Alberto Aguilar, el padre
de Patricia, la joven de Elche de
19 años que se fugó a Perú tras ser captada por el líder de una secta,
mira y sonríe como quien todavía no ha tenido un momento para pararse a pensar
todo lo que ha vivido estos últimos meses. “Todo
el proceso ha sido, como se dice ahora, muy fuerte”, ha reconocido; “no puedo evitar emocionarme”.
Lo cuenta Rafa Burgos en el diario El
País.
Sin embargo, ayer, 13 de
agosto, ha aguantado entero la primera rueda de prensa tras su regreso a España
con su hija y su nieta, Naomi, escoltado por su sobrina y portavoz de la
familia, Noelia Bru, y por la abogada de SOS Desaparecidos, Maite Rojas. En
ella, ha desvelado que su primera sensación, tras encontrar a su hija y poder
abrazarla, “fue de felicidad”. “No
saber si estaba viva o muerta era frustrante. En el momento en que la
localizamos sentí que el trabajo estaba hecho, que el objetivo se había
cumplido”, ha contado.
RESCATE TRAS UN ABUSO
Tanto Patricia Aguilar como la
niña se encuentran bien, según su padre, que ha querido puntualizar que “aunque en el momento de su rescate pudiera expresar dudas
sobre su posible vuelta, ya en
nuestro primer encuentro me expresó que quería volver”. “Patricia
no tenía la sensación de necesitar ser rescatada”, ha comentado su
prima, “con el tiempo, se ha dado cuenta de su situación. Un adulto se
cruzó en su vida, abusó de ella,
la sometió a condiciones infrahumanas, como al resto de las víctimas”.
El regreso a España se ha producido un mes después de que dos policías localizaran a Patricia junto a otras
víctimas de la secta en la selva peruana, atrapada en la red de
Félix Steven Manrique Gómez, quien se hacía llamar el Príncipe Gurdjieff.
Alberto Aguilar ha explicado que el retraso se ha debido a que “Naomi era peruana y ahora también es española”.
“Ha
sido un mes muy duro, de espera y gestiones”, ha informado. Bru ha añadido que “Naomi
tiene los apellidos de su madre. Hemos tenido que demostrar que tenemos techo,
comida y un hogar estable para que las autoridades peruanas permitieran que
saliera del país”. Una vez aterrizaron en España, organizaron “un encuentro con la familia más cercana y sus amigos”.
Y después, “todo se ha ceñido al núcleo de
la familia, a sus padres y su hermano”,
aseguró el padre. Desde entonces, tanto Patricia como Naomi “comen bien, están
recuperándose”. Y Alberto
no para de mirar a su nieta. “Estoy
encantadísimo, es preciosa. La siento como a mi hija cuando era pequeña.
Exactamente igual”.
EL PROBLEMA LEGAL DE LAS
SECTAS
Además de las primeras
sensaciones, la familia Aguilar ha incidido en la necesidad de proteger mejor a las víctimas de “vampiros como Steven”,
según lo ha calificado Bru. “Hemos
tenido que cambiar la opinión de todo el mundo, porque al principio nos decían
que Patricia era mayor de edad y se había marchado voluntariamente. Lo de las sectas es un problema real con un
vacío legal. Por eso hacemos hincapié en la formación policial, en el establecimiento de protocolos para estas
situaciones, en el apoyo y la información en los institutos, en la creación
de centros de ayuda a las víctimas.
Necesitamos las armas para sacar a estos vampiros a la luz. Vamos a
achicharrarlos”, ha declarado la
prima de Patricia, que fue quien descubrió su posible paradero tras cribar
Internet y descubrir los contactos de la entonces menor con su captor.
Rojas, letrada de la ONG SOS
Desaparecidos, ha especificado que ante el desamparo de este tipo de
situaciones, la legislación
española “requiere un protocolo único de
actuación ante la captación de sectas”. “Cualquier denuncia debe provocar una reacción inmediata y
hay que crear unidades especializadas en desapariciones. El desamparo de las familias es increíble,
porque actualmente no cuentan con nada, sólo les cabe esperar”, ha
dicho.
La familia Aguilar insistirá
en un cambio de legislación que
permita mayor control y proporcione mayor amparo a las víctimas. En
todos los ámbitos. “El acceso en Internet a este tipo de sectas es incontrolable”, ha aseverado Bru. “Se debe hacer una labor de prevención. Que los menores
sean capaces de controlar y detectar a estas personas, que sepan que hay gente
que es mala, que existen los psicópatas y que pueden caer en sus redes. Hay que
conseguir que ellos mismos sean sus propios salvavidas”.
PATRICIA NO ES LA MALA, SINO
LA VÍCTIMA
Además, según Rojas, el
juzgado número 1 de Elche ha solicitado información por medio de la Interpol
acerca del investigado Félix Steven Manrique Gómez. “Se le podría acusar de inducción al abandono de domicilio, inducción al robo y coacciones.
También vamos a intentar que se le acuse de trata de seres humanos”,
ha informado la abogada.
Mientras, en casa de Patricia,
confían en que todo vuelva a la normalidad. “Todavía
no hemos hablado del futuro. La idea es que vuelva a sus estudios, a su vida normal”, ha avanzado su padre. “Estamos preparados para escuchar su historia, todo lo
que ha padecido, por duro que sea. Pero ya sabe que no le voy a preguntar ni la
voy a cuestionar. Estoy para oírla y entenderla. Y he tratado de que entienda
que ella no es la mala en esta
película, sino la víctima”, ha
añadido. “Ahora empieza la segunda etapa”.
Como recuerda La Voz
de Asturias, la joven ilicitana Patricia Aguilar abandonó el hogar familiar
rumbo a Lima en enero de 2017, el mismo día en el que
cumplió los 18 años y, desde el principio, su familia denunció que había sido
captada por una secta. A principios de julio, la joven fue localizada en la
selva, a más de 600 kilómetros de distancia de Lima, con un bebé de poco más de
un mes de vida hijo del considerado presunto líder de la secta, que fue
detenido.
Ahora, según pudo verse
en Telecinco, Alberto
pide “máxima intimidad” y “respeto” para su hija Patricia. Ya está en
España, pero aún tiene que continuar con su proceso de recuperación: “hay que darle tiempo y, bueno, que sea ella quien vaya
abriéndose si quiere y desea”.
En cuanto al reencuentro con
su familia en España, habla de unos momentos de mucha felicidad y emociones ya
que allí estaban su madre y sus abuelas, que además conocían a Naomi, la hija
de Patricia: “estamos muy contentos porque
es como que ya había terminado todo, estábamos juntos y felices”.
EL PROCESO QUE TENDRÁ QUE
SEGUIR
José Miguel Cuevas, psicólogo
y experto en sectas, nos habla del proceso que le queda por delante a Patricia
Aguilar. Cuando le han dicho que la joven ahora estaría aislada por su familia,
ha replicado: “aislada no es la
palabra, debe estar con su
familia, bien rodeada y acompañada de su red social, pero respetando un poco la
privacidad”. Cuevas
explica que el reencuentro con el mundo tras un aislamiento como este debe
ser “gradual” y “no de
choque”.
Ahora pueden persistir fobias
y dudas irracionales y es con esto con lo que hay que trabajar: “una experiencia traumática siempre perdura en la
memoria, no es un recuerdo que
haya que borrar, hay que aprender a procesarlo. Muchas víctimas acaban
normalizando al 100 %, pueden acabar con una vida normalizada y víctimas que
muchos años después te llegan a comentar que algo queda”.
Secretaría RIES
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