos tener miedo. Que no tenemos tiempo para tener miedo.
(Relato de Rocío y Claudio Riganti, padres de los quintillizos Riganti)

Busca en tu vida lo que debes agradecerle a Dios, seguro que encontraras muchas cosas, que a lo mejor, te pasaron desapercibidas.

Cuando las encuentres y las agradezcas, la vida te parecerá de otro color.

 Salvador Casadevall
 salvadorcasadevall@yahoo.com.ar

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