La organización Abba Krishna, con su templo situado sobre la calle Rico en el área de 20 de Junio, una zona de campos de La Matanza en el límite con Merlo (provincia de Buenos Aires), operaba en la literal frontera de la devoción. Funcionaba al menos desde 2017.
El
dios hindú Krishna era el centro de su culto, con cantos de mantras, cantos congregacionales y charlas sobre
filosofía espiritual y religión en sus programas de prédica para los domingos.
Una gran imagen de Krishna de casi un metro y medio de alto estaba emplazada en
el centro del templo, donde los fieles bailaban y cantaban. Luego, salían en procesiones barriales.
SINCRETISMO DE
HINDUISMO Y CRISTIANISMO
Según relata Federico
Fahsbender en Infobae, la organización tenía también un giro que los
volvía distintos de los cultos Hare Krishna que pueden verse en la Capital
Federal y que observaron a Abba Krishna con desconfianza: también adoraban a Jesús.
El término “abba” significa “padre” en arameo, y era utilizado por el mismo
Jesucristo, según los evangelios.
Una
imagen de Cristo podía verse junto a la de Krishna en sus altares, y junto a un
unicornio del tamaño de un pony enano.
Tiempo después, el pony con cuerno fue reemplazado por una imagen de Srimati
Radharani, la consorte mística de Krishna.
Era curioso lo que decían.
Hablaban también de Krishna como “padre”, algo
que no es parte de la doctrina hindú usual. Sus seguidores mezclaban
plegarias, decían “Hare Cristo” en medio del tradicional mantra
“Hare Krishna”, acompañados de
guitarras criollas.
Abba Krishna podía ser muy convocante como organización, sus reuniones atraían a decenas de curiosos y fieles. El templo también funcionaba como comunidad
espiritual, como ashram, una vivienda permanente para miembros, con imágenes
religiosas pintadas en sus paredes.
OPERACIÓN POLICIAL
En la noche del pasado 5 de
diciembre, cinco miembros de cúpula fueron arrestados por la
división de Trata de Personas de la Policía Federal Argentina (PFA), en una causa bajo la firma del
Juzgado Federal N°2 de Morón a cargo de Jorge Rodríguez. Un testigo de
identidad reservada dio inicio al caso, según confirmaron fuentes de la
investigación a Infobae.
Los
acusan de convertir en esclavos a sus fieles, de alejarlos de sus familias y de
despojarlos de sus bienes. Entre los detenidos está Aldo Ferraroti, de 66 años, considerado el líder espiritual
del grupo y el principal “teólogo”, por
llamarlo de alguna forma.
El propio templo de la calle
Rico fue allanado. Allí se encontró a 12 fieles, que fueron entrevistadas por
el Programa Nacional de Rescate de Víctimas. También se encontró
dinero (126.000 pesos y 500
dólares), así como un teléfono que podrá ser peritado.
El
gurú fue arrestado en una propiedad aledaña al templo sobre la calle Urién, su domicilio
fiscal. Cayó con más de 300.000 pesos. Otros allanamientos ocurrieron en la
zona de Pontevedra, partido de Merlo, con otros tres arrestados.
Aldo Ferraroti y su grupo no
tienen afiliación o vínculo con la Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON, por sus siglas en inglés), cuyos miembros
son popularmente conocidos como los “Hare Krishna”, secta
establecida hace décadas en Buenos Aires, con su templo en la calle Ciudad de
la Paz de Colegiales. Entre los grupos de
espiritualidad alternativa existió un recelo histórico a Aldo Ferraroti, tal como aseguran conocedores.
CAPTACIÓN DE
PERSONAS VULNERABLES
Al líder de Abba Krishna lo
describen como movedizo, hábil para hablar. Tomó la estética ceremonial y la
simbología para captar a sus propios fieles y generar su propia organización.
Así, en poco tiempo logró llamarse a sí mismo
“maestro”.
Según fuentes policiales, esos fieles eran hombres y mujeres vulnerables, con
posibles problemas psicológicos y situaciones familiares inestables,
que se volvían conflictivos en otros cultos Krishna en Buenos Aires y el
conurbano.
Entonces, la organización los absorbía y comenzaba a ejercer un control sobre
ellos, con un presunto régimen de reducción a la servidumbre. La
división de Trata de Personas, que depende de la Superintendencia de Delitos
Federales de la PFA, colocó una faja de clausura sobre el templo. La
organización se considera desbaratada.
SOMETIMIENTO PSICOLÓGICO
“El sindicado líder del templo mantenía relaciones
sexuales con las feligresas y les decía que el contacto físico era una
bendición. Las víctimas sufrían un sometimiento psicológico”, declaró al diario La
Nación un detective que participó en la investigación. Entre las
pruebas contra los acusados, según las fuentes consultadas, los investigadores
tienen escuchas telefónicas de cómo se quedaban con bienes
de los adeptos.
“La
captación se producía por intermedio del control de la personalidad de sus miembros, manipulación psicológica, un
estricto control de las personas y sus relaciones, control económico y
explotación laboral, provocando con ello una dependencia total a la
organización”, explicó el Ministerio de Seguridad de la Nación en un comunicado de
prensa.
Según la información difundida
por la PFA, la organización tenía una estructura piramidal, “con
distintos roles de funciones, logrando
que sus miembros se despojaran de sus bienes materiales, se alejaran de sus
familias, y se sometan a un sistema de trabajo esclavizante en el cual todas
las ganancias eran dirigidas al templo que adora al dios Krishna”.
Secretaría RIES
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