Solo faltan hombres
y mujeres que saben ir contracorriente.
Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net
Cuando nos rodean las tinieblas, la luz queda
oscurecida. El camino apenas se vislumbra. Aumenta el riesgo de perderse.
También hay tinieblas que aturden a las mentes y
a los corazones: cuando la mentira se hace fuerte, cuando los ojos evitan la
luz de las verdades, cuando los sentimientos secuestran a las personas y a los
pueblos.
Salir de las tinieblas es posible cuando
buscamos salir fuera de la zona de peligro, cuando nos acercamos a espacios
abiertos y protegidos de las nubes bajas, cuando buscamos la luz que permite
ver con claridad.
Salir del engaño, de las mentiras colectivas, es
posible cuando nos unimos a buenos compañeros, cuando evaluamos serenamente lo
que llega como "información" y
puede ser algo falso, cuando pensamos de modo sereno y serio.
Causa maravilla ver cómo pueblos enteros y
personas concretas quedan atrapados por tinieblas de sofismas y por presiones
colectivas que impiden la claridad de mente y la perspicacia para denunciar las
mentiras.
Pero incluso en situaciones de desorientación
masiva, no faltan hombres y mujeres que saben ir contracorriente, que denuncian
los sofismas repetidos mil veces, que tienen mentes y corazones abiertos a la
verdad.
Quizá esos héroes de la luz sean declarados como
seres peligrosos, como fanáticos tradicionalistas, como imprudentes
progresistas, o con otras etiquetas que buscan neutralizar su osadía.
Por encima de las persecuciones y los esfuerzos
por aislar a los amigos del saber bueno, su esfuerzo, tarde o temprano, ayudará
a otros a salir de las tinieblas y a penetrar en el maravilloso mundo de la
luz, la claridad y la honradez propia de inteligencias libres y rigurosas.
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