“Las
iglesias deben tener siempre las puertas abiertas porque esto es símbolo de lo
que es una iglesia, siempre abierta”, indicó el Papa Francisco en la Audiencia
General de este miércoles 23 de octubre.
El Santo Padre continuó con su serie de catequesis sobre el Libro de los
Hechos de los Apóstoles y en esta ocasión, señaló que la naturaleza de la
Iglesia “no es una roca fuerte, sino una tienda
capaz de agrandar su espacio y dar acceso a todos. La iglesia es ‘en salida’ o
no es Iglesia”.
En esta línea, el Pontífice animó a que la Iglesia esté siempre “en camino, agrandándose siempre para que entren, o no es
Iglesia. Una Iglesia con las puertas abiertas, siempre con las puertas abiertas.
Cuando veo cualquier iglesia aquí o en la otra ciudad, de la diócesis de dónde
vengo, con las puertas cerradas, esto es una mala señal”, expresó.
Sin embargo, el Papa reconoció que en aquel
entonces surgieron problemas por la “novedad de las puertas abiertas”. “¿A
quién? A los paganos, porque los
apóstoles predicaban a los judíos, pero vinieron también a tocar la
puerta de la iglesia los paganos.
Esta novedad de las puertas abiertas a los paganos genera una controversia muy
animada. Algunos judíos afirman la necesidad de hacerse judíos antes, es decir,
de la circuncisión para la salvación, después el bautismo. Dicen ‘si no se circuncidan según la usanza de Moisés, no
pueden ser salvados’. Es decir, no pueden después recibir el bautismo: primero
el rito judío y luego el bautismo, esa era su posición”.
Además, el Santo Padre destacó que “la
Palabra de Dios va anunciada y anunciada por todos lados” y que tras la
fuerte persecución de los primeros cristianos surgió una oportunidad para “esparcir la buena semilla de la Palabra”. “Los
cristianos no se asustan, deben huir, pero huyen con la palabra, propagan la
palabra un poco por todos lados”, señaló.
Después, el Papa Francisco recordó cuando los apóstoles se reunieron con
los ancianos en Jerusalén y fue el primer concilio de la historia de la
Iglesia. El consejo o asamblea de Jerusalén en la que se abordó “una cuestión teológica, espiritual y disciplinar muy
delicada: la relación entre la fe en Cristo y la observancia de la Ley de
Moisés”.
En este sentido, el Pontífice explicó que la asamblea de Jerusalén “nos ofrece una luz importante sobre los modos con los
cuales enfrentar las divergencias y buscar la verdad en la caridad”.
“Nos recuerda que el método eclesial para la
resolución de los conflictos se basa en el diálogo hecho por la escucha atenta
y paciente y sobre el discernimiento realizado a la luz del Espíritu”.
“Es el Espíritu, de hecho, que ayuda a superar los
cierres, las tensiones y trabajar en los corazones para que, en la verdad y en
el bien, puedan alcanzar la unidad” dijo el
Papa quien añadió que este texto “ayuda a entender
la sinodalidad”.
Finalmente, el Papa Francisco animó a pedir al Señor “reforzar en todos los cristianos, especialmente en los
obispos y en los presbíteros, el deseo y la responsabilidad de la
comunión”.
“Que nos ayude a vivir el diálogo, la escucha y el
encuentro con los hermanos en la fe y con los lejanos, para disfrutar y
manifestar la fecundidad de la Iglesia, llamada a ser en todo momento ‘madre
alegre’ de muchos hijos”, concluyó.
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI
Prensa
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