Tu Matrimonio como Dios lo pensó.
BENDITAS
TENTACIONES.
(Nota:
Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de
sexos.)
Hablemos
hoy de las tentaciones. No es agradable luchar contra ellas, pero también es
cierto que el que no lucha no puede salir vencedor, y si queremos disfrutar de
la victoria de Cristo, antes tenemos que luchar como Él.
Jesús nos
muestra cómo enfrentarnos a las tentaciones y de dónde nos vienen. Lo primero a tener en cuenta es que Jesús iba al
desierto lleno del Espíritu Santo. Sin el Espíritu, estamos perdidos. Por eso
es tan importante la oración juntos, para luchar juntos siendo un solo espíritu
en el Espíritu, y los sacramentos.
Lo
segundo es, cómo
el demonio siempre tienta intentando engañar. Utiliza inclusive las Escrituras
para hacer su propia interpretación, a su manera. Qué pensar de esta nueva moda
de creer en Dios “a mi manera”. Esto es muy
interesante, porque nos alerta de la importancia de conocer la verdad, y la
interpretación que hace la Iglesia de dicha verdad. Así podremos defendernos
mejor de los engaños del Diablo.
Lo
tercero es
conocer por dónde ataca el Diablo: En la primera
tentación, por los apetitos corporales. La segunda era una tentación
contra la vocación de Jesús: Salvador. El demonio le dice “todo esto te daré si postrándote me adoras”, supuestamente
Jesús se ahorraba su sacrificio por nosotros. Y la tercera es una cuestión de
vanidad y orgullo: Todos quedarían admirados al
verle saltar del alero del templo y ser recogido por ángeles. Pero Dios salva
desde la humildad, haciéndose pequeño, despojándose de su condición divina.
¡Gracias Señor!
ATERRIZADO
A LA VIDA MATRIMONIAL:
Jaime:
Esposa, hoy he descubierto que el Señor vivió las mismas tentaciones que vivo
yo contigo en nuestro matrimonio. La triple concupiscencia de la que nos habla
San Juan Pablo II: Contra mis apetencias
(concupiscencia de la carne), contra mi vocación de acogerte y entregarme sólo
por amor (concupiscencia de los ojos), y cuestiones de orgullo y vanidad
(soberbia de la vida).
Ana: Sí, Jaime, pero es importante que sepamos que las tentaciones no son pecado, siempre y cuando no caigamos en ellas. Las tentaciones nos ayudan a fortalecer la voluntad y a salir vencedores. Es el propio Espíritu el que lleva a Jesús al desierto para ser tentado. Son también la prueba que nos pone Dios, pero será el mismo Espíritu de Jesús el que nos acompañe y nos salve.
Madre:
Ayúdanos a ser
constantes en la oración juntos y los sacramentos. Ayúdanos a actuar guiados
por el Espíritu. Enséñanos el camino de la verdad para no caer en tentación.
Reina del matrimonio, ruega por nosotros. Por Jesucristo nuestro señor, amén.
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