El
demonio influye y tienta, pero quien peca persistentemente se pone bajo su
oscuridad.
Con el
pseudónimo Pablo de Torreones, un empresario chileno publicó su testimonio de
conversión, titulado "Del
infierno de Ulises al cielo de Pablo" (VozDePapel):
asegura que puede ser útil para entender como el demonio trabaja para destruir
familias y relaciones y fomentar el orgullo en medio del éxito mundano.
Pablo fue liberado de la acción
del demonio, dice, el 23 de marzo de 2008. "Ese día, domingo de Resurrección, tuve un encuentro
inesperado y repentino con Dios, el que no busqué, quien vino a
rescatarme", explica.
El libro tiene
más de 400 páginas. El testimonio en sí, con la descripción de su establecimiento en una vida de
infidelidad y soberbia ocupa más o menos la mitad. La otra mitad son
reflexiones, una vez ya establecido en una vida cristiana, sobre el mal en
nuestra sociedad y como protegernos de él.
UNA VIDA DE PECADO REITERADO... Y LA ACCIÓN DEL DEMONIO
Pablo de
Torreones señala con claridad que cree que sufrió posesión por parte del
demonio. Pero admite también que antes de eso pecó con reiteración e insistencia de adulterio e infidelidad.
"Lo que he vivido creo será muy valioso para los matrimonios. Les permitirá descubrir a ese ser que los quiere separar y el por qué sin la presencia de Dios, es difícil que el matrimonio subsista", explicaba en unas declaraciones al digital chileno Portaluz.
El autor lo detalla. "El lector podrá descubrir las innumerables estrategias que el Mal utiliza para seducir, tal como lo viví. El demonio puede atacar en nuestras emociones, recuerdos y sugerir ideas. Pensamientos que suponemos son nuestros ¡no lo son!, llevándonos al error. Ataca nuestro sentido común. También puede enfermar y causar dolores corporales diversos para los que el médico no encuentra la causa. Asimismo depresión, angustias y ansiedad. Los demonios pueden impulsar ideas de suicidio, como también a separarnos de nuestra familia, de la Iglesia, de la fe. Todo lo anterior lo viví y tengo la plena convicción que venía del demonio. Un sacerdote que me conoció antes y después de los hechos extraordinarios que viví, habla en el libro al respecto. También un psiquiatra da su juicio sobre ello".
EL
ÉXITO SIN DIOS Y EL PELIGRO DEL ORGULLO
También habla del éxito mundano o profesional. "El éxito
sin Dios es peligroso", considera el autor. "Al Señor no le gusta la soberbia. Al contrario, él
es Señor de la Humildad, pues sin Él no podemos construir nada. El hombre que no encuentra a Dios en esta
vida es un fracasado. Aquí estamos para encontrar y amar a Dios y como
consecuencia amar a nuestro próximo".
Por todo ello, espera que su testimonio sea de ayuda tanto a católicos como a
personas de otros credos, agnósticos o ateos.
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