jueves, 19 de mayo de 2022

BURKE AFIRMA QUE EL PAPA DEBE DESTITUIR A LOS OBISPOS ALEMANES SI NO RENUNCIAN A LAS HEREJÍAS DE SU CAMINO SINODAL

 Como Pontífice romano y Sucesor de Pedro «es su tarea» corregirles

En opinión del cardenal Raymond Burke, el papa Francisco debe destituir a los obispos de Alemania si no se alejan de los errores del «Camino Sinodal» de la Iglesia en el país centroeuropeo.

(CNAd/Infocatólica) Toda una serie de obispos se han pronunciado a favor de cambios en la doctrina y la disciplina de la Iglesia -por ejemplo, en relación con la valoración de la homosexualidad, el celibato sacerdotal o la ordenación de mujeres- o no se han opuesto expresamente a tales propuestas en el marco del «Camino Sinodal».

El Santo Padre «debe llamar la atención a estos obispos y pedirles que renuncien a las herejías y también a las posiciones contrarias a la sana disciplina de la Iglesia», dijo Burke en una entrevista publicada por Acción Católica por la Fe y la Familia. «Y si no renuncian a sus errores y se corrigen, entonces debe destituirlos. Esta es la situación a la que hemos llegado».

«El pontífice romano, sucesor de Pedro, es por definición el principio de la unidad en la Iglesia», subrayó el cardenal. «Es su tarea corregir a estos obispos. Y si no aceptan la corrección fraterna, si no aceptan su corrección jerárquica como obispos de la Iglesia universal, hay que aplicar las medidas oportunas para que los fieles sepan que esos obispos no les están guiando en la fe católica».

«Desgraciadamente, la confusión la provocan y la impulsan quienes están llamados a ser maestros de la fe y pastores del rebaño con claridad y valentía», afirmó Burke.

Los obispos que no representan claramente la enseñanza católica, dijo el cardenal, «abandonan el rebaño y demuestran no ser pastores sino asalariados que intentan adaptar la enseñanza de la Iglesia a la visión del mundo, a una visión secular del mundo, a una visión del mundo sin Dios».

El cardenal Burke fue uno de los ya más de 100 firmantes de una carta abierta dirigida al obispo Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. En su carta, los obispos y cardenales de todo el mundo habían advertido que el Camino Sinodalalemán amenaz con llevar a la Iglesia a un callejón sin salida de efectos destructivos.

Bätzing rechazó las críticas, así como las preocupaciones en ese mismo sentido expresadas por los obispos de Escandinavia y Polonia.

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