El Cardenal Müller defiende el acceso de los fieles a los sacramentos, frente a algunos obispos que imponen restricciones.
En una entrevista con el National Catholic Register, el
cardenal alemán Gerhard Müller ha denunciado
que algunos obispos y sacerdotes “se ofrecen como cortesanos a los gobernantes
de este mundo y se hacen sus propagandistas”. Con ello están
apoyando a algunos políticos, a medios de comunicación y a las grandes empresas
vinculadas con tecnología y redes sociales, las cuales “están
explotado sin piedad” el COVID-19 para promover el “pensamiento totalitario”. En la entrevista, el
prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe también dijo que
la respuesta de algunos obispos y sacerdotes de cerrar iglesias o
negar los sacramentos es un “pecado grave” que va en contra de
su “autoridad dada por Dios”.
El impedimento de acceso a los
sacramentos y el cierre de iglesias ha sido “una prueba
impactante de hasta qué punto la secularización y descristianización del
pensamiento ya ha llegado a los pastores del rebaño de Cristo”, dijo el cardenal alemán. Sus declaraciones llegan
en el momento en que muchos países europeos están obligando a vacunarse a sus
ciudadanos, e imponiendo severas multas a quien no lo haga.
-
SU EMINENCIA, ¿CUÁL ES SU REACCIÓN ANTE ESTOS MANDATOS CADA VEZ MÁS SEVEROS,
PARTICULARMENTE EN EUROPA Y AUSTRALIA?
- Solo en emergencias extremas
puede una autoridad estatal legítima imponer un requisito general de vacunación
a los ciudadanos. En tales casos, el bien común debe ser el factor
determinante, que, en determinadas circunstancias, puede restringir, si no abolir,
la libertad del individuo. La producción de la vacuna debe ser éticamente
sólida. Y las consecuencias médicas, psicológicas, sociales y los efectos
secundarios deben ser medibles y ser proporcionales a los beneficios esperados.
» Desafortunadamente, muchos gobiernos han perdido la confianza del
público a través de medidas caóticas que tienen una lógica contradictoria.
» En bastantes casos, las regulaciones se han visto comprometidas y
contaminadas por los intereses financieros y políticos de grupos de presión
ideológicos y gigantes farmacéuticos. En lugar de unir a la sociedad en la
lucha contra la pandemia, los poderes que están en la política, los principales
medios de comunicación y Big Tech, han explotado sin piedad la situación para
promover la agenda del “Gran Reinicio”, es decir, el pensamiento totalitario.
Hasta en las familias, las personas están en desacuerdo entre sí.
» Pero en una crisis, la Iglesia y los líderes estatales deben trabajar
por la cohesión y evitar discriminar a los disidentes llamándolos “teóricos de la conspiración”, “pecadores contra la
caridad”. De lo contrario, son culpables de una mala conducta muy
divisiva de la que acusan públicamente a otros.
-
¿POR QUÉ CREE QUE EL VATICANO Y LOS OBISPOS, CASI SIN EXCEPCIÓN, HAN TENDIDO A
GUARDAR SILENCIO PÚBLICAMENTE SOBRE ESTAS POLÍTICAS DISCRIMINATORIAS Y, ALGUNOS
DIRÍAN, TOTALITARIAS, ESPECIALMENTE CUANDO LA EFICACIA DE LAS VACUNAS PARA
PREVENIR LA TRANSMISIÓN SIGUE SIENDO DISCUTIBLE Y CUANDO LA CONGREGACIÓN PARA
LA DOCTRINA DE LA FE DICTAMINÓ CONTRA LA VACUNACIÓN OBLIGATORIA EN DICIEMBRE DE
2020?
- Los obispos y sacerdotes son
ministros de reconciliación de las personas con Dios (2 Corintios 5, 19) y de
reconciliación de las personas entre sí ( Lumen Gentium 1; 21; 28). Su
misión y autoridad provienen de Jesucristo y se hacen efectivos en el Espíritu
Santo.
» Ellos, en el ministerio apostólico, no deben ofrecerse como cortesanos
a los gobernantes de este mundo y convertirse en sus propagandistas. Según
nuestra fe católica, el Papa, además de ser el primer testigo de la revelación
sobrenatural de Dios en Jesucristo, es también el guardián supremo de la ley
moral natural. Por tanto, el magisterio de la Iglesia tiene el derecho y la
obligación de señalar los límites del poder temporal, que termina en la
libertad de fe y de conciencia.
-
¿CUÁLES SON SUS PUNTOS DE VISTA SOBRE ALGUNAS DIÓCESIS, COMO BERLÍN, QUE ESTÁ
RESTRINGIENDO LA MISA SOLO A LOS VACUNADOS O LOS QUE SE RECUPERARON
RECIENTEMENTE DE COVID?
- Es, sobre todo, contrario a la
ley divina si el acceso a los medios de gracia de la Iglesia, es decir, los
sacramentos de Cristo, es obstaculizado o incluso prohibido por las autoridades
estatales. Que incluso los obispos hayan cerrado sus iglesias o negado los
sacramentos a las personas que buscan ayuda es un pecado grave contra la
autoridad que Dios les ha dado. Esta es una prueba impactante de hasta qué
punto la secularización y descristianización del pensamiento ya ha llegado a
los pastores del rebaño de Cristo.
» En esta situación, los obispos debemos recordar el ejemplo de san Carlos
Borromeo y, sobre todo, guiarnos por la palabra de Jesús: “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor su vida da por las
ovejas” (Juan 10, 11).
» Los obispos, como sucesores de los apóstoles, no son gobernantes según
los caminos del mundo, sino ministros de la Palabra y ministros de la gracia de
Cristo. Algo diferente es la observancia de las reglas razonables para prevenir
la transmisión de la enfermedad. Pero esto no puede utilizarse para justificar
el rechazo de los sacramentos por principio. Porque la gracia de la vida eterna
debe prevalecer sobre los bienes temporales.
Müller severo con
obispos y sacerdotes que ponen pegas al acceso de los fieles a los sacramentos
en tiempos de COVID
-
¿CÓMO CREE QUE DEBERÍA ESTAR RESPONDIENDO LA IGLESIA? ¿QUÉ DEBERÍAN ESTAR
DICIENDO SUS LÍDERES?
- En tiempos de crisis, los
lugares de culto y el corazón de las personas deben estar bien abiertos para
que las personas puedan buscar refugio en Dios, de quien proviene toda la
ayuda. Todas las vacunas tienen un efecto temporal limitado. Ninguna medicina o
invención técnica puede salvarnos de la muerte temporal y eterna. El Pan que
Jesús da es la cura para la muerte eterna y, sin fecha de vencimiento, el
alimento para la vida eterna. “El que come de este
pan vivirá para siempre” (Juan 6, 51). Y por eso, a principios del siglo
II, el obispo mártir Ignacio de Antioquía, en su “Carta
a la Iglesia de Éfeso” (20, 2),
pudo llamar a la Eucaristía la “medicina de la
inmortalidad”.
» La tarea de los obispos es
administrar la Eucaristía a los fieles, no alejarlos de ella. La devoción
personal en el hogar y la co-celebración virtual en las pantallas no pueden
reemplazar la presencia real y física en la asamblea de los fieles, porque
somos seres corporales y sociales. Por tanto, la gracia y la verdad de Dios se
nos comunica a través de la Encarnación de su Hijo y se comparte con nosotros
en la comunidad de la Iglesia. Es su Cuerpo. En la Eucaristía, Cristo está
escondido pero realmente presente con su divinidad y su humanidad, en carne y
hueso.
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