Las “conopas”, en la religión Inca, eran finas y pequeñas estatuillas para invocar a través de ellas el bienestar, la fertilidad y la abundancia en el hogar; objetos votivos. Las poseía el responsable de la familia y se heredaban. Eran muy importantes para el éxito de la producción por el esfuerzo en el trabajo.
Las
conopas incas se tallaron de piedras especiales con propiedades magnéticas,
llamadas en quechua: “jiwaya” y que la tradición
dice que son rocas de meteoros, de hecho poseen alto contenido de hierro. Sus
colores se deben a la oxidación de los minerales que contienen, algunas son
negras hematitas a las que se adhiere el imán.
Su forma
se define porque la fuerza de la naturaleza las reproduce en el ambiente
silvestre, las esculpe o dibuja. Asociados a las “conopas”
están las “illas” que son formas
pequeñas esculpidas por la naturaleza; las illas son como decir, “las piezas naturales originales”.
En la
Colonia, en 1621, el extirpador de idolatrías describe a las “illas o conopas” y prohíbe de forma radical su
uso, por ser herejía.
Las más
bellas conopas son las que representan a los camélidos, los genitales
masculinos y las manos, son esculturas abstractas muy bien logradas en sus
dimensiones y excelentemente pulidas; admirables. La mayor parte de las conopas
fueron recipiente para sebo de camélido, maíz y hojas de coca, se tenían en la
vivienda, en un altar. Las conopas llevan un hueco que simboliza la cocha, o
sea la laguna sagrada, ahí se colocaba la ofrenda. A la conopa se le trataba
con cariño y se le hacía constantes rituales con ofrendas que le agradan. Lo
que es velar un santo en tu casa el día de hoy.
Decir: conopa, era tener una conexión con la buena suerte
obtenida de la naturaleza. Actualmente, en el sur andino, se llama conopa a
ciertos casos de productos agrícolas, como a una mazorca de maíz que
extraordinariamente lleva varios hijuelos, es conopa para cuidarla y atraer la
buena suerte; igual con la papa y otros cultivos andinos.
Existen
illas y conopas incas y coloniales, las de la Colonia ya integran nuevas
formas, sobre todo de animales como el toro, el borrego y los chanchos, la casa
hacienda, así como decoraciones adicionales. Como la “conopa”
es “illa”, entonces existe la forma de cerro
o montaña, pues en la religión Inca las fuerzas magnéticas que atraían la buena
fortuna se concentraban en determinados cerros y montañas, sobre todo los que
prodigaban servicios ambientales a una población; eso son los “apus”.
El torito
de Pucará es en su origen, una conopa pos Colonial. Hay conopas: Moche, Chancay y más específicamente, Quechua y Aimara,
pues existen comunidades en donde aún mantienen la religiosidad Inca.
También
hay que decir que las “alasitas” son la
forma moderna de las conopas. “Alasitas” son
las figuras de adorno del objeto deseado para tu vida o porvenir, que se venden
en algunas festividades religiosas en el sur del Perú y populares en Bolivia, a
las que también hay que cuidar para que se haga realidad lo deseado. “Alasita” viene del aimara: cómprame esta cosita.
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