Si
conoce nuestros pensamientos y deseos es más fácil para él tentarnos. Es un
enemigo poderoso, mucho más potente que los hombres. Pero no es todopoderoso,
ni lo sabe todo.
Está al acecho para tentarnos y hacernos caer. Y nos tienta en base a
nuestras debilidades.
.
Así que cuanto menos sepa de nosotros, menos tendrá la posibilidad de hacerlo.
.
Así que cuanto menos sepa de nosotros, menos tendrá la posibilidad de hacerlo.
Pero ¿cómo hacer para que conozca nuestros pensamientos y deseos?
QUÉ
CAPACIDADES TIENEN LOS DEMONIOS
Dios, en su infinito poder, creó una multitud de ángeles, un número impresionante,
incalculable. Un gran número de ángeles
cayeron porque se rebelaron contra Dios. Recordemos que antes de admitir
a los ángeles en el paraíso, Dios los
sometió a una prueba de obediencia y humildad, del que se conoce la
naturaleza, pero no los detalles. El pecado de los ángeles caídos fue su orgullo y desobediencia. Satanás o
Lucifer, el más bello de todos los ángeles, siendo consciente de su extrema
inteligencia, se rebeló ante la idea de
ser sometido a alguien. Se olvidó de que era una criatura hecha por
Dios. Y muchos ángeles lo siguieron en
su necedad. Lo que ocurrió entre los ángeles se narra en el duodécimo
capítulo del libro de Apocalipsis.
Hubo una gran guerra entre los ángeles que permanecieron fieles a Dios y
los que se rebelaron contra él; una guerra entre los ángeles y los demonios.
En ese
pasaje, la Biblia nos dice que el
arcángel Miguel estaba a la cabeza de los ángeles y que el dragón guio a
los ángeles que se rebelaron, y estos fueron vencidos. El resultado fue que “ya no había lugar para ellos en el cielo” (Apocalipsis 12: 8).
De modo que ángeles y demonios comparten una misma condición. Son seres
espirituales creados por Dios.
Los pecados originales de los ángeles son los mismos que los que implícita o explícitamente hacen caer a los
hombres. Ellos lo saben porque han caído.
Los
ángeles y los hombres que siguen a satanás basan su existencia en tres principios y normas prácticas de vida:
- se puede hacer lo que desea sin sometimiento a las leyes de Dios
- no obedecer a nadie;
- y que cada persona es el dios de sí mismo.
Así que los demonios tienen ventajas sobre los hombres: son más
inteligentes, tienen más experiencia, pueden pasar desapercibidos (de hecho no
se ven si ellos no quieren), son millones y están coordinados entre ellos.
¿PUEDEN
LOS DEMONIOS CONOCER NUESTROS PENSAMIENTOS?
La respuesta es sencilla: absolutamente no. ¿Pero un demonios, es capaz de entender lo que estamos pensando en un
determinado momento de nuestra vida? La
respuesta es absolutamente sí. Satanás no es omnipresente ni omnisciente.
No puede estar en más de un lugar al mismo tiempo. Sólo Dios está en todas partes, y sólo Dios lo sabe todo, mientras
que satanás debe confiar en su ejército
de demonios para que se pasen datos y parezca que están en todos lados.
Sólo Dios – que es omnisciente, que posee íntimamente los secretos de la
realidad creada, la de los hombres y de los ángeles – conoce a fondo los
pensamientos de cada hombre.
Se necesitaría la omnisciencia para que satanás y sus demonios lean nuestra mente, la que no tienen. Sin
embargo, satanás y sus demonios han
estado observando y tentando a los seres humanos desde hace miles de
años. Sin duda, han aprendido
algunas cosas acerca de nosotros a lo largo de los años.
Incluso sin la capacidad de saber nuestros pensamientos, pueden hacer
una conjetura adecuada de lo que estamos pensando y luego tratar de utilizar
eso en su ventaja.
Piensa esto: la tentación de nuestro Señor por satanás en el desierto habría sido un esfuerzo
inútil, si satanás hubiera sido capaz de leer los pensamientos del Maestro. La
tentación del Señor fue un gran fracaso para satanás. En definitiva, a pesar de
que una criatura espiritual como el demonio no entiende lo que está en nuestra
mente y en nuestro corazón, él puede
suponerlo a través de la observación de nuestro comportamiento. Satanás es un observador muy hábil de los
hombres, y tiene una bastante buena lectura de sus predisposiciones y
debilidades. No muy diferente de las habilidades de un estafador, que apela a la codicia de la víctima, y dice a
sus víctimas sólo lo que desean escuchar. También puede escuchar lo que decimos, lo que
sin duda le informa “donde hay un buen negocio”. No
es una operación complicada para ellos, que tienen una inteligencia extremadamente fina y trabajan en grupo. Si una
persona joven fuma marihuana, por ejemplo, el demonio puede deducir que en el futuro se utilizará también drogas más
fuertes. Los demonios saben
exactamente lo que estamos leyendo, viendo en la televisión, de que estamos
hablando, ven nuestras respuestas físicas, y son, sin duda expertos en
la lectura de nuestras expresiones.
