El Papa Francisco presidió el rezo del Regina Coeli este 18 de de abril, lunes de la octava de Pascua conocido como el “Lunes del Ángel”, en el que invitó a los fieles a “no tener miedo” y a anunciar la Resurrección de Cristo.
En su mensaje previo a esta oración mariana que se reza al mediodía
durante el tiempo pascual en lugar del Ángelus, el Santo Padre dijo que estos
días de la Octava de Pascua “son como una sola
jornada en la que se prolonga la alegría de la Resurrección”.
A continuación explicó que “el Evangelio de
la liturgia de hoy sigue hablándonos del Resucitado, de su aparición a las
mujeres que habían ido al sepulcro (cf. Mt 28,8-15). Jesús sale a su encuentro
y las saluda; luego les dice dos cosas, que también a nosotros nos vendrá bien
recibir como regalo de Pascua”.
“NO TENGÁIS MIEDO”
“En primer lugar, las tranquiliza con dos simples
palabras: ‘No tengáis miedo; (v. 10). El Señor sabe que los miedos son
nuestros enemigos cotidianos”.
“También sabe que nuestros miedos nacen del gran
miedo, el miedo a la muerte: miedo a desvanecerse, a perder a los seres
queridos, a enfermar, a no poder más... Pero en la Pascua Jesús venció a
la muerte. Por tanto, nadie puede decirnos de forma más convincente: ‘No
tengáis miedo’”, dijo el Santo Padre.
Asimismo, el Papa aseguró que Cristo Resucitado “nos
invita a salir de las tumbas de nuestros miedos”.
“Sabe que el miedo está siempre agazapado a la
puerta de nuestro corazón y que necesitamos que nos repitan ‘no temas’: en la
mañana de Pascua como en la mañana de cada día, no temáis”, señaló.
“Hermano, hermana, que crees en Cristo, no tengas
miedo. ‘Yo -te dice Jesús-, he probado la muerte por ti, he cargado sobre mí tu
mal. Ahora he resucitado para decírtelo: estoy aquí, contigo, para siempre. No temas,
no tengas miedo’”.
Más tarde, el Pontífice señaló que para combatir el miedo que “nos encierra en nosotros mismos, Jesús nos deja salir y
nos envía a los demás. Aquí está el remedio”, subrayó el Papa
Francisco.
“Salir y anunciar, salir y anunciar. Porque la alegría de la Pascua no es para
guardarla para uno mismo. La alegría de Cristo se fortalece al darla, se
multiplica al compartirla. Si nos abrimos y llevamos el Evangelio, nuestro
corazón se expande y supera el miedo. Este es el secreto, anunciar para
vencer el miedo”, puntualizó.
EL OBSTÁCULO DE LA
FALSEDAD
A continuación, el Papa advirtió acerca del obstáculo de la falsedad,
aquello que les llevó a los soldados a asegurar que habían sido los discípulos
quienes se habían llevado el cuerpo de Cristo del sepulcro.
También aseguró que esto se dio porque había “dinero
de por medio”, y defendió que Dios nos pide “no
servir más al dinero”.
“Aquí está la falsedad, la lógica de la ocultación,
que se opone a la proclamación de la verdad. Es un recordatorio también para
nosotros: la falsedad -en las palabras y en la vida- contamina el anuncio,
corrompe por dentro, conduce de nuevo al sepulcro”, señaló.
“LA
FALSEDAD NOS HACE RETROCEDER, NOS LLEVA A LA MUERTE Y AL SEPULCRO. El Resucitado, en cambio, quiere sacarnos de
los sepulcros de la falsedad y las dobleces. Delante del Señor
Resucitado, hay este otro ‘Deo’, el Dios del dinero, que ensucia todo, estropea
todo, cierra la puerta a la salvación. Y esto es para todo. En la vida
cotidiana está la tentación de adorar a este ‘Dios’ del dinero”, dijo el Papa Francisco.
Por último, animó a los fieles a “poner
nombre a las falsedades que llevamos dentro” y a poner la opacidad “ante la luz
de Jesús Resucitado”.
“Él quiere sacar a la luz las cosas ocultas,
hacernos testigos transparentes y luminosos de la alegría del Evangelio, de la
verdad que nos hace libres (cf. Jn 8,32). Que María, la Madre del Resucitado,
nos ayude a superar nuestros miedos y nos conceda la pasión por la verdad”, concluyó.
LAS GUERRAS IMPIDEN LA
RECONCILIACIÓN
Tras el rezo del Regina Coeli, el Santo Padre deseó de nuevo “buena Pascua a todos, romanos y peregrinos de distintos
países” y pidió por todos aquellos que sufren para “que nadie sea abandonado”.
“Las luchas, las guerras, impiden la comprensión y
la reconciliación. Subrayar esta palabra siempre: reconciliación, porque es lo
que Jesús ha hecho en el calvario, y con su Resurrección ha reconciliado a
todos nosotros con el Padre, con Dios y entre nosotros. Reconciliación”, subrayó el Papa.
A continuación, señaló que “Dios ha vencido
la batalla decisiva contra el espíritu del mal. Dejemos que venza Él y
renunciemos a nuestros planes humanos, convirtámonos a sus designios de paz y
de justicia”.
Más tarde, el Papa agradeció las oraciones y pidió a Dios por la
intercesión de la Virgen María.
Antes de despedirse de los fieles presentes en la Plaza de San Pedro,
dijo que esta tarde se reunirá con cincuenta mil adolescentes procedentes de
distintas zonas de Italia. “Un bonito signo de
esperanza”, dijo el santo Padre.
A continuación, el
pasaje del Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(28,8-15):
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro;
llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo: «Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús
les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos
que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras las mujeres iban de
camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos
sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un
acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron
el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados,
nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta
historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
POR ALMUDENA
MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa
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