Cuando hacemos la
señal de la cruz, estamos diciendo: que Dios Padre Creador esté conmigo.
Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com
LA SEÑAL DE LA CRUZ SIRVE PARA:
- Hacer un acto de oración, contemplando por unos
segundos a Cristo Redentor y así avivar nuestra fe en Jesucristo, como
quien alimenta la hoguera echando leña al fuego: "Mirarán
al que traspasaron" (Jn 19,37) "Cuando
haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí" (Jn
12,32)
- Recordar que Cristo murió por nosotros, hacer
memoria del gran amor que Dios nos ha tenido y que lo llevó al extremo con
su muerte en la cruz (Jn 13,1) "Pues la
prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía
pecadores, murió por nosotros". (Rom 5, 8) "Cristo nos amó y se entregó por nosotros"
(Ef 5,2) "Se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte,
y muerte de cruz" (Fil 2,8)
- Hacer un acto de conversión interior y decirle a Jesús: soy tu
discípulo, quiero vivir como a ti te agrada, quiero cargar con mi propia
cruz: "Si alguno quiere venir en pos de
mí. niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame." (Mt
16,24)
- Dar testimonio de nuestra fe, declarar que somos
cristianos, miembros de su cuerpo místico, seguidores del que dio su vida
por nosotros en una cruz y resucitó de entre los muertos. "En cuanto a mí, no quiero sentirme orgulloso
más que de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido
crucificado para mí, y yo para el mundo." Gál 6,14.
- Predicar que Cristo es Salvador y que hay que morir para tener vida.
- Alabar al Hijo de Dios: "Para que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda
lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre" (Filipenses
2, 11)
- Pedir la protección de Cristo en medio de las tentaciones, los retos, los peligros, las
dificultades y las asechanzas del demonio. Jesucristo venció el pecado con
su muerte en la cruz.
- Tomar fuerza: "Fijaos en aquel que soportó tal
contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis faltos
de ánimo." (Hebreos 12,2-3) "Poned
los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco" (Santa
Teresa de Jesús).
- Ofrecer a Dios nuestro ser, nuestras pertenencias y nuestras actividades, como Cristo ofreció
su vida al Padre por nuestra salvación. Hacer la señal de la cruz es
decirle: Jesús, quiero hacer esto contigo y
por amor a ti.
- Ofrecer nuestros sufrimientos y renuncias a Jesucristo, abrazar
nuestra cruz con amor: "El que no toma su
cruz y me sigue no es digno de mí" (Mt 10,38) "La cruz abrazada es la menos pesada" (Santa
Teresa)
- Agradecer las bendiciones de Dios y las abundantes y
continuas muestras de su amor.
- Celebrar la victoria del perdón y la misericordia, como quien alza un
estandarte como signo de victoria: "Y
como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida
eterna" (Juan 3, 14-15)
- Bendecir: cuando hacemos sobre
otro la señal de la cruz le estamos diciendo: que
Dios Padre Creador esté contigo, que Dios Hijo Redentor te salve, que Dios
Espíritu Santo Consolador te santifique.
¿CUÁNDO HACER LA SEÑAL DE LA CRUZ?
Tertuliano (160 a 220 d.C.) escribió: "En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz."
Cualquier momento es buen momento para hacer la señal de la cruz.
- Los
sacramentos y los actos de oración comienzan y terminan con la señal de la
cruz. También es buena costumbre persignarse antes de escuchar la Sagrada
Escritura. Esto es lo que hacemos durante la liturgia de la santa misa,
antes de la proclamación del Evangelio, cuando mientras trazamos la señal
de la cruz sobre nuestra frente, labios y pecho repetimos en silencio
dentro de nuestro corazón: "Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos
Señor, Dios nuestro".
- Al ofrecer el día al levantarte o cualquier actividad: una reunión, un proyecto, un partido.
- Al agradecer a Dios un beneficio, la jornada que comienza, los alimentos, la primera venta del día,
el salario, la cosecha, la conquista de la cumbre, una entrevista exitosa,
un examen con buenos resultados, un diagnóstico favorable.
- Al encomendarse y ponerse en manos de Dios: cuando
emprendes un viaje, cuando comienzas un partido de fútbol o un baño en el
mar, cuando recibes una noticia difícil de digerir, antes de una empresa
compleja, de una cita importante, de entrar a una cirugía o de pronunciar
unas palabras en público.
- Al bendecir a Dios y reconocer su presencia en un templo, en un acontecimiento,
en una persona o un hermoso espectáculo de la naturaleza
- Al pedir la protección de la Trinidad ante el peligro, las
tentaciones y las dificultades.
Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre el autor y la fuente www.la-oracion
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