Tolerancia es la disposición a admitir en los demás una
manera de ser, de obrar o de pensar distinta a la propia. Sinónimos: Paciencia,
condescendencia, aguante, permisividad.
Es una actitud
del corazón que tiende a procurar la paz en la relación. La humildad es un valor fundamental para
practicar la tolerancia.
Ejemplos: Cuando tu cónyuge piensa diferente, cuando tu cónyuge no te
entiende, cuando tienen que tomar decisiones de dinero, cuando tenemos que
aceptar los gustos y deseos del otro, cuando tienes que compartir intereses
familiares, cuando tienen que distribuir el tiempo, cuando hablan de la
educación de los hijos.
La intolerancia ó la baja
tolerancia, se fundamenta por lo general en la frustración por raíces de
amargura, faltas de perdón, heridas del pasado, temperamentos perfeccionistas,
insatisfacción en la vida, escasez económica, y otros problemas de la
vida. Solución: Practicar el perdón y poner la
mirada hacia adelante.
Cuando te sientas
herido(a), expresa el sentimiento, no el pensamiento o la queja.
Expresar
el pensamiento produce sufrimiento, pero expresar el sentimiento produce
arrepentimiento.
Romanos
14:19 Así que procuremos lo que contribuye a la paz
y a la edificación mutua.
Efesios
4:2-3. Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos
a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del espíritu en el
vínculo de la paz.
El mandato bíblico es que
procuremos siempre la paz. Los matrimonios tenemos siempre muchas ocasiones
para contender, pero una actitud de humildad y mansedumbre es necesaria para
poder superar la mayoría de los conflictos. Es una actitud que siempre procura
la paz y la edificación. Es una actitud paciente y que está dispuesta a darle
al cónyuge al menos el beneficio de la duda con tal de obtener la paz en el
hogar.
Si en tu matrimonio ha habido
problemas de intolerancia, tomen la decisión de cambiar de actitud y aprender a
expresar el sentimiento y no la queja; y procurando a toda costa la paz y la
edificación mutua. ¡Tenemos que decidir soportar
las debilidades del cónyuge, porque él o ella, también tiene que soportar las
nuestras!
¡Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha
dado. CUÍDALO!
Luis y Hannia Fernandez
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