En los comentarios varios de vosotros me habéis preguntado cómo erigiría yo una iglesia parroquial. Pues hoy os lo voy a decir, pero dejando claro que es una posibilidad entre las muchas que se me ocurren.
El proyecto que voy a exponer es suponiendo que
tenga el presupuesto usual para una parroquia de España, es decir, poco dinero.
Lo más barato es levantar un rectángulo de cuatro
paredes de hormigón u otro material no muy caro. Y cubrir sus paredes de
franjas que expongan un plan expositivo pictórico al modo de las pinturas de la
iglesia de Bagüés, pinturas que están en el Museo Diocesano de Jaca. Es la
iglesia que aparece en la foto de hoy. Pero la que propongo tendría unos muros
equivalentes a un segundo o tercer piso de altura y la anchura de la nave
central acorde a esas dimensiones. Estoy pensando en una nave central donde caben
unas 300 personas sentadas.
Se abriría un concurso público para escoger
al mejor dibujante (o varios) que pudiera hacer unas pinturas así de estilo
moderno, pero que siguiera ese programa general de franjas que cuentan una
historia. La temática de esa historia habría que pensarla: “¿La historia de la Biblia? ¿La de la Iglesia?”.
Las pinturas podrían hacerse en papel y
reproducirlas, ampliándolas, para colocarlas sobre las paredes. Se buscaría a
un dibujante que trabajara por amor al arte, aunque se le pagara algo,
porque la idea es que alguien tome con pasión la idea de cubrir una superficie
notable con sus pinturas y cientos de personajes y muchas escenas. Como lo que
se colocará son las reproducciones, el artista puede trabajar desde su casa a
cientos de kilómetros. Un artista mexicano puede hacer las pinturas para una
iglesia de España.
Una vez que se escoja un estilo pictórico, todas
las nuevas pinturas tendrán que seguir ese estilo en esa iglesia, así como las
imágenes de bulto redondo que se coloquen.
Toda la iluminación sería indirecta. Las
ventanas, pocas, estarían pensadas para favorecer una cierta penumbra. La
iluminación de la iglesia se pensaría para que destacaran las zonas donde se
permitirá la colocación de velas.
En la calle central del templo se dispondrían tres
elementos: sede del sacerdote (en un extremo), ambón (en el centro) y altar (en
el otro extremo). Alrededor de cada elemento habría sillas que permitirían
mover la dirección según el centro de la ceremonia esté en cada parte. La misa tendría
un sentido de peregrinación desde los ritos iniciales hasta el altar. Según
sean las dimensiones del ambón o la elevación del altar, por visibilidad puede
ser mejor colocar el altar en el centro de esa nave.
Pegado totalmente a un extremo de esa nave única
habría unos escalones a los que se subiría a una especie de iconostasio que, en
realidad, sería como el Ara Pacis. La puerta abierta daría al sagrario. Ese “Ara Pacis” (algo parecido a ella) serviría
de capilla
del Sagrario. Pero con las puertas abiertas el tabernáculo sería
visible desde la nave central, cerrando la puerta de ese cubículo a la hora de
la misa.
Todas las salas de catequesis, las oficinas y la
casa del sacerdote estarían adosadas a los muros del templo. Eso ayudaría a su
aislamiento térmico y le daría un aspecto más imponente al conjunto.
La planta baja de esos locales adosados tendría
solo los pilares, sería diáfana, sirviendo de naves laterales y algunas de sus
partes cumpliendo la función de capillas. Por supuesto habría una pequeña cripta (o
no tan pequeña) que serviría de columbario. Por supuesto, lo más románica o
gótica posible, aunque no tenga bóveda. El confesionario estaría
situado en un lugar desde donde el sacerdote pueda vigilar toda la iglesia. Un
confesionario tradicional, de los de toda la vida. La pila bautismal podría estar situada a pocos metros de la
entrada para servir de pila de agua bendita. Las pilas son grandes, dentro hay
que colocar un cuenco bonito con agua. Un cuenco de dos palmos de diámetro
permite renovar el agua cada cuatro o cinco días. Cada mes se puede bendecir
una cantidad grande de agua, en un cuenco más grande; reservar esa agua
bendecida en una garrafa de plástico, guardándola en un lugar a oscuras; e ir
usando esa agua cada vez que se renueve el agua de la pila.
