Ayer me enteré del llamado “Día Oscuro de Nueva Inglaterra”. Fue el 19 de mayo de 1780. Un día en el que todo estuvo oscuro incluso al mediodía. Hasta el punto de tener que encender velas para leer a esa hora:
https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_oscuro_de_Nueva_Inglaterra
Ya antes
había tenido conocimiento del “Año sin verano”, que tuvo lugar en 1816.
https://es.wikipedia.org/wiki/A%C3%B1o_sin_verano
Y en 1859
tuvo lugar la tormenta solar más violenta de la que tenemos constancia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Tormenta_solar_de_1859
Y en 1938
tuvo lugar una aurora boreal que se llegó a ver, incluso, en el sur de Europa:
https://es.wikipedia.org/wiki/Tormenta_geomagn%C3%A9tica_de_enero_de_1938
En 1908 el
Meteorito de Tunguska provocó una explosión impresionante:
https://es.wikipedia.org/wiki/B%C3%B3lido_de_Tunguska
No hace
falta decir que cualquiera de estos eventos sería entendido como el comienzo
del fin del mundo por aquellos que en todo ven un signo de ese tiempo. Y es
cierto que son eventos dignos de la secuencia apocalíptica de la Biblia. Ahora
bien, para que sea el tiempo de las Siete Trompetas,
se requiere que se dé la secuencia entera. Una golondrina no hace verano.
Tampoco dos o tres. Pero el cumplimiento, paso a paso, de la secuencia sí que
supondrá un “aviso para navegantes”.
No tengo
duda de que la aurora boreal de 1938 fue un aviso divino de la guerra europea
que se avecinaba. Y el Meteorito de Tunguska cae en 1908: aunque la Revolución triunfa en 1917, es cierto que en la
época del meteorito Rusia estaba ya en la fase de agitación que llevó al
triunfo del Mal. Aun así es opinable si ese meteorito fue un signo o no.
Pero el
resto de eventos no va ligado a ninguna fecha especial. No parecen por tanto
avisos de desgracias concretas. Aunque se los puede interpretar como
recordatorios del futuro apocalipsis. Habrá
signos en el cielo, dijo Jesús.
P.
FORTEA
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