En las ceremonias
papales y en otras Misas multitudinarias solamente se distribuye la Sagrada
Comunión en la boca de los fieles, aunque esto se dé en países cuyas
Conferencias Episcopales han aprobado la posibilidad de recibirla en la mano
tal como prevé la legislación eclesiástica. Sin embargo, el fenómeno del
satanismo, con su consiguiente peligro de sacrilegios realizados con las
Hostias consagradas, ha dado lugar a una praxis de precaución.
Todo esto lo explica
detalladamente en el portal católico Aleteia el sacerdote Luis Santamaría, miembro de la Red
Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), que ha escrito un artículo
titulado “Dar la Comunión en la boca… ¿qué tiene que ver con el
satanismo?”.
Santamaría, después de
explicar la cuestión sobre la forma de recibir la sagrada Comunión, señala que “la regulación eclesial deja claro que lo importante es
comulgar de forma reverente, conscientes de que no se está comiendo un trozo de
pan común, sino la materia que ha sido transformada sacramentalmente en el
Cuerpo de Jesús”.
Aterrizando en el terreno del
satanismo, este miembro de la RIES afirma
que “no se trata de leyendas urbanas ni de
teorías conspiranoicas a las que se aferran los tradicionalistas para exigir la
Comunión en la boca. Es una realidad. Porque hay ritos satánicos en los que se
profana la Eucaristía. Para obtener Hostias consagradas con este fin, las vías
principales son tres: que un sacerdote celebre la Misa con esa intención
sacrílega, la profanación de un sagrario, o la obtención ilícita mediante una
falsa Comunión, que es el tema que nos ocupa”.
Así, Luis Santamaría explica en qué consiste la “misa negra”, “una
simulación sacrílega de la celebración eucarística de los católicos”, y
cómo uno de sus elementos fundamentales es la profanación del Cuerpo de Cristo.
Para ello, cita algunos fragmentos de The
Satanic Rituals, obra de Anton
S. LaVey, fundador de la Iglesia de Satán (Church of Satan) sobre la
necesidad de una Hostia consagrada auténtica o las imprecaciones directas
hechas al Cuerpo del Señor.
En cuanto a la reacción de la
Iglesia, el Código de Derecho Canónico señala que “quien
arroja por tierra las especies consagradas, o las lleva o retiene con una
finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede
Apostólica” (canon 1367). Por eso
los ministros de la comunión deben poner especial cuidado, sobre todo si se
trata de celebraciones masivas, o si el ministro que preside la eucaristía es
el Papa, ya que estas Hostias son más valoradas por el entorno del satanismo
sacrílego.
Secretaría RIES
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