En una palabra: de lo que leemos, vemos, nuestra experiencia y los
compañeros que elegimos, incluso de nuestras miradas, puede discernir donde y
en qué momento concreto nos tentará.
Esto trae a
la mente un pasaje de la primera carta de San Pedro: “Hermanos y hermanas, sed sobrios y vigilantes. Su adversario, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar.
Al cual debéis resistid firmes en la fe” (1 Pe. 5: 8-9). La
interpretación de este pasaje, en la que se acuerdan diversos estudiosos, suena
así: “Hermanos y hermanas, estén atentos. El diablo se pasea alrededor de cada uno de ustedes, buscando donde devorar”. Esa
palabra, donde es importante, porque el
diablo ve en cada persona precisamente su punto débil y opera sobre él creando
su próxima ocasión de pecado. Será la persona en cuestión, que en su libertad
decidirá si cometer el pecado, después de haber sido así tentado por
satanás.
Los puntos débiles más frecuentes en el hombre son siempre los mismos:
el orgullo, el dinero y la lujuria.
Y notemos
bien que no hay límites de edad para
pecar. Los confesores saben que las tentaciones terminarán sólo cinco
minutos después de que la persona haya exhalado su último aliento. Por lo
tanto, no hay que suponer o esperar que a una edad más avanzada las personas
estén exentas de pecado. Un vicio que
se cultiva en la juventud no va a disminuir en la vejez sin un poco de
trabajo y de intervención. Consideremos
la lujuria. No es raro escuchar en las confesiones que personas mayores
a confiesen ver pornografía con mayor frecuencia que los jóvenes. La voluntad de lucha contra el pecado debe
ser cultivada hasta el fin de nuestros días. Veamos algunas otras
cualidades para hacernos un panorama más claro de las potencialidades del
maligno.
¿DÓNDE
ESTÁ LOCALIZADO EL MALIGNO? ¿EN EL CUERPO HUMANO?
Los demonios influyen en nuestro cuerpo o en una parte de él sin tener
que localizase en nuestro cuerpo o en un órgano o miembro en particular.
Ellos han
logrado una puerta por la que pueden
tomar posesión. Cuando la persona poseída cae en trance y el espíritu
del mal toma el “control” de alguna manera,
le induce a movimientos incontrolados o
a hacer que diga una maldición. Es como si el demonio estuviera en todo el
cuerpo de los poseídos, lo que le hace perder el control de sí mismo. A veces puede parecer como si el
espíritu se localiza en la garganta, en el estómago, en el intestino, o en la
cabeza, donde se manifiestan dolores y espasmos. En realidad el demonio no
existe en una parte específica del cuerpo, sino que sólo influye en un órgano específico en ese momento. Si esto es
así ¿las posesiones diabólicas y otros males espirituales excluyen la presencia del Espíritu Santo?
No podemos razonar de una manera humana con los espíritus. El espacio del
cuerpo humano no está vacío o es rellenable de la forma en que un vaso se puede
rellenarlo vaciándole su agua.
En el caso del demonio y el Espíritu Santo, las dos entidades rivales
pueden vivir juntas – obviamente en conflicto – en la misma persona.
Por otro lado, se sabe que diversos santos estaban poseídos por
espíritus malignos, aunque, evidentemente, estaban llenos del Espíritu Santo. ¿Cómo se explica esto si el
demonio no ocupa espacio físico?
Ciertamente, el Espíritu Santo puede ahuyentar al demonio, pero lo hace
dentro de los límites de nuestra propia voluntad, permitiendo de este modo que nosotros
tomemos nuestras propias decisiones.
El Evangelio
de Marcos dice: “Este tipo [de demonio] no puede ser expulsado por nada sino la oración y
el ayuno” (Marcos 9:29).
¿QUÉ
APARIENCIA FÍSICA TIENE EL DEMONIO?
Entre las
preguntas más recurrentes está: ¿cómo aparece el diablo o qué aspecto tiene? Él
es un espíritu puro, que no tiene
sustancia corpórea. Por lo tanto no es representable por nosotros en una
forma totalmente comprensible. Es lo mismo para él como para los ángeles.
Si desean darse a aparecer a los hombres deben asumir características
accesibles para nosotros.
La Biblia está llena de visiones de ángeles como hombres. En el libro de Tobías, por
ejemplo, el arcángel Rafael acompaña al joven Tobías en su misión, al asumir la
forma de un joven. Volviendo a la aparición del diablo se puede decir que en su
esencia, es mucho más feo de lo
que podemos imaginar siquiera vagamente.
Su aspecto horrible es una consecuencia directa de su distanciamiento de
Dios y de su explícita e irrevocable elección de rebelión.
Esto se
puede inferir a partir del razonamiento lógico: si Dios es infinitamente bello, el que decide distanciarse de Dios
debe ser exactamente lo contrario. Naturalmente, esto es sólo un tipo de
argumento teológico que encontramos basado en la revelación. ¿Y si queremos dar
alguna imagen al demonio? Comenzamos,
necesariamente, mediante la asignación de figuras derivadas de las
representaciones tradicionales del diablo con cuernos, una cola, alas de
murciélago, garras y ojos inflamados. Al ser un espíritu puro,
evidentemente, no tiene estas
características. Si estas imágenes nos pueden ayudar a temer sus acciones hacia nosotros – y nosotros
tenemos buenas razones para ello -, debemos darles la bienvenida. Pero por el
contrario, corremos el riesgo de que el
diablo aparezca como una antigua reliquia, una reminiscencia de tiempos
pasados, y de tontos. Hay un gran peligro en confiar en estas imágenes, que
pueden estar al servicio del diablo. El diablo, que es muy astuto, también puede asumir formas inocuas. El caso
de San Pío de Pietrelcina es ejemplar. A veces, el diablo se le mostró como
un perro feroz, en otras ocasiones como
Jesús o como Nuestra Señora. Aún otras veces como su confesor o como el padre guardián de su
convento, que le ordenaba hacer algo. Sin embargo, después de verificar
la orden que recibió con su superior, comprendió que había tenido una visión
del diablo. Hubo incluso un par de veces cuando el diablo apareció como una muchacha hermosa, desnuda. Por último,
el demonio podría presentarse con
olores desagradables, tales como azufre o excrementos de animales. Sucede
a veces cuando un sacerdote está bendiciendo una casa. O para las personas
especialmente sensibles, con ruidos
odiosos, como un crujido claramente percibido del viento, o de acoso con
sensaciones táctiles.
¿QUIÉN
DEBE TENER MIEDO, NOSOTROS O EL DIABLO?
La carta de
Santiago dice textualmente: “Someteos, pues, a
Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros”
(Santiago 4: 7).
El demonio mantiene su distancia del que vive en la fe, que frecuenta
los sacramentos, y que desea vivir con devoción.
¿Por qué? En
pocas palabras, el diablo odia a Dios y
tiene terror de Él y de todo lo que tiene, incluso, el olor de santidad.
Si lo pensamos bien, podemos recordar períodos de nuestra existencia en la que
hemos intensificado nuestra vida interior y nos sentimos más fuertes para resistir las tentaciones. Por otro
lado, hay que evitar convertirse en
arrogantes y siempre hay que recordar que el demonio no faltará para
tentarnos, hasta el fin de nuestros días. También deberíamos mencionar que odia lugares sagrados, en particular a
aquellos en los que existe una fuerte devoción mariana. Satanás tiene una aversión terrible hacia: Loreto, Lourdes, Fátima,
por citar unos pocos casos que son bien conocidos. Muchas liberaciones se producen en estos lugares. Satanás teme a los
hijos de Dios, a aquellos que tratan de conformar su vida en Jesús. El
diablo es consciente de que él es más fuerte y más inteligente que nosotros,
pero también sabe que no estamos solos
en la lucha contra él. Un ejemplo basta: hacia el ocaso de su vida, Don Bosco, uno de los más grandes
santos del siglo XIX, liberó a una chica de posesión simplemente
introduciéndola en la sacristía donde estaban los ornamentos sagrados para
celebrar misa. El diablo tiene miedo de
los santos y su santidad.
El demonio no conoce nuestros pensamientos y emociones, pero nuestra
historia y nuestra vida diaria los delatan.
Así que ¡cuidado!
Fuentes:
- http://catholicexchange.com/facts-satan-fallen-angels
- http://www.epm.org/resources/2010/Mar/5/can-satan-and-demons-read-our-minds/
- https://www.gotquestions.org/Satan-read-minds.html
- http://www.biblestudy.org/question/can-satan-the-devil-read-our-thoughts.html
- https://www.gstatic.com/images/branding/product/1x/translate_24dp.png
- http://catholicexchange.com/spiritual-warfare-insights-exorcists
No hay comentarios:
Publicar un comentario