domingo, 5 de diciembre de 2021

RESPONDIENDO A UNA PETICIÓN QUE SE ME HIZO

 En los comentarios varios de vosotros me habéis preguntado cómo erigiría yo una iglesia parroquial. Pues hoy os lo voy a decir, pero dejando claro que es una posibilidad entre las muchas que se me ocurren.

El proyecto que voy a exponer es suponiendo que tenga el presupuesto usual para una parroquia de España, es decir, poco dinero.

Lo más barato es levantar un rectángulo de cuatro paredes de hormigón u otro material no muy caro. Y cubrir sus paredes de franjas que expongan un plan expositivo pictórico al modo de las pinturas de la iglesia de Bagüés, pinturas que están en el Museo Diocesano de Jaca. Es la iglesia que aparece en la foto de hoy. Pero la que propongo tendría unos muros equivalentes a un segundo o tercer piso de altura y la anchura de la nave central acorde a esas dimensiones. Estoy pensando en una nave central donde caben unas 300 personas sentadas.

 Se abriría un concurso público para escoger al mejor dibujante (o varios) que pudiera hacer unas pinturas así de estilo moderno, pero que siguiera ese programa general de franjas que cuentan una historia. La temática de esa historia habría que pensarla: “¿La historia de la Biblia? ¿La de la Iglesia?”.

Las pinturas podrían hacerse en papel y reproducirlas, ampliándolas, para colocarlas sobre las paredes. Se buscaría a un dibujante que trabajara por amor al arte, aunque se le pagara algo, porque la idea es que alguien tome con pasión la idea de cubrir una superficie notable con sus pinturas y cientos de personajes y muchas escenas. Como lo que se colocará son las reproducciones, el artista puede trabajar desde su casa a cientos de kilómetros. Un artista mexicano puede hacer las pinturas para una iglesia de España.

Una vez que se escoja un estilo pictórico, todas las nuevas pinturas tendrán que seguir ese estilo en esa iglesia, así como las imágenes de bulto redondo que se coloquen.

Toda la iluminación sería indirecta. Las ventanas, pocas, estarían pensadas para favorecer una cierta penumbra. La iluminación de la iglesia se pensaría para que destacaran las zonas donde se permitirá la colocación de velas.

En la calle central del templo se dispondrían tres elementos: sede del sacerdote (en un extremo), ambón (en el centro) y altar (en el otro extremo). Alrededor de cada elemento habría sillas que permitirían mover la dirección según el centro de la ceremonia esté en cada parte. La misa tendría un sentido de peregrinación desde los ritos iniciales hasta el altar. Según sean las dimensiones del ambón o la elevación del altar, por visibilidad puede ser mejor colocar el altar en el centro de esa nave.

Pegado totalmente a un extremo de esa nave única habría unos escalones a los que se subiría a una especie de iconostasio que, en realidad, sería como el Ara Pacis. La puerta abierta daría al sagrario. Ese “Ara Pacis” (algo parecido a ella) serviría de capilla del Sagrario. Pero con las puertas abiertas el tabernáculo sería visible desde la nave central, cerrando la puerta de ese cubículo a la hora de la misa.

Todas las salas de catequesis, las oficinas y la casa del sacerdote estarían adosadas a los muros del templo. Eso ayudaría a su aislamiento térmico y le daría un aspecto más imponente al conjunto.

La planta baja de esos locales adosados tendría solo los pilares, sería diáfana, sirviendo de naves laterales y algunas de sus partes cumpliendo la función de capillas. Por supuesto habría una pequeña cripta (o no tan pequeña) que serviría de columbario. Por supuesto, lo más románica o gótica posible, aunque no tenga bóveda. El confesionario estaría situado en un lugar desde donde el sacerdote pueda vigilar toda la iglesia. Un confesionario tradicional, de los de toda la vida. La pila bautismal podría estar situada a pocos metros de la entrada para servir de pila de agua bendita. Las pilas son grandes, dentro hay que colocar un cuenco bonito con agua. Un cuenco de dos palmos de diámetro permite renovar el agua cada cuatro o cinco días. Cada mes se puede bendecir una cantidad grande de agua, en un cuenco más grande; reservar esa agua bendecida en una garrafa de plástico, guardándola en un lugar a oscuras; e ir usando esa agua cada vez que se renueve el agua de la pila.

