Oraciones para cada
día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los
días previos a la festividad (15 al 23 de septiembre).
Por: n/a | Fuente: devocionario.com
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Por la señal de la Santa
Cruz...
Señor mío, Jesucristo...
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Virgen María, Reina de los Ángeles,
Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en gracia, a quien
rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del cielo. A Ti me
acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la tierra declarando
que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu piedad con este humilde
devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo de los
afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a ti, como
esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y Madre mía,
para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y deseo, si es
del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios Padre, en
unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén
Rezar a continuación la
oración del día que corresponda:
DÍA
PRIMERO
Señor, Dios Omnipotente y Misericordioso, que
así para librar a tu pueblo escogido de la esclavitud de Egipto hablaste a
Moisés en el monte Horeb, desde una zarza que ardía sin consumirse, así mismo
hablaste en Barcelona al Patriarca San Pedro Nolasco para que rescatase a los
cautivos cristianos, siendo la mensajera tu Santísima Madre, la Virgen María,
que bajó del cielo y desde el primer instante de su vida fue como zarza
milagrosa, pues jamás la tocó la llama de la culpa, ni perdió la hermosura de
la gracia, ni su original pureza; te ruego que por la intercesión de la misma
Santísima Madre tuya, no se abrase mi cuerpo en las llamas de la impureza, ni
se manche mi alma con el pecado de la sensualidad, para que, a imitación de
esta celestial Señora, exhale mi corazón fragancias de pureza.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
SEGUNDO
Rey soberano, Padre de Misericordia y Dios de
todo consuelo, que con la virtud de la vara de Moisés diste a conocer al Faraón
la eficacia de tu Divino Poder, pues con ella fue quebrantada la dureza de
aquel perverso corazón y consiguió la libertad tu pueblo escogido; humildemente
te rogamos, por la intercesión de la virgen Santísima de la Merced, refrenes
mis pasiones y ablandes la dureza de mi pobre corazón, para que, logrando con
tu gracia quebrantar las cadenas de mis culpas, me vea libre de la esclavitud
del pecado; y concediéndome la merced de tu caridad y justicia, me des también
el don de la perseverancia final, para merecer y lograr la gloria eterna. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
TERCERO
Poderosísimo Señor y Padre compasivo que después
de librarlos del cautiverio, diste a los israelitas una columna de esperanza y
consuelo, pues durante el día, en forma de nube los defendía de los rayos y
ardores del sol, y por la noche, en figura de fuego, les iluminaba para
librarlos de todo riesgo y peligro; humildemente te suplico por mediación de María
Santísima de la Merced, que consigamos vernos libres de los rigores de tu
justicia y merezcamos, por tu piedad, el fuego del divino amor que abrase
siempre nuestros corazones y sirva de luz que disipe las sombras de nuestra
ignorancia para que no perdamos nunca el camino del cielo. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
CUARTO
¡Dulcísimo Jesús, Dios infinito, hijo Unigénito
de María!; pues manifestaste a los hombres que te es agradable el título de la
Merced con que veneramos a tu Santísima Madre: haz, Señor, que experimentemos
el Poder de este celestial nombre y singular devoción, y que la Reina del cielo
y tierra nos defienda del enemigo infernal y de todas sus asechanzas y tentaciones,
para que acertemos a servirte en esta vida y después podamos cantarte himnos de
alabanza por toda la eternidad. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
QUINTO
Clementísimo Señor, Padre amoroso y benignísimo
creador nuestro, somos pecadores y por ellos merecedores de castigo en este
mundo y en el otro, más por tu infinita misericordia, nos concedes un refugio
seguro en la protección de tu Santísima Madre; continúa derramando sobre
cuantos la veneramos como a Madre de Merced y Misericordia tus divinas
bendiciones, para que, libres de los peligros de este mundo, lleguemos con su
protección, al Puerto seguro de la Gloria. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
SEXTO
Señor, Dios de la Misericordia, que por medio de
la reina Esther libraste a los israelitas de la sentencia de muerte dictada por
Asuero; te rogamos, piadoso dueño de nuestras almas, que por la intercesión de
la Santísima Virgen María de la Merced, nos libres de la muerte del pecado,
concediéndonos la libertad de los Hijos de Dios y vivir en gracia hasta que
podamos gozar eternamente en la gloria. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
SÉPTIMO
Eterno y Omnipotente Dios, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, que coronaste a la Santísima Virgen María de estrellas y la
vestiste de Gloria y Majestad, dándole poder contra todos nuestro enemigos; te
suplicamos con la mayor confianza, nos otorgues el favor de considerarnos como
devotos y esclavos de tan esclarecida Señora, pues la invocamos como Madre de
la Merced y Misericordia, para que así nos veamos libres de las asechanzas del
enemigo infernal ahora y en la hora de nuestra muerte y podamos conseguir la
Gloria eterna. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
OCTAVO
Amantísimo Dios y piadoso Señor, que para librar
del castigo de la muerte a tu siervo Nabal, dispusiste que bajara del monte la
prudente Abigail, para postrarse ante el Rey David; te suplicamos rendidamente
que por los ruegos de la hermosísima y prudente Virgen María de la Merced, tu
Madre, que bajó del monte de la gloria a la ciudad de Barcelona para dar
consuelo a todos los afligidos y libertad a los cautivos cristianos, nos libres
de todo peligro de cuerpo y alma y nos concedas entrada segura en la gloria
celestial. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
DÍA
NOVENO
Dios y Señor de todo el Universo, que
compadecido de nuestras miserias te dignaste bajar a redimirnos de la
esclavitud del pecado haciéndote hombre en las purísimas entrañas de María; te
rogamos por ese infinito amor tuyo, que pues elegiste a la Virgen Madre tan
pura y tan misericordiosa, hagas que ella derrame sobre todos tus devotos la
lluvia de sus bondades, para que mereciendo subir pro la senda de las virtudes,
logremos, por la intercesión de la virgen María de la Merced, gozar de la
Bienaventuranza Eterna, adorándote en tus moradas celestiales, donde vives y
reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los
siglos. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Salutaciones. Yo te venero con todo el corazón,
Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso,
como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios
te salve, María...
Yo te venero con todo el corazón, Virgen
Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como
Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve,
María...
Yo te venero con todo el corazón, Virgen
Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como
Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos,
pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias
que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María...
Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María de la Merced!
¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la solicitud tan
maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué alabanzas podrá
tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre mía?
Dígnate aceptar nuestras plegarias que con todo
fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores que hemos
recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus
beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus
hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos
el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos
merecido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consigamos la dicha
eterna.
Recibe nuestras ofrendas, accede a nuestras
súplicas, disculpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de los
pecadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros
pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen
excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles,
consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los
Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que experimenten tu
protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción y confianza.
Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden a tus
plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar por
todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus
entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
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