viernes, 6 de abril de 2018

PUERTAS CAMUFLADAS, AGUJEROS PARA EL SACERDOTE: ASÍ CONSERVARON LA FE LAS CAPILLAS PRIVADAS INGLESAS



Las grandes mansiones de los «recusantes», escondite de mártires.

Es "el desafío secreto de las capillas privadas de Inglaterra", los lugares donde se pudo mantener el culto católico bajo las durísimas persecuciones anglicanas, que duraron casi tres siglos con distinta intensidad. Sarah Croft les ha consagrado un reportaje en The Catholic Herald:

Para participar en las misas mensuales en Milton Manor, en Oxfordshire, hay que recibir una invitación, que suele ser una llamada telefónica del actual heredero, Anthony Mockler: "¿Le gustaría venir a misa el domingo y al aperitivo que tendrá lugar después en la biblioteca?", pregunta.

Suelen ir unas 30 o 40 personas, algunas de las cuales van sólo para curiosear y ver una casa que raramente está abierta al público. Según la historiadora de la BBC Lucy Worsley, que trabajó en Milton Manor en los años 90, estas personas forman un "grupo de gente pequeño y excéntrico", que pronuncian la palabra "Mass" (misa) con una "'a' larga". Ese número es importante para el sacerdote, a quien solo se le paga con lo que se obtenga de la colecta.

Desde 2016 la utilización de la capilla es cada vez más frecuente. La Sociedad para la Misa en Latín [Latin Mass Society] celebra sus misas en ella por lo menos dos veces al año, permitiendo a los católicos participar en la forma antigua de la misa como parte de un programa de celebraciones que tienen lugar en distintas iglesias del país cada año. La capilla es de estilo neogótico y es interesante porque el obispo Richard Challoner, traductor de la influyente Biblia Douay-Rheims, rezó en ella y fue enterrado cerca hasta que en 1946 sus restos fueron trasladados a la catedral de Westminster.

Las capillas privadas son escasas en Inglaterra, incluso algo decadentes, aunque llenas de ornamentos, riqueza y privilegios. Sin embargo, su secreto oculto es que albergó el deseo apasionado de mantener encendida la llama prohibida.

La identidad de las familias católicas en Inglaterra fue aplastada durante la Reforma. Y las capillas privadas fueron realmente necesarias cuando los que oraban en ellas tuvieron que pasar a la clandestinidad, al no poder profesar públicamente su fe. A medida que el catolicismo, en los siglos XVI y XVII, fue más perseguido, estas capillas se convirtieron en centros de resistencia.

Había sacerdotes que a veces se hacían pasar por tutores de los hijos de la familia, para llevar la Eucaristía clandestinamente a la familia y a otros católicos de confianza de la zona. Es el caso de la de la familia Welds, de Lulworth Castle, en Dorset.

El famoso San Edmundo Campion fue sacerdote en la Capilla Stonor, cerca de Henley, en Oxfordshire. Fue aquí donde, corriendo un gran peligro, escribió el panfleto ilegal Diez Razones, punta de lanza de la resistencia intelectual al protestantismo en Inglaterra. El opúsculo fue impreso en una imprenta móvil en el tejado de su casa y transportado a Oxford, donde fue dejado en cada asiento de los delegados que llegaban a la universidad para participar en una conferencia, causando un gran escándalo. Este opúsculo llevó a la captura de Campion y a su posterior tortura y muerte.

La Capilla Stonor es una de las tres capillas de Inglaterra en la que se celebró misa, ininterrumpidamente, durante los sombríos años de la Reforma. Este magnífico lugar contiene Estaciones del Via Crucis creados por un prisionero de guerra polaco, Jozef Janas, donados a la capilla por Graham Greene. La capilla original fue construida a finales del siglo XIII, en el enclave original de un círculo de piedra prehistórico. De la familia Stonor, que tiene una antigüedad de más de 800 años, han salido 15 sacerdotes y 16 religiosas.

Una de las capillas privadas más conocida es la de Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh. La capilla, basada en la original situada en el Castillo Howard, fue magníficamente reconstruida en la escena de las lánguidas conversaciones entre Jeremy Irons y Anthony Andrews, en la serie televisiva de 1981. Sus murales son de William Morris y Edward Burne-Jones, rematados con un techo dorado y ornamentada con un gran órgano.

Como muchas otras capillas recusantes de Inglaterra, la capilla de Milton Manor antes era secreta. Se sigue entrando en ella a través de una pequeña puerta en el segundo piso. A pesar de todo, la entrada es más amplia que el tradicional agujero por donde entraba el sacerdote, reflejando el inicio de una renovada seguridad en el culto católico a finales del siglo XVIII. Milton Manor es una de las primeras capillas post-Reforma aún en uso.

Fue construida 14 años antes de que se permitiera a los católicos poseer propiedades de nuevo, en 1778, y mucho antes (65 años antes) de la Ley de Emancipación Católica de 1829. Es increíble que su propietario desde el siglo XVIII, un encajero del rey Jorge III, comprara la casa y construyera la capilla sin poseer legalmente el título de propiedad, que lo tenía su hermano, que no era católico. Esto demostraba que algo estaba cambiando en la vida política inglesa.

Monumento a Jorge III en Weymouth, en el condado de Dorset, cerca del Castillo de Lulworth. Conmemora el quincuagésimo año de su reinado: ocupó el trono entre 1760 y 1820, un periodo en el que empezó a relajarse la proscripción de los católicos.

Dos décadas después, los propietarios del Castillo de Lulworth demostraron tener una opinión similar cuando construyeron, sin esconderse, la Capilla de Santa María en su terreno, en sustitución de la capilla oculta que tenían en su casa. En 1786 empezaron los trabajos en un discreto edificio Georgiano, sin vidrieras para no ofender a ningún antipapa que pasara por allí. Poco tiempo después de haber sido consagrada, el rey Jorge III y la Reina Carlota la visitaron: un reconocimiento que el culto católico había salido, por fin, de las sombras.

Traducción de Helena Faccia Serrano.

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