En mis parroquias, en la pila bautismal, el espacio
vacío entre el interior de la pila de piedra y el cuenco de acero lo rellenaba
con una larga tela bonita que colocaba arrugada abrazando el cuenco.
En un lado se podría dejar un espacio con la idea
de acristalarlo para familias con niños. Pero a esas zonas habilitadas no
suelen ser muy útiles porque ningún padre quiere ir allí dentro, porque no hay
forma de escuchar misa en esa guardería, de manera que los padres suelen
hacerse los despistados e sentarse a la nave central para que los niños puedan
molestar a todos en general.
Entre la parte superior de la nave central y el
tejado debe haber una cámara de aire, aunque sea solo de un palmo, mejor
incluso con salidas de aire para abrirlas en verano. La nave central tiene que
tener ventanas que, con facilidad, se puedan abrir en verano y permitan una
corriente de aire. Dado que hay un edificio adosado a los muros, con facilidad
se pueden abrir ventanas en partes altas del templo.
La parte del
techo visible desde el interior de la nave central estará pintada de color
negro, para dar impresión de amplitud y no agobiar con más pinturas. Dado que
los muros van a estar cubiertos de pinturas, habrá que escoger tonos de color
que tampoco resulten visualmente "opresivos".
La disposición de tres puertas en cada muro que se
queden abiertas, y ventanucos en todos los muros en la parte superior,
permitirán corrientes de aire, incluso si no hay viento, porque el calor
siempre se acumula en la parte superior de una nave. Si están bien situados, no
se necesitan demasiados ventanucos ni que sean grandes. Pero tienen que estar
bien situados.
En algunas iglesias los ventanales no se pueden
abrir de ninguna manera, y en otras están situados de manera que resulta imposible
cualquier corriente de aire.
Delante del
altar colocaría una cruz donde hubiera un crucificado a tamaño natural, para
que los fieles pudieran hacer oración imaginándose que están verdaderamente en
el Calvario. El tamaño de la cruz y el cuerpo tendrían que ser exactos.
Adosada a la
cripta, habría salita para con el tiempo acondicionarla para que sea una
reproducción exacta del cubículo del sepulcro de Jesús, con piedra en la
entrada incluida. Allí se dejaría la Eucaristía tras la liturgia del Viernes Santo.
Durante el
resto del año se podría ir allí a rezar. También podría haber una hornacina
cerrada donde se podría colocar (según demanda) una teca con la Eucaristía por
si alguien quiere estar allí a solas con Jesús.
Desgraciadamente,
para evitar el vandalismo, tal vez estas dos partes de la cripta tendrían que
estar cerradas por una verja. Pudiéndose abrir solo cuando alguien de confianza
lo pida.
La lluvia
que caiga sobre el techo se canalizará para recogerla en un desagüe que acabe
en una gárgola que derrame su agua en el interior del templo, haciéndola caer
en un lugar que la recoja y desagüe adecuadamente.
Años
después se le podría añadir una torre que sería, en realidad, un edificio de
viviendas. Dado que este templo es un rectángulo, la torre podría tener unas
dimensiones de tipo mudéjar y un acabado externo de ese tipo. El templo podría
contar hasta con seis torres repartidas por su perímetro.
Muchísimo
más económico resulta colocar en lo alto varios altavoces con grabaciones de
campanas que pagar una auténtica campana.
La parroquia
se inauguraría con todos los espacios vacíos, sin pinturas ni siquiera. En los
años siguientes, sin prisa, se irían acondicionando esos espacios de paredes
pintadas de blanco. Pero el proyecto final, con todos sus detalles, estará
determinado desde el principio, desde el columbario hasta la última capilla
lateral; sin dejar nada al libre albedrío del párroco que hiciera lo que
primero se le ocurriera. Incluso la colocación de una estatua de la Virgen
María, en cualquiera de sus paredes o capillas, tendrá que ser colocada con la
aprobación del encargado diocesano de velar por la unidad estética del
proyecto.
En fin, son ideas que lanzo por si le sirven a
alguien.
P. FORTEA
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