En mis parroquias, en la pila bautismal, el espacio vacío entre el interior de la pila de piedra y el cuenco de acero lo rellenaba con una larga tela bonita que colocaba arrugada abrazando el cuenco.

En un lado se podría dejar un espacio con la idea de acristalarlo para familias con niños. Pero a esas zonas habilitadas no suelen ser muy útiles porque ningún padre quiere ir allí dentro, porque no hay forma de escuchar misa en esa guardería, de manera que los padres suelen hacerse los despistados e sentarse a la nave central para que los niños puedan molestar a todos en general.

Entre la parte superior de la nave central y el tejado debe haber una cámara de aire, aunque sea solo de un palmo, mejor incluso con salidas de aire para abrirlas en verano. La nave central tiene que tener ventanas que, con facilidad, se puedan abrir en verano y permitan una corriente de aire. Dado que hay un edificio adosado a los muros, con facilidad se pueden abrir ventanas en partes altas del templo.

La parte del techo visible desde el interior de la nave central estará pintada de color negro, para dar impresión de amplitud y no agobiar con más pinturas. Dado que los muros van a estar cubiertos de pinturas, habrá que escoger tonos de color que tampoco resulten visualmente "opresivos".

La disposición de tres puertas en cada muro que se queden abiertas, y ventanucos en todos los muros en la parte superior, permitirán corrientes de aire, incluso si no hay viento, porque el calor siempre se acumula en la parte superior de una nave. Si están bien situados, no se necesitan demasiados ventanucos ni que sean grandes. Pero tienen que estar bien situados.

En algunas iglesias los ventanales no se pueden abrir de ninguna manera, y en otras están situados de manera que resulta imposible cualquier corriente de aire.

Delante del altar colocaría una cruz donde hubiera un crucificado a tamaño natural, para que los fieles pudieran hacer oración imaginándose que están verdaderamente en el Calvario. El tamaño de la cruz y el cuerpo tendrían que ser exactos.

Adosada a la cripta, habría salita para con el tiempo acondicionarla para que sea una reproducción exacta del cubículo del sepulcro de Jesús, con piedra en la entrada incluida. Allí se dejaría la Eucaristía tras la liturgia del Viernes Santo.

Durante el resto del año se podría ir allí a rezar. También podría haber una hornacina cerrada donde se podría colocar (según demanda) una teca con la Eucaristía por si alguien quiere estar allí a solas con Jesús.

Desgraciadamente, para evitar el vandalismo, tal vez estas dos partes de la cripta tendrían que estar cerradas por una verja. Pudiéndose abrir solo cuando alguien de confianza lo pida.

La lluvia que caiga sobre el techo se canalizará para recogerla en un desagüe que acabe en una gárgola que derrame su agua en el interior del templo, haciéndola caer en un lugar que la recoja y desagüe adecuadamente.

Años después se le podría añadir una torre que sería, en realidad, un edificio de viviendas. Dado que este templo es un rectángulo, la torre podría tener unas dimensiones de tipo mudéjar y un acabado externo de ese tipo. El templo podría contar hasta con seis torres repartidas por su perímetro. 

Muchísimo más económico resulta colocar en lo alto varios altavoces con grabaciones de campanas que pagar una auténtica campana.

La parroquia se inauguraría con todos los espacios vacíos, sin pinturas ni siquiera. En los años siguientes, sin prisa, se irían acondicionando esos espacios de paredes pintadas de blanco. Pero el proyecto final, con todos sus detalles, estará determinado desde el principio, desde el columbario hasta la última capilla lateral; sin dejar nada al libre albedrío del párroco que hiciera lo que primero se le ocurriera. Incluso la colocación de una estatua de la Virgen María, en cualquiera de sus paredes o capillas, tendrá que ser colocada con la aprobación del encargado diocesano de velar por la unidad estética del proyecto.

En fin, son ideas que lanzo por si le sirven a alguien.

P. FORTEA

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