Entre otras muchas
cosas, algo que ha llamado la atención en torno a la muerte del dictador cubano
es que, después de nueve días de luto nacional, las cenizas del nonagenario Fidel Castro serán depositadas en el
cementerio de Santa Ifigenia (Santiago de Cuba), curiosamente un 4 de diciembre, que es una fecha
que jamás ha pasado inadvertida para los cubanos, dondequiera que se
encuentren.
Es el día en que los cubanos
católicos celebran su culto por Santa Bárbara de Nicomedia, una virgen y mártir
cristiana del siglo III decapitada por su propio padre, y más conocida como
Santa Bárbara, tal como informa Telemundo.
Sin embargo, ese mismo día no
pocos cubanos celebran en paralelo la fiesta en honor de la intensa figura de
la religión conocida como Santería: Shangó,
el orisha
guerrero de los truenos, los rayos, la justicia, la virilidad, la danza
y el fuego.
Con una extensa tradición
religiosa –que la Revolución de Fidel Castro se ocupó de reprimir durante los
primeros veinte años del proceso–, en Cuba se produce de manera natural, como
en muy pocos países del mundo, una
singular simbiosis entre la imaginería del catolicismo y los cultos yorubas
traídos durante dos siglos por los esclavos provenientes del África.
De esa manera, el calendario religioso cubano celebra en una misma fecha
a un santo cristiano con una deidad del panteón yoruba. Si bien la Revolución
Cubana, atea y materialista, se caracterizó por el rechazo y hasta la represión
contra todo culto religioso, es sabido que, de una manera u otra, sus figuras
más prominentes dieron indicios de simpatías e incluso de gestos de fe.
La fecha escogida para el
entierro daría cuenta, según algunos, de la faceta más religiosa de Castro,
educado por los jesuitas. Aunque
durante décadas su gobierno prohibió de facto el culto cristiano, fue mucho más
tolerante con las expresiones populares de la religión afrocubana o santería.
“EL RETORNO DE LOS BRUJOS”
Es común la asociación de la
importante figura política cubana con el mundo de lo oculto. Otros medios se
han hecho eco de esto, como los comentarios que ha publicado la BBC. “Siempre hubo un lado esotérico
en Fidel, alimentado naturalmente por la santería afrocubana”, escribió Georgie Anne Geyer en su libro Guerrilla Prince: the untold story of Fidel Castro.
Se cita con frecuencia un
episodio ocurrido cuando, ganada la revolución, Castro se dirigió a las masas
en enero de 1959. En una de las partes más apasionadas de su discurso, una
paloma se posó en su hombro. El incidente fue interpretado como una señal de que era “el elegido”.
Algunos –como Georgie Anne
Greyer– asocian su sobrenombre de “Caballo” a
una dimensión de la santería: “el sacerdote de la santería es conocido como
el ‘caballo’ de los santos y durante la iniciación en santería, se cree
que los santos toman posesión de sus iniciados montándolos”.
En el diario digital El
Imparcial, el conocido periodista y escritor español Luis María Anson
afirma en un artículo de opinión que “en los
altares de la macumba en Brasil, del vudú en Haiti, del winti en Guayana, de la
santería en Cuba, yo he visto la imagen
expuesta de Fidel Castro. Los ritos pagano-cristianos que impregnan las
creencias de infinidad de iberoamericanos rindieron culto religioso desde los años 60 al hombre que regía los
destinos de Cuba”. Anson
cuenta que en una ocasión Octavio Paz le dijo de Castro que, más que un
dictador vulgar, “representa
el retorno de los brujos”.
Secretaría RIES
No hay comentarios:
Publicar un comentario