COMUNIDAD DE MONJAS JERÓNIMAS DEL CONVENTO DE SAN PABLO EN TOLEDO, FUE UNO DE LOS QUE FUERON PROFANADOS EN 1936.
Profanación de la clausura femenina es la última novedad
editorial del sacerdote Jorge
López Teulón,
postulador para las causas de los Mártires de la Guerra Civil en Toledo y
colaborador habitual de ReL con
su blog Victor in vinculis.
A través de los diarios de los conventos de clausura femenina,
como postulador y editor de los documentos muestra una constante durante
la Guerra Civil española: la persecución de
religiosas y su preludio, “el martirio de las
cosas”.
LA MAYOR PERSECUCIÓN DE LA HISTORIA
Entre mayo de 1931 y abril de 1939 tuvo lugar la mayor persecución que ha
sufrido la Iglesia católica. Y fue en España.
El 14 de abril de 1931 fue proclamada la II República tras el exilio de
Alfonso XIII. No había pasado un mes
cuando comenzó la persecución y la quema de conventos. Numerosos
artículos de la Constitución aprobada en diciembre de 1931 son prueba de su
carácter laicista. Entre otras medidas, suprimió la confesionalidad del
Estado, la enseñanza religiosa y
expulsó nuevamente a la Compañía de Jesús.
Sobre una población de cerca de 27 millones de personas, la Iglesia
contaba en España con 20.000 religiosos, 60.000 monjas y 35.000 sacerdotes. Los
seminaristas eran más de 14.000. En menos de 8 años, más de
8.000 religiosos fueron asesinados por odio a la fe, de los que 296 eran monjas
y religiosas.
Jorge López Teulón, es postulador para las causas
de los Mártires de la Guerra Civil, editor de Profanación de la clausura femenina.
EL MARTIRIO DE LAS COSAS
En poco menos de 300 páginas, Profanación de la clausura
femenina recoge los tormentos a los que fueron sometidas las religiosas
durante la persecución religiosa. A través de una fuente histórica de primera
mano como son los diarios de la clausura, Teulón ilustra el destino de miles de monjas y religiosas en toda España: la persecución, la expulsión, el
pánico, las cárceles e incluso el martirio que sufrieron las mujeres
consagradas.
Javier Paredes, director de la editorial San Román, ha destacado en
varias ocasiones que “el martirio de las personas estuvo
precedido en España del martirio de las cosas”. Algo que “descubre una saña contra el mundo religioso” que
no suele tardar en aparecer.
Es la intención de Teulón en este nuevo volumen de la colección Testigos de la Guerra Civil Española donde, si bien no abunda el
martirio de la sangre, el “martirio de las cosas” es una constante en conventos como las carmelitas de Cuerva, el
monasterio Cisterciense de la Encarnación en Talavera o las jerónimas de
Toledo.
“Son historias de persecución. Recorremos la
persecución, la angustia o la disgregación que por su condición de religiosas
les tocó vivir en los días de la persecución religiosa que asoló la
España de los años de la Guerra Civil”, destaca Teulón.
Desde los meses previos al estallido de la guerra, las religiosas
presentían que se desataría una salvaje persecución, como continuación de los primeros años de la
República.
Así lo expresó Apolonia
Lizárraga, superiora general de la Congregación de Carmelitas de la Caridad. "Todos dicen que se esperan cosas terribles y
hay un pánico general; son tiempos de verdadera persecución contra Dios, y claro, las primeras que hemos de sufrir las
consecuencias somos sus religiosas, así que bendito sea Dios que así lo
permite". Poco después del estallido de la Guerra, fue
descuartizada y echada de comer a los cerdos.
LAS CARMELITAS DE CUERVA Y EL MILAGRO DEL SANTÍSIMO
Desde la primera semana tras el estallido de la Guerra, sucesos como los
descritos fueron habituales durante los siguientes tres años. El primer y más
extenso de los testimonios recogidos por Teulón es el de la clausura carmelita
de Cuerva, en Toledo. Era 22 de julio de 1936, y las religiosas carmelitas
permanecían ajenas a la guerra que días atrás acababa de
estallar en España.
El único capellán del pueblo se presentó en el convento
cargado con hostias consagradas,
que entregó a la madre superiora. “Obre con ellas
según lo exijan las circunstancias”, le urgió antes de ser detenido.
Cuatro días después, “lo fusilaron
confesando a Cristo”, escribieron
las religiosas.
“Una turba sedienta de sangre invadió nuestro
convento. Terminada su hazaña, más parecía una morada de
fieras del infierno que la casa de las esposas del Señor. Lo desmantelaron, y
todo el convento quedó asolado y vacío”.
Las religiosas apenas tuvieron tiempo de custodiar las Sagradas Formas. “Teníamos tres copones en la Sacristía. Los ángeles
debieron custodiar aquel tesoro, solo así se explica el milagro de que aquella chusma
no llegase a profanarlo. Nuestra madre priora cogió las formas
consagradas y las repartió entre las religiosas para librar a Jesús de la
profanación”. El 26 de julio fueron forzadas al abandono del
convento y a su dispersión.
Durante la persecución religiosa en la zona
frentepopulista, cientos de iglesias y conventos fueron saqueados y en muchos
casos profanadas las tumbas y expuestos los cadáveres como trofeo.
LAS CISTERCIENSES DE TALAVERA DE LA REINA
La misma suerte corrieron las religiosas cistercienses de Talavera. El
20 de julio, Sor María Mercedes Díez recuerda cómo los milicianos ocuparon y
registraron el convento.
“Llegó su atrevimiento hasta abrir el sagrario y tocar las
Sagradas Formas que esparcieron por el altar, mientras nosotras,
transidas de pena y horrorizadas, llorábamos sin consuelo”. Cinco días más tarde, una
nueva comitiva las obligó, como a las carmelitas, a abandonar el convento.
LAS JERÓNIMAS DE TOLEDO
El mismo 25 de julio, cientos de milicianos y milicianas invadieron el
convento de San Pablo de las Jerónimas.
“Como dijeron que nos iban a matar a todas, me fui
a toda prisa a esconderme en una alacena”, cuenta Sor Serafina de Santa Paula. “Salí
dos veces a ver si se marchaban, pero lo primero que vi fue la gran
turba que atropellaba al padre capellán. Algunos de ellos me vieron y me
tiraron tres tiros, pero no me dieron y me volví a esconder”.
“Había una lluvia de tiros dentro de nuestro
monasterio. Entretanto, suplicaba a Dios le diera fuerza al capellán para
recibir el martirio. Se puso de rodillas y dijo: `¡Viva Cristo
Rey! Yo os perdono´. Le tiraron seis tiros y le levantaron la tapa
de los sesos. `Ya cayó el cura, ya cayó´ gritaban de fondo los milicianos”.
POSTULADOR DE LAS CAUSAS DE LOS MÁRTIRES
El sacerdote Jorge López Teulón es el
postulador de las causas de los mártires de la provincia eclesiástica de
Toledo, lo que equivale a casi la
totalidad de Castilla La Mancha.
Como uno de los máximos especialistas en España sobre la
persecución religiosa durante la
II República y la Guerra Civil en España, ha publicado obras de referencia como
La persecución religiosa en la
Archidiócesis de Toledo, Mártires
españoles (1934-1939) o Toledo 1936, ciudad mártir.
Persecución y martirio.
José María Carrera / ReL
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