¡QUÉ IMPORTANTE ES LA FORMACIÓN EN LA FE!
Hace unos meses se me presentó
la posibilidad de realizar un curso de formación con un profesor extraordinario
sobre la misión de la Iglesia, pero la verdad es que mi agenda estaba muy
ajustada y no sabía cómo organizarme para poder asistir.
Por suerte, acabé reservando
espacio para este curso y, aunque a veces sufrí por los horarios y el trabajo,
agradezco profundamente ese impulso santo que me animó a no dejar perder la
ocasión.
Además de descubrir a un
maestro fantástico, conocí muchas y nuevas referencias para mi apostolado. Me
marcó especialmente conocer las reflexiones del, por aquél entonces, obispo
auxiliar de Bangassou (República Centroafricana), Monseñor Jesús Ruiz.
UNA DE SUS BELLAS APORTACIONES SIGUE RESONANDO EN
MI CORAZÓN:
«La fe en Jesús
es como una mujer encinta que pone en riesgo su vida y la de su hijo si no da a
luz. Así, la Iglesia es Misión, vive en y para ella… A una Iglesia sin Misión
se le muere el Niño que lleva dentro».
Doy gracias cada día por haber
dicho sí a la formación, en aquella ocasión y en otras. Por eso te animo a ti, si es que tienes el deseo de enseñar a otros, a que participes en la
masterclass gratuita: «Claves para crear tu primer curso digital católico».
¡Estoy segura de que
será de gran ayuda para tu apostolado! Anímate a compartirle esta oportunidad a tus amigos, familiares, grupos
parroquiales, sacerdotes o catequistas.
Y ahora ¡vamos a ver cuáles son esos 10 tesoros que nos brinda la
formación en la fe!
1. LUZ
Aprender de la mano de otros
nos ilumina de forma integral. La doctrina de la Iglesia se asimila de forma
más viva y animada en el curso de los comentarios, discusiones, objeciones y
aclaraciones propias de los entornos de aprendizaje.
2. ALEGRÍA
Saber que tu mochila está bien
equipada para la misión que se te encomienda ofrece seguridad y confianza, y de
ahí nace también la alegría y la ilusión del que inicia un viaje apasionante.
3. ORACIÓN
Hablarás de cosas nuevas con
Dios, le preguntaras sobre cuestiones que antes nunca le planteaste. La
formación es un nuevo diálogo con tu Creador.
4. CRECIMIENTO PERSONAL
Pronto te darás cuenta de todo
lo que te queda por saber. Identificarás temas o aspectos sobre los que te
gustaría profundizar, y todo ello te ayudará a crecer y alcanzar tu mejor
versión.
5. ACTUALIZACIÓN
Te beneficiarás tú y todos los
que coincidan contigo en su camino de fe. Descubrirás recursos y fórmulas para
llegar a otros, y ser eficaz instrumento de su amor.
6. RENOVACIÓN
¿Eres el mismo
hoy que hace cinco años? Para tomarse en serio, y no en serie, nuestra vida de cristianos no
podemos dar por hecho lo que nos reúne frente al altar. Formarse enriquece y
llena de gracia nuestra experiencia de Dios.
7. COMPROMISO
No te dejará indiferente, la
formación te removerá y te llevará por caminos que, seguro, te ayudarán a
fortalecer tu compromiso con el Reino de Dios.
8. COMUNIÓN
La formación te ayudará a
descubrir a otras personas, con diferentes experiencias de vida, con nuevas
perspectivas que te ayudarán a entrenar tu capacidad para empatizar con el
prójimo.
9. MISERICORDIA
Prepárate para darte cuenta de
que quizás estabas equivocado, para derribar mitos o para detectar debilidades.
Prepárate para llenarte de misericordia para contigo mismo y para con los que
te rodean.
10. CONCIENCIA DE IGLESIA
Las nuevas perspectivas, las
novedades y los descubrimientos que hagas te harán salir de ti mismo y te
ayudarán a vivir poniendo el centro en Cristo. Y ese nuevo centro te hará alzar
la mirada y sentirte Iglesia Católica, extendida de Oriente a Occidente.
EL ARTE DEL APOSTOLADO ES ARRIESGADO
Uno puede pensar que no
necesita formarse, o bien entender que no se puede actuar sin haber recibido
una intensa formación doctrinal.
Por eso somos enviados de dos
en dos (Mc 6, 7-13), para sumar esfuerzos, para unir
talentos, para ayudarnos a entender que la comunión es un
instrumento eficaz.
El trabajo en grupo no
dispensa del esfuerzo personal, de la reflexión solitaria, lo exige y lo
provoca. Y así, el trabajo en grupo suprime el peligro del trabajo
demasiado aislado.
Pablo VI animaba expresamente
la necesidad de actuar hoy y con urgencia frente a las necesidades inmensas de
nuestra sociedad.
Destacaba, en este sentido, el
papel de los laicos. «Acción y formación van de la
mano: no podemos permanecer ociosos, pero es indispensable saber con precisión
qué debemos hacer y con qué ánimo.
Igual que una
madre encinta es consciente de las decisiones que toma por el bienestar de su
hijo, y prepara prudentemente su cuerpo y su corazón para lo que ha de venir, la formación permite
alumbrar un apostolado que ame la verdad e invite a la esperanza».
Artículo elaborado por Blanca Serres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario