Karen White, es uno de los presos transgénero trasladados a la prisión femenina de New Hall que agredió sexualmente a dos mujeres después del traslado.
Hasta no hace mucho, uno de los
mayores miedos para las reclusas de Rikers Island (Nueva York) eran los temibles episodios de violencia desatados por
algunas de las prisioneras. Pero desde hace algunos meses, las peleas entre
mujeres parecen cuentos de niños en comparación a lo que miles de presas
americanas tendrán que hacer frente en los próximos meses.
El caso de Ramel "Diamond" Blount, recientemente
sentenciado a cumplir siete años añadidos a su
condena por violar a otra reclusa,
es solo un ejemplo que lo ilustra. ¿Cómo ha sido
capaz de traspasar las férreas medidas de seguridad de Rikers Island para
acceder al módulo de mujeres? De hecho, las autoridades le abrieron la
puerta. Y cómo a él, a cientos de reclusos que se
declaran "mujeres" transgénero.
En California, los guardias
avisan a las reclusas del módulo femenino de Chowchilla para que "se preparen para la violencia": la ley
conocida como "SB132" del gobernador demócrata Gavin Newsom empieza a aplicarse.
"NOS
DICEN QUE NOS PREPAREMOS PARA LO PEOR"
Las solicitudes de traslado de
hombres trans a prisiones de mujeres se cuentan por cientos. Concretamente, Leila Miller, de Los Ángeles Times,
ha informado de que en los tres primeros meses de
2022, son 260 las solicitudes de traslado de
prisión que concede a las personas trans, intersexuales y no binarias el
derecho a ser alojados en prisión según su identidad de género y no por su sexo
biológico.
En la prisión de mujeres de
Chowchilla (California), los guardias han advertido a las reclusas de que "vienen hombres" y que deben estar preparadas para una oleada
de violencia sexual.
"Nos dicen que
si creemos que estamos mal ahora, que nos preparemos para lo peor,
que [la violencia sexual] va a estar liberada", relata Tomiekia Johnson, reclusa de
41 años.
"Dicen
que seremos como una sala de maternidad y que tendremos un programa
de reclusas para convertirse en niñeras", detalla.
EL
DOLOROSO PRECIO DE LA INCLUSIÓN LO PAGAN LAS MUJERES
En California, poco más del 1% de
la población carcelaria se identifica como transgénero -lo que suponen unos
1.129 reclusos-, sin embargo, buena parte de las mujeres internas en prisión
deberán pagar el doloroso precio de la inclusión orquestada por los políticos.
Y es que, según un estudio de 2007, se demostró que la tasa de
agresión sexual es 13 veces mayor en las personas transgénero.
Hasta el momento, el sistema
penitenciario ha trasladado a cuatro reclusas a la cárcel de mujeres de
Chowchilla, aprobado 21 solicitudes de vivienda por motivos de género y no ha
negado ninguna. De las 261 peticiones, todas menos seis solicitaron
ser alojadas en un centro para mujeres.
Otros estados como Connecticut o Massachusetts han aprobado legislaciones semejantes, si bien la de California es de las más punteras,
e incluye medidas para que los reclusos trans que soliciten una cirugía de
cambio de sexo pueda ser financiada por el Estado. Según la agencia
penitenciaria, desde enero de 2015 hasta febrero de 2021, se aprobaron 65 de
205 solicitudes de cirugía, y se completaron nueve.
Con la nueva ley, a todos los internos se les preguntará al ingresar sobre su identidad de
género, sus pronombres o si quieren ser alojados en una institución
que se alinee con su identidad de género, según el departamento correccional.
Los reclusos pueden solicitar una
transferencia a su consejero, que luego será considerada por un comité que
incluye al director, la custodia y el personal médico y de salud mental. El
personal revisa los antecedentes penales, las necesidades de salud, el nivel de
custodia, la sentencia y las preocupaciones de seguridad del recluso o reclusa.
"ESTO
INFRINGE MI DERECHO A ESTAR A SALVO"
“Las
mujeres cisgénero -las `de toda
la vida´ que se presentan según su sexo biológico- se quejan de que quienes llegan
son hombres, y muchas de ellas han sido traumatizadas por los
varones, por lo que no deberían tener que vivir con ellos”, comentó el trans ya
trasladado al módulo femenino Mychal Concepción, de 51 años: “He dicho
repetidamente que son mujeres, pero se enfadan conmigo”.
Johnson, la reclusa a la que le
dijeron que se preparase para actos de violencia después de los traslados,
sobrevivió a la violencia doméstica y afirmó que sería crítico para ella vivir
con personas transgénero. “Creo que
deberían estar a salvo [los trans], pero esto también infringe mi derecho a
estarlo”, remarcó.
Según la Ley de Igualdad de Newsome,
cualquier espacio que reciba fondos federales, desde escuelas hasta prisiones,
se vería obligado a prohibir los ámbitos dirigidos a un solo sexo, bajo riesgo
de recibir cargos por discriminación.
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