Es bastante
razonable pensar que existe un «Gran Creador del Universo». Pero, ¿qué sabemos
de este Creador?
Por: Juan Andrés Zenteno | Fuente: Catholic-link.com
Alguna vez escuché que existe la misma
probabilidad de que haya vida inteligente en el universo que meter cada una de
las letras con que fue escrito el Quijote en una licuadora y que salgan en
orden, reproduciendo a la perfección la obra de Cervantes. No sé si la
comparación es muy exacta, pero refleja un poco el contenido de este video.
El «fine tuning» es la teoría que indica que las constantes por las que es posible
la vida inteligente en el universo son tan precisas que debieron ser
perfectamente ajustadas. En nuestra experiencia cotidiana, cuando vemos signos
de diseño, pensamos que alguien lo debe haber diseñado. Si visitamos los Moáis en
Isla de Pascua, nos damos cuenta de que alguien los esculpió y puso en ese
lugar. Si vemos Machu Pichu, la
Muralla China, el Monte Rushmore o
alguna publicidad en las calles, nos damos cuenta que no pueden ser «formaciones naturales», sino que alguien las
tiene que haber diseñado y construido. Lo mismo se puede decir del Universo,
porque es tan complejo que es más lógico pensar que alguien lo diseñó a que
sencillamente surgió por azar.
Ok, es bastante razonable pensar que existe un «Gran Creador del Universo».
Pero, ¿qué sabemos de este Creador? Sabemos
que posee algunos poderes especiales para poder crear materia de la nada. Uno
se puede dar cuenta de que es un científico extraordinario porque domina a la
perfección la física, la química y la matemática. Tiene además una creatividad incomparable. De su mano
salieron las obras de arte más hermosas que se pueden observar. Sabe todo sobre
biología y genética porque hizo surgir la vida y le permitió desarrollarse
hasta que existió el ser humano. Y a este le pudo transmitir algunas de sus
características propias, como su inteligencia y su libertad. Ok, ya sabemos
algunas cosas sobre este Creador, pero algunas cosas se nos escapan.
Además de algunos detalles de cuándo y cómo se
hicieron las cosas, nos falta el conocimiento del porqué del Universo. ¿Por qué Dios se
tomó tantas molestias en crearlo?
¿Por qué tuvo que esperar millones de años hasta que surgiera el hombre? Llegados
hasta este punto, la teoría del «fine
tuning» no nos puede dar respuestas. Es el mismo Creador el que
nos responde el porqué del Universo y de pasada nos cuenta un poco más sobre sí
mismo. Esta respuesta de Dios es la Revelación que hizo al Pueblo Elegido y
después al mundo entero mediante Jesucristo.
La Revelación nos dice que Dios creó todo por
amor, e hizo el Universo tal como es para que el hombre pudiera habitarlo y
experimentar ese amor. Nos dice el Compendio del Catecismo que «el mundo ha sido creado para gloria de Dios, el cual ha
querido manifestar y comunicar su bondad, verdad y belleza. El fin último de la Creación es que Dios, en
Cristo, pueda ser todo en todos, para gloria suya y para nuestra felicidad»
(Compendio, 53). Dios ajustó todo en el Universo para que fuera posible
la vida humana, para que Él tuviera alguien con quien compartir el amor y la
sabiduría.
En el fondo, el «fine
tuning» es más que una obra de ingeniería espectacular, es la
delicadeza que tuvo Dios para darnos el mejor lugar para que podamos sentir su
misericordia. Creo que el mejor ejercicio que puedes hacer es fijarte en la
naturaleza, en la constante de la gravedad (Ω), en el sol, el aire, la presión
atmosférica, etc., y no darlas por sentado. En esas cosas te habla Dios del
amor que te tiene.
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