San Pablo VI no quiso agradar a los hombres sino
ser fiel a su ministerio petrino
Mons. Héctor
Aguer, arzobispo emérito de La Plata (Argentina), ha pronunciado una
conferencia en la Universidad Nacional de Cuyo sobre la profética encíclica
Humanae Vitae de san Pablo VI.
(Aica) El prelado visitó la pasada
semana la provincia de San Luis. Allí expuso sobre «Humanae
vitae: actualidad de un documento olvidado», en la Universidad Nacional
de Cuyo. Participaron del encuentro el obispo de San Luis, monseñor Pedro
Daniel Martínez Perea; sacerdotes, religiosas, universitarios y diversos
referentes de instituciones provida y profamilia. Entre otros conceptos,
destacó:
PABLO VI SUFRIÓ
PRESIONES PERO FUE FIEL A SU MINISTERIO
«Si la Iglesia
se desdijera y negase la Humanae vitae se destruiría a sí misma... Se puede
decir que jamás la Iglesia debió pronunciarse sobre un problema de entidad
semejante, salvo quizá las esenciales cuestiones dogmáticas resueltas en los
concilios de los primeros siglos, y las discusiones sobre la gracia y la
libertad, en el Concilio de Trento».
«Pablo VI debió
soportar presiones continuas para que se pronunciara en sentido contrario a la
tradición. No quiso agradar a los hombres, sino ser fiel al ministerio petrino
y a la responsabilidad que éste conlleva. El resultado es un texto conciso,
cuidadosamente argumentado, y definitivo, cuya factura y publicación hubiera
sido imposible sin una especial asistencia del Espíritu Santo. En algo tan
delicado e íntimo para la vida de los cristianos, la Iglesia no podía
equivocarse».
HUMANAE VITAE ACLARA
EL SENTIDO DEL AMOR CONYUGAL
«El desarrollo
de la doctrina católica es una evolución homogénea; la verdad se actualiza y
asume nuevos elementos para responder a los nuevos problemas que se presentan,
pero siempre -como reza la vieja regla- in eodem scilicet dogmate, eodem
sensueademque sententia, es decir que no se trasforma ni contradice
formulaciones anteriores, sino que conserva su inalterable identidad... Por
eso, la encíclica, en el marco de una visión integral del hombre aclara el sentido
del amor conyugal, que para ser plenamente humano es total, fiel, exclusivo y
fecundo».
«La paternidad
responsable no procede arbitrariamente; se ejercita tanto en la generosa
decisión de fundar una familia numerosa, cuanto en la de espaciar los nacimientos
y evitarlos respetando la ley moral y por graves motivos. El argumento capital
de la encíclica es el respeto a la naturaleza y finalidad del acto conyugal,
que debe quedar abierto a la trasmisión de la vida, ya que su significado es
doble: unitivo y procreativo, ontológicamente ensamblados por Dios Creador en
la naturaleza de la sexualidad humana. La norma ética se sigue necesariamente
de esta realidad antropológica, y está expresada con toda claridad en el
párrafo 14 del texto pontificio. Si se separan artificialmente esos dos
significados se menoscaba la finalidad de la acción y su carácter
auténticamente humano».
FREUD LLAMA
«PERVERSA» LA ACTIVIDAD SEXUAL SOLO DE PLACER
«La enseñanza
católica puede apoyarse suplementariamente en una autoridad insospechada.
Sigmund Freud, en su Introducción al psicoanálisis, presenta una lista de
desviaciones sexuales. El onanismo se suma a otros ismos y filias:
exhibicionismo, voyerismo, fetichismo, sodomía, violación, incesto, sadismo,
masoquismo, coprofilia, zoofilia. Advierte que en todos estos casos el cuerpo
se entrega como carne, no de manera auténticamente personal, y por eso los
considera comportamientos impúdicos y perversos, y a propósito escribe: lo que
caracteriza a todas las perversiones es que ellas descartan la finalidad
esencial de la sexualidad, es decir la procreación. Y añade: es perversa toda
actividad sexual que, renunciando a la procreación, busca el placer como una
meta independiente de ella...».
UNA ENCÍCLICA
PROFÉTICA DE LAS CONSECUENCIAS
«La Humanae
vitae fue una encíclica profética. Ante todo en cuanto proclamación de la
verdad y confirmación consoladora para los fieles, como testimonio para la
Iglesia y para el mundo. Además profética en la previsión de las consecuencias
que se seguirían de una aprobación ética del uso de anticonceptivos y de la
generalización de ese recurso: la apertura de un camino fácil y amplio a la
infidelidad conyugal y a la degradación de la moralidad, habida cuenta de la
debilidad humana y de lo vulnerables que son los jóvenes en ese punto de una
inclinación temprana de la experiencia sexual; el peligro posible de que la
mujer quedara esclavizada bajo el dominio del varón; y el arma que se pondría
en las manos de autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales
(n. 17)».
LAS CAMPAÑAS DE
EDUCACIÓN SEXUAL SON CAMPAÑAS DE PERVERSIÓN
«La intervención
estatal, en los últimos cincuenta años, se ha revelado funesta en todo el
mundo, incluida la Argentina, sobre todo desde 1983. Por ejemplo, las campañas
de educación sexual son, en realidad, campañas de perversión; empleo a designio
este sustantivo, recordando que lo que Freud llamaba perversiones se han
convertido en derechos tutelados por leyes inicuas, contrarias no solo a la ley
divina, sino también a la natural, a la ratio de la naturaleza humana; podemos
enumerar: legalización del matrimonio igualitario, práctica de la fabricación
de bebés en probeta mediante donación de gametos y alquiler de vientres,
reparto masivo de preservativos, legalización total o parcial del aborto,
propaganda desvergonzada del concubinato y la fornicación a través de los
medios de comunicación que, entre nosotros, presentan simpáticamente los
amoríos provisorios de la gente de la farándula, a la que se asocian
deportistas y políticos».
MUCHOS PASTORES
DESVIARON LA VERDAD CATÓLICA SOBRE EL MATRIMONIO
«Un profeta es
despreciado solamente en su pueblo y en su familia (Mt 13,57), dijo Jesús ante
la incredulidad de sus paisanos de Nazaret. Nosotros solemos emplear este
dicho: »nadie es profeta en su tierra«. La encíclica de Pablo VI no fue
aceptada por amplios sectores de la Iglesia, en momentos en que arreciaba la
crisis de fe y de obediencia, a la cual el pontífice se refirió abundantemente
en sus catequesis, y procuró paliarla con sabias iniciativas pastorales. Se
hizo sentir el rechazo de teólogos, sacerdotes y obispos, y a partir del mismo
se desencadenó la crítica demoledora de los fundamentos de la teología moral.
Muchos pastores desviaron a los fieles de la auténtica verdad católica sobre el
matrimonio, y de ese modo los inducían a adoptar una concepción de la vida
cristiana eludiendo el camino estrecho de la cruz y desconfiando de la gracia,
que hace posible lo más arduo. Han echado sobre sus espaldas la responsabilidad
gravísima de deformar la conciencia de los fieles».+
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