El Observatorio del Vaticano anunció la semana pasada un nuevo modelo matemático, elaborado por dos sacerdotes católicos, que busca describir cómo habría funcionado la gravedad en el momento de la creación del universo.
La investigación del P. Gabriele
Gionti SJ y el P. Matteo
Galaverni, de la Diócesis de Reggio Emilia-Guastalla
(Italia), fue publicada en abril en la
prestigiosa revista científica Physical Review D. El tiempo dirá el
impacto que tendrá en la comunidad científica.
Su trabajo se sostiene en cómo ambos entienden que
funcionaron las leyes de la gravedad en el momento del Big Bang, cuando el universo se expandió repentina y rápidamente desde un punto
pequeño, increíblemente pesado y denso, conocido como singularidad.
El nuevo modelo matemático busca describir cómo habría funcionado la
gravedad en medio de lo que se conoce como la “inflación
cosmológica”, es decir la rápida expansión del universo durante y
después del Big Bang.
Los científicos describen los efectos de la gravedad en los objetos
grandes del universo, como los planetas y las estrellas, de acuerdo con la Teoría de la
Relatividad General de Albert Einstein. En cambio, los
objetos más pequeños del universo (átomos, electrones, quarks, etc.) se
comportan según reglas muy diferentes, conocidas como mecánica cuántica.
Durante años, los científicos han estado buscando una teoría cuántica de
la gravedad, que podría explicar cómo funcionó la gravedad durante el Big Bang.
La investigación de los sacerdotes del Vaticano es parte de un esfuerzo mayor
en la comunidad científica para comprender los primeros momentos de existencia
del universo.
Los sacerdotes Gionti y Galaverni dijeron en una entrevista escrita a
CNA- agencia en inglés del Grupo ACI- que la teoría de Brans-Dicke, un marco
común que los científicos usan para estudiar la gravedad, no siempre funciona,
y que el modelo que han desarrollado es una alternativa a este problema.
El trabajo propuesto busca analizar los cálculos de la gravedad a través
de un “marco” matemático más simple que los
densos y complicados utilizados en el pasado, explicaron.
Ambos esperan que su investigación ayude a reducir las diversas teorías
que otros científicos propusieron sobre la inflación cosmológica, y las
posibles teorías que plantean explicar la gravedad cuántica, la más famosa de
las cuales es la teoría de cuerdas.
Cabe destacar que una teoría coherente de la gravedad cuántica
contribuiría en gran medida a la comprensión de cómo funciona el universo y
cómo se creó.
Los sacerdotes afirmaron que su investigación ofrece una confirmación
adicional de “que nuestro universo parece
matemáticamente ordenado y armonioso”.
“Tiene sentido que una persona de fe piense que
este orden es el fruto de la creación de un Dios benévolo”, escribieron.
“Esta no es una prueba de la existencia de Dios,
sino un razonamiento ‘estético’, en el sentido de que de la belleza matemática
de este universo los creyentes se inflaman de un amor a Dios que por amor creó
este universo”, señalaron.
“Como creyentes, sabemos que Dios creó este universo
en una relación de Amor con el Hijo y que este Amor es en realidad el Espíritu
Santo. Cuando hacemos ciencia, es como encontrar rastros de este Amor en el
universo y, por tanto, un rastro de Dios. Por eso decimos a veces
que investigar es una forma de oración”,
agregaron.
Los sacerdotes aclararon que su investigación es “solo una parte del esfuerzo científico mucho más amplio
para comprender el universo, con muchos otros científicos que también publican
investigaciones valiosas, todo el tiempo”.
No obstante, afirmaron que “el Observatorio
del Vaticano está muy complacido con la publicación y de haber logrado hacer
esta contribución al conocimiento científico”.
El Observatorio del
Vaticano es uno de los observatorios astronómicos activos más
antiguos del mundo, pues sus raíces se remontan al
año 1582.
Su sede está en Castel Gandolfo, un pueblo a las afueras de Roma donde
se ubica la residencia de verano de los papas de la Iglesia Católica. El
Observatorio del Vaticano opera el Telescopio de Tecnología Avanzada del
Vaticano, ubicado en la zona rural de Arizona, a unos 321 kilómetros al sureste
de Phoenix.
Los sacerdotes, junto con Chris Graney, académico adjunto del
Observatorio del Vaticano, dijeron a CNA que los católicos
pueden enorgullecerse del hecho de que su Iglesia
abraza la ciencia y promueve
y alienta el tipo de investigación que se publica “en las mejores revistas
científicas”.
Además, destacaron que están siguiendo los pasos de otros científicos
católicos que han contribuido al conocimiento humano sobre el universo,
incluido el P. Georges Lemaître, el sacerdote que creó la teoría del Big
Bang.
Traducido y adaptado por Cynthia
Pérez. Publicado originalmente en CNA.
Redacción ACI Prensa
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