El Diario
Vasco ha revelado el pasado 1 de marzo que el incendio que tuvo lugar
en diciembre en el monte Jaizkibel (Guipúzcoa, España) se debió a un rito de
santería. En un extenso reportaje titulado “Los CSI de los incendios
forestales”, firmado por Javier Peñalba, se informa sobre la investigación que llevan
a cabo los guardas forestales de la Diputación de Guipúzcoa.
Según la información, la
recién creada Unidad de
Investigación de Incendios Forestales de Gipuzkoa se encarga de
determinar si un incendio ha sido fortuito, originado por causas naturales, por
la mano del hombre, o si ha sido intencionado. Los informes que realiza muchas
veces son claves para que la Fiscalía de Medio Ambiente pueda emprender
acciones legales contra pirómanos o imprudentes.
Su condición de guardas les
permite la mayoría de las veces abordar las investigaciones con una información
previa de alto valor, ya que en muchas ocasiones han participado en las labores
de control y extinción de los mismos siniestros.
RESTOS DE UN RITUAL AFROAMERICANO
Los especialistas sostienen
que la mayor parte de los
incendios tienen su origen en negligencias, desde quemas descontroladas
de rastrojos o forestales a cigarros. Pero se han dado también situaciones
sorprendentes, como un incendio
que se desató el 23 de diciembre de 2018 en el monte Jaizkibel tras una
ceremonia de santería.
“En otras zonas del Estado existía constancia de
algún hecho similar, pero nosotros
no habíamos tenido ninguno en Gipuzkoa. En el transcurso de la
investigación se halló una
campanilla, un elemento muy característico en este tipo de
celebraciones”.
En este sentido, los guardas
observan dos circunstancias que pueden ser generadoras de incendios: el uso intensivo del monte y la cada vez mayor presencia
de personas con hábitos distintos.
Secretaría RIES
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