JAUME VIVES PRESENTA EN BARCELONA LA NOVELA «LOS DEMONIOS DEL PADRE JOAN»
“Como hay varias
corrientes dentro de la Iglesia, quería hacer una defensa de aquellos católicos
dispuestos a ser perseguidos, olvidados o cancelados, por no querer
contemporizar con el mundo… y muchas veces, también orillados dentro de la
propia Iglesia, al ser acusados de carcas y cerrados… Y en el libro he querido
reclamar que dentro de la Iglesia hay un espacio para ellos, sino que, además,
la reconversión del mundo, creo que vendrá por ellos. Los
grandes santos de la Iglesia son los más parecidos a esos que acusan de
radicales, de integrista y de cerrados, que a los curas bailongos del Tik Tok.
Por eso creo, que la reconversión que necesita nuestra Iglesia y la sociedad,
vendrá más por los curas que hoy son cancelados, que por los segundos”.
“El Padre Joan
representa ese perfil de ‘olvidados’, pero no sólo él. Otros personajes también están dentro de esa
calificación. Ellos están atacados por todas partes: por dentro y por fuera,
por eso quería hacer una defensa de sus vidas, como una esperanza de que en
ellos está también la esperanza para que este mundo pueda reconvertirse”.
Quien así habla es Jaume Vives,
de 29 años, periodista, escritor, activista, católico, desacomplejado y
políticamente incorrecto. Casado y padre de una niña. Y lo ha hecho en la
presentación de su primera novela: Los demonios del Padre Joan (LibrosLibres),
en Barcelona , y esa puesta de largo de este thriller religioso-policiaco tuvo
lugar en la parroquia Mare de Déu dels Ángels y, en concreto, dentro del “Auditori Mare de Déu de Montserrat”, un bello
marco para un libro que está levantando una gran expectación, teniendo como
ponentes al propio autor, Jaume Vives; mossèn Rafael
Méndez, que acaba de cumplir 80 años y lleva 27 de
sacerdote, buena parte de los cuales como párroco de la citada iglesia, y Álex Rosal, editor de LibrosLibres.
Los demonios del Padre Joan (LibrosLibres) cuenta la
historia de un sacerdote en Barcelona que acompaña a jóvenes que se meten en
líos y se ve inmerso en un misterio con muertos, policías y conspiraciones. Es
una novela, es ficción, pero en esta historia de chavales
conflictivos y curas pacientes pero firmes hay bastante de biográfico en Jaume Vives.
“Esta es una novela
real. Los personajes son reales y sus luchas son reales, y aquello que es
accidental es pura ficción, pero lo verdaderamente importante es el corazón de
los protagonistas, sus luchas y sus vidas, eso es completamente real.
Yo lo único que intento describir con esta novela es algo que ya existe. De
hecho, he tenido que suavizar algunas historias para que las señoras mayores no
se escandalicen, y puedan comprar el libro”, señala
Vives.
“La mayor parte de
los protagonistas tienen en común que son feligreses de una parroquia de
Barcelona. Uno de los personajes es Marcel que nos va a enseñar a través de su
historia el perdón, y que debemos ser como niños. Otro personaje nos enseña la
importancia de la humildad con carácter. Y luego está el protagonista
que él es Padre Joan, que nos enseña la importancia de la fidelidad a la
verdad”.
En este thriller
religioso-policiaco el autor toca varios temas transversales, y uno de
ellos es “la relación del hombre con las bestias.
En este caso la relación que tiene el protagonista con su perro”. Otro
de los asuntos es el concepto de la libertad. “Y esa libertad
de la que hablo en la novela se concreta en un bar de la ciudad. Es un bar que pasa desapercibido, que prácticamente no
cierra en todo el día, y que es un poco cochambroso ya que se mezcla el olor a
humo y la fritanga”.
Otro de los temas es el de la
familia. “De las instituciones antiguas solo queda la
amistad, ya que la familia está en retroceso. Y lo que me interesaba –puntualiza Jaume- es que en el
libro saliera una familia normal. Que normal no quiere decir perfecta, sino más
bien real. Y la familia que aparece en el libro es de los padres del
protagonista”.
Otro de los asuntos
que golpea en este texto de ficción es el de la opinión pública. “También habló de esa persecución a manos de los
medios de comunicación de la que nadie puede escapar. Y el protagonista de la
novela, el Padre Joan, se verá metido de lleno en esa opinión publicada”.
Sobre la belleza, el autor
manifiesta que “me sorprende la capacidad que tiene
el hombre actual para construir cagarros, casas de gigantes, que
rompen con todo lo anterior. Se ve en cierta arquitectura una cierta
decadencia que es el signo de la soberbia. Que se vislumbra en una cierta actitud de creer que lo voy
a hacer mejor que todos los que me han precedido, y por lo tanto, voy a
construir lo más distinto que pueda y completamente diferente. Y eso nuevo que
pretende romper con todo lo anterior, suele ser una cosa fea. Y eso se ve desde
los bancos que hay en las plazas de las ciudades, las pilonas…”.
También están muy presentes los
ritos y los signos. “Desde el sonido de las
campanas, que las velas sean de cera…”. En resumen dice Vives: “Intento aportar una mirada cristiana de todos estos temas y hacerlo de manera natural. He intentado hacer un
libro que entretenga”.
Jaume Vives subraya que “Los demonios del Padre Joan es
una novela para descansar, pero también es una trinchera para luego prepararse
para la guerra. Esta novela tiene un punto terapéutico para
quedarnos a gusto sobre unas críticas de cosas que hoy pasan”.
Pero puntualiza Vives que el tema
central de este texto “es el de la parroquia y el
sacerdote. Entiendo que la parroquia es a la Iglesia, lo que la familia es a la
sociedad. Es un puntal. La
vida parroquial es esencial”.
Por su parte, mosssèn Rafael
Méndez alabó la novela de Jaume Vives hablando de su profundidad teológica
y dogmática. Mossèn Méndez contó cómo vive un sacerdote diocesano al hilo
del protagonista del libro de Jaume Vives. “Tengo un motivo
de esperanza ya que vivimos un momento en el que el Señor nos está purificando. Todo lo humano es caduco. Es verdad que la soledad es
un problema, pero suelo decir a los sacerdotes que debemos estar muy mezclados
en el mundo. Nosotros rezamos por los necesitados, por los que sufran, por los
que están en el paro. ¿Y no rezamos por los que están creando trabajo? ¿Es
importante? Si alguien tiene el don para generar riqueza y posibilitar la
creación de trabajo, acaso ¿esto no es trabajar por el Reino de Dios? El Señor
también iba a comer a casa de los Fariseos. También a la de los pobres…”.
Mossèn Méndez contó una anécdota
emocionante que le ocurrió en misiones. “Tenía que
ir a una aldea y el trayecto nos iba a llevar dos horas y media, y una niñita
de apenas 8 años, al saber que íbamos de viaje, y sabiendo que nos iba a
ser difícil poder parar en el camino para comer, me dio una fiambrera, con su
pan, ya un poco negro y tosco. Eso se me quedó grabado. Una
niña que te da lo poco que tiene”.
Hubo muchas preguntas del
público. Muchas de ellas solo se podían contestar con un spoiler, así que
el autor se refería de esta manera a los curiosos que querían saber más del
desenlace de la trama: “En la última página se
desvela el misterio del libro”, o también: “En la última página se entiende
perfectamente cuál es la moraleja de la novela”, incluso: “En la última página la historia adquiere sentido”.
Uno de los asistentes, ante la
reiteración de Jaume por no desvelar el final de la historia, levantó la
mano y preguntó muy serio: “Para
esta novela ya es tarde, pero, para la próxima ¿se ha planteado publicar solo
la última página?”.
Hubo una catarsis de
risas en la sala.
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