La secta de los “ítalo-apocalípticos” de Xul volvió a ser objeto de atención
de los focos mediáticos, después de que la italiana Simona Novelli acudiera a
la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán (México) a denunciar el secuestro y tortura de sus hijos,
además de amenazas a su persona.
Así comienza el artículo que, con el título “Tortura
en nombre de Dios”, ha escrito Eduardo Lliteras Sentíes en La Jornada Maya.
Simona Novelli no es una
italiana cualquiera, o una más de la secta, fundada por la mexicana Carolina
Zalce. Simona, quien estaba al menos desde 2012 en Yucatán, era portavoz del
credo. De hecho, en diversas entrevistas con medios de comunicación locales (aún
disponibles en la web), se identificó de tal forma mientras –sonriente–
mostraba algunos aspectos de la comunidad que erigieron en Xul, y que llamó la
atención de medios nacionales cuando se comenzó a hablar de que anunciaban el fin del mundo.
ACUSACIONES GRAVES
A contrapelo de lo señalado
hace algunos años, presentando a la secta como una armoniosa comunidad en medio
de la selva, Simona lanzó acusaciones que se han repetido en numerosos casos,
de los que hemos documentado varios con nombres y apellidos entre México e
Italia: abusos, violencia
y acoso cometidos por los miembros de la secta y la misma Carolina Zalce.
Y en efecto, el otrora rostro sonriente de Simona era sollozante y
desesperado cuando acudió a pedir ayuda a la FGE. Un grupo violento de unos 30
italianos la acosaba, inclusive en el aula del Poder Judicial, tras haber
irrumpido en su casa y agredido a un periodista de Telesur. Tres de ellos fueron encarcelados por unos días,
tras meterse ilegalmente en el domicilio de Simona.
Explicó que pasó casi un año sin tener contacto con sus
hijos, secuestrados por los apocalípticos de Xul (como se publicó en un
cuadernillo en 2014, con una amplia investigación realizada entre México e
Italia) sin que le permitieran verlos.
RECUPERA A SUS HIJOS
Novelli denunció también “torturas” por parte de los miembros de la secta,
pues la amarraron a una silla –según dijo– y señaló las maniobras para intentar
hacerla pasar como loca por su marido, quien aún milita en la organización.
Tras estas denuncias, Simona obtuvo la custodia de sus hijos en el
juzgado primero de oralidad familiar en Mérida el pasado 28 de abril, en un
sorprendente giro del caso de sustracción de menores llevado a cabo por la
secta de Xul. Debido seguramente a la presión mediática del caso, y a que
involucra extranjeros, la juez dio la custodia a la madre, quien por fin
recuperó a sus hijos (de dos y tres años) ese mismo día.
La juez analizó el caso y se
apegó a derecho estrictamente, según explicó su abogada, Dariana Quintal
Narváez, experta en la materia, y quien ha llevado varios casos similares. Una
de las causales por las que se determinó el cambio de custodia fue que el
marido incumplió en presentar a los niños al Secofay, señaló Quintal a las
puertas del mismo tribunal.
De acuerdo al mismo Código
Familiar, cuando hay un incumplimiento a un mandato judicial, automáticamente
se debe revocar la custodia al padre que en ese momento tenga la custodia
provisional, explicó Quintal Narváez. Pero no todo termina aquí. Según nos dijo
Simona, fue amenazada por su todavía marido, de quien ahora buscará la
separación. Es decir, para ellos, el caso no estaba concluido.
UNA SECTA ENTRE ITALIA Y MÉXICO
Según la investigación
realizada en Italia, Carolina Zalce obtuvo el 23 de junio de 1989 un acta
pública para operar El Centro en el idílico lago italiano de Bracciano. El 12
de junio de 1992, las autoridades de ese país aprobaron su constitución como
asociación y ente moral, con un decreto del Ministero dell’Interno (equivalente
a la Secretaría de Gobernación). Sin embargo, en 1998, el mismo Ministero dio a
conocer una lista de las sectas
consideradas peligrosas que operaban en Italia; entre éstas se encontraba la
organización fundada por Zalce, quien puso pies en polvorosa y regresó a
México tras saber que había sido acusada
de fraude y plagio.
Zalce se instaló primero en
Veracruz, donde fundó un centro (llamado Hotel Casa Azul, ubicado en las
inmediaciones del río Kilate) y siguió operando desde México para enrolar
italianos y llevarlos al país a través de un discurso sincrético y esotérico. Posteriormente puso los ojos
en Yucatán y en 2008, tras “adquirir” el
terreno en Xul (que significa, precisamente Fin del Mundo) en medio de un
litigio en el que fue acusada de ocuparlo de forma ilegal, comenzó a erigir la nueva comunidad
propalando el bulo del inminente fin de la humanidad para el año 2012.
Hasta ahora, ni la dirección
de Asuntos Religiosos del gobierno del estado ni la delegación de la Secretaría
de Gobernación han puesto atención a la secta de Xul. Pero como dice Simona: “Tengo miedo, fui torturada en
el nombre de Dios”.
En InfoRIES ya
publicamos en el año 2010 una noticia precisamente sobre este grupo, con el
título “Construyen en México la ‘Ciudad del fin del mundo’”.
Secretaría RIES
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