La Iglesia es, para muchos cristianos, un hogar confortable en el que todos los días nacen, crecen y mueren millones de hijos de familia «bien» que no hicieron nada por corresponder a unas riquezas que heredaron graciosamente.
La
fe no ha supuesto para ellos ningún esfuerzo, ningún riesgo, ningún compromiso.
Solo cuando Cristo es alguien al que se ha conquistado
personalmente en la constante búsqueda de una fe trabajada desde la escucha
humilde y paciente, Jesús se ofrecerá resucitado a los cristianos y los
cristianos resucitaran para Él